Principal |
Asia :: 19/09/2025

Nepal: el agotamiento de un proceso democrático revolucionario

Sankha Subhra Biswas
Hoy Nepal se encuentra en una coyuntura crucial. La incapacidad de la guerrilla maoísta para consolidar las aspiraciones de la revolución de 2008 ha creado un vacío que aprovechan los monáquicos

Desde 2022, una ola de movimientos sociales que se originó en Sri Lanka se ha extendido por el sur de Asia. En Bangladesh, el movimiento anti-cuota provocó protestas generalizadas en 2024, lo que llevó al gobierno de la jequesa Hasina a responder con una severa represión. En respuesta, individuos de diversos orígenes salieron a la calle. A medida que los llamamientos a un levantamiento contra el gobierno se intensificaron, Hasina se vio obligada a huir del país, a pesar de sus esfuerzos por reprimir el movimiento popular.

Esta ola de protestas ha llegado ahora al vecino Nepal. Políticamente, las facciones de izquierda y derecha han ofrecido diferentes interpretaciones de la situación. Sin embargo, ambas partes atribuyen el movimiento masivo en Nepal a la influencia del imperialismo estadounidense. Si bien actualmente no hay evidencia concreta de la participación directa de los EEUU, sería prematuro descartarla.

Pero podemos afirmar razonablemente que las conspiraciones imperialistas no son la única causa del levantamiento de Nepal. Más bien, fue impulsado por el creciente descontento entre los nepaleses comunes y corrientes, que ha estado creciendo durante casi dos décadas debido a las maniobras políticas a su costa. La reciente prohibición de las redes sociales sirvió como catalizador. Al igual que las protestas de cuotas en Bangladesh, que reflejaron una profunda insatisfacción pública, el acto antidemocrático de cerrar las redes sociales en Nepal puede haber sido la gota que colmó el vaso y derrocó a un régimen antipopular.

Después de décadas de lucha sangrienta, el establecimiento de la democracia en Nepal en 2008 marcó un hito histórico. En un momento en que los partidos comunistas a nivel mundial estaban experimentando reveses, la toma del poder del estado en Nepal bajo liderazgo de la guerrilla comunista encendió una esperanza renovada en la izquierda. Un levantamiento masivo y la derrota del ejército a manos de la guerrilla en Nepal derrocó efectivamente al régimen oligárquico existente, lo que llevó a altas expectativas en el gobierno recién formado.

Sin embargo, en los últimos años, los tres principales partidos políticos de Nepal, el Congreso de Nepal, el Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado) y el Centro Maoísta, han participado en un juego de sillas musicales para el poder. Este esfuerzo no resultó en una mejora significativa en la vida diaria de los ciudadanos comunes.

Antes de profundizar en este tema, es esencial revisar brevemente la historia del movimiento antimonárquico de Nepal, ya que comprender este movimiento es crucial para entender el contexto de la actual ola de protestas.

El movimiento antimonárquico en Nepal (2001-08)

En junio de 2001, tuvo lugar una trágica masacre en el palacio real de Nepal, que resultó en la muerte del rey Birendra, la reina Aishwarya, el heredero Dipendra y casi toda la familia real. Después de este evento, el rey Gyanendra Singh ascendió al trono. Sin embargo, su reinado pronto condujo al descontento público generalizado. En febrero de 2005, Gyanendra disolvió el parlamento y asumió el poder ejecutivo. Se declaró el estado de emergencia, se suprimieron los periódicos y se prohibieron efectivamente los partidos políticos.

En este contexto, los partidos políticos y los maoístas firmaron el significativo "acuerdo de 12 puntos" en Delhi en 2005, con el objetivo principal de derrocar la monarquía y establecer un marco democrático. En abril de 2006, comenzó el Movimiento Popular-2. Durante 19 días consecutivos, millones desafiaron los toques de queda y salieron a las calles, y la guerrilla atacó decenas de cuarteles y comisarías. Trabajadores, estudiantes, mujeres y campesinos participaron en este movimiento. Bajo una creciente presión, Gyanendra se vio obligado a restablecer el parlamento, marcando el inicio del declive de la monarquía.

En diciembre de 2007, el parlamento interino aprobó oficialmente una resolución para abolir la monarquía, sentando las bases para declarar Nepal una república. "Los legisladores aprobaron formalmente... abolir la monarquía centenaria y declarar una república" (Dawn) [1]. El 10 de abril de 2008 se celebraron elecciones para la Asamblea Constituyente, y el partido de la guerrilla maoísta obtuvo la mayor parte de los escaños. Después de las elecciones, anunciaron que la monarquía dejaría de existir.

Finalmente, el 28 de mayo de 2008, durante la primera reunión de la Asamblea Constituyente, se llevó a cabo una votación que puso fin oficialmente a la monarquía de Nepal. 560 diputados votaron a favor, mientras que solo cuatro se opusieron. En consecuencia, Nepal fue declarada República Democrática Federal. El mismo día, la bandera real fue arriada del Palacio Narayanhiti, y se hizo la bandera nacional; el palacio se convirtió posteriormente en un museo.

Los gobiernos comunistas posteriores a 2008 y sus controversias

Con Nepal convertida en una república democrática federal, muchos esperaban que un gobierno estable y progresista pudiera hacer avanzar al país. Sin embargo, los gobiernos liderados por los comunistas de Nepal se han enfrentado a acusaciones falsas y trabas de la derecha, inestabilidad y fragmentación, lo que ha resultado en aspiraciones incumplidas entre la población. Desde el principio, los conflictos internos dentro de los partidos comunistas fueron evidentes.

El partido que surgió de la masiva rebelión armada maoísta había prometido redactar una nueva constitución al alcanzar el poder; sin embargo, en la práctica, utilizaron el parlamento y el gobierno para consolidar su autoridad. La derecha arreció sus acusaciones de corrupción, nepotismo y control excesivo sobre el aparato estatal contra el liderazgo maoísta. Los maoístas, que no tenían experiencia de gobierno, retrasaron constantemente el proceso de redacción de la constitución, creando conflictos continuos en el parlamento con respecto al equilibrio de poder, lo que finalmente fomentó una creciente sensación de incertidumbre entre la gente.

Otra corriente política poderosa en Nepal son los marxistas-leninistas unificados, o PCN (UML). A veces se aliaban con los maoístas; a veces se oponían a ellos. En 2018, ocurrió un evento importante cuando el PCN (UML) [2] y el Centro Maoísta se unieron para formar el Partido Comunista de Nepal. El entonces primer ministro K. P. Sharma Oli y el exlíder maoísta Prachanda [3] llegaron al poder con un liderazgo conjunto. Muchas personas creían que esta unidad conduciría a una estabilidad a largo plazo. Pero las tensiones internas pronto se hicieron evidentes. Oli fue nuevamente acusado por la derecha de tratar de monopolizar el poder, debilitar las instituciones constitucionales y utilizar el poder judicial y la oficina del presidente para sus propios intereses. También fue acusado de pasar por alto al parlamento a través de decisiones ejecutivas y reprimir a los críticos.

En 2020, la crisis política alcanzó su punto máximo cuando Oli anunció abruptamente la disolución del parlamento. La derecha calificó este acto no solo como inconstitucional, sino también como descaradamente antidemocrático. Finalmente, la Corte Suprema restableció el parlamento. Durante este período tumultuoso, grandes protestas estallaron en las calles, erosionando aún más la confianza en el gobierno. La unidad del Partido Comunista de Nepal también duró poco. En 2021, el tribunal, dominado por los monárquicos, anuló ilegalmente su existencia debido a "errores de registro y conflictos internos no resueltos". En consecuencia, el Centro Maoísta y el PCN (UML) se separaron de nuevo. Esta división debilitó la política izquierdista en Nepal y disminuyó su credibilidad a los ojos del público.

Las actividades del gobierno se enfrentaron a críticas significativas de la derecha, particularmente debido a supuestos escándalos de corrupción. Se hicieron acusaciones contra el gobierno por irregularidades en grandes proyectos de desarrollo, y por proporcionar beneficios financieros a los líderes del partido y malgastar fondos públicos. Los periódicos y las ONG proocciddentales informaron constantemente de que los líderes comunistas estaban explotando los recursos estatales para consolidar su poder en lugar de abordar los desafíos que enfrentan los ciudadanos comunes. Un factor clave que contribuyó a la erosión de la confianza pública fue la evidente incompetencia y la débil gestión del gobierno durante la pandemia. Los servicios de salud inadecuados, una mala política de adquisición de vacunas y las acusaciones de corrupción en la distribución de ayuda enfurecieron a la población durante toda la COVID-19.

La derecha olió sangre. Hubo acusaciones sobre la supresión de voces disidentes. Las demandas penales contra periodistas monárquicos, las amenazas dirigidas a los líderes de las ONG y las medidas policiales contra las protestas socavaron significativamente las prácticas democráticas de Nepal. En 2019, Khem Thapaliya, editor del portal en línea Jhaljhaliya, y Sajjan Saud de Ijhjalco fueron arrestados por supuestas conexiones con un grupo comunista rebelde. Además, Deepak Pathak, miembro de la junta directiva de Radio Nepal, fue arrestado por insultar a un ex primer ministro en las redes sociales.

En marzo de 2025, durante un mitin a favor de la monarquía en Katmandú, la policía empleó la fuerza, incluidos gases lacrimógenos, balas de goma y cañones de agua, que resultaron en dos muertes. Las organizaciones de DDHH, casi todas prooccidentales, han acusado constantemente al gobierno de usar la fuerza contra manifestantes pacíficos. Además, el fracaso del gobierno para salvaguardar los derechos de los grupos étnicos minoritarios y las comunidades dalit [4] se hizo cada vez más evidente.

Otra debilidad significativa del movimiento comunista de Nepal ha sido el fraccionalismo interno. Oli, Prachanda y Madhav Nepal [5], cuando lideraron el Partido Comunista de Nepal (Socialista Unificado), una escisión posterior del PCN (UML), utilizaron el partido para reforzar su influencia. En consecuencia, hubo frecuentes cambios de gobierno. De 2008 a 2025, Nepal experimentó más de una docena de cambios, principalmente involucrando a administraciones de izquierda o lideradas por la izquierda. Sin embargo, esta inestabilidad no resultó en un desarrollo consistente o un progreso democrático para la población. En cambio, los ciudadanos comunes percibieron a los líderes comunistas como políticos absorbidos por sus luchas de poder.

Además de los conflictos internos, la política exterior de Nepal también atrajo controversia. El gobierno ha intentado repetidamente gestionar sus relaciones con la India, navegar la creciente influencia de China y abordar las presiones de los donantes internacionales. La derecha argumenta que los gobiernos comunistas a veces han capitulado a la influencia china y, en otras ocasiones, han sucumbido a la presión india, limitando así la capacidad de Nepal de tomar decisiones independientes. En consecuencia, la situación condujo a un tímido aumento del apoyo a los movimientos ultranacionalistas y a los grupos pro-monarquía.

El principal fracaso del gobierno liderado por los comunistas ha sido su incapacidad para garantizar la estabilidad política ante los ataques de la derecha, experta en politiquería. El proceso de redacción de una nueva constitución se prolongó excesivamente, la implementación de la nueva estructura provincial resultó ineficaz y la desigualdad económica no se abordó. La obvia ausencia de consenso entre los partidos políticos, junto con las luchas de poder en curso, ha aumentado la frustración pública. Muchos analistas creen que el panorama político de Nepal está atrapado en un patrón cíclico: los partidos de izquierda ascienden al poder, vacilan debido a la falta de experiencia, y posteriormente surge una nueva alianza, solo para que los mismos problemas vuelvan a surgir.

Las elecciones a la alcaldía de Katmandú de 2022

En las elecciones a la alcaldía de Katmandú de 2022, el triunfo del candidato "independiente" Balen Shah [6] desencadenó un cambio importante en el panorama político de Nepal. Durante un período prolongado, los partidos comunistas habían mantenido un fuerte control sobre la política tanto de la capital como del país. Muchos creían que el influyente papel del Partido Comunista de Nepal en las elecciones locales persistiría, incluso después de su división. Sin embargo, la victoria de Shah fue una primera señal de advertencia para el liderazgo comunista de Nepal.

Shah ganó popularidad principalmente como rapero y figura cultural "independiente", sin estar afiliado a ningún partido político. Surgió como un símbolo de protesta contra el sistema político establecido aupado por las ONG. Cuando se disputó las elecciones a la alcaldía de Katmandú, la derecha vio su candidatura como un desafío simbólico. Sin embargo, los resultados de las elecciones demostraron que los votantes no solo buscaban enviar un mensaje; lo eligieron como un medio para rechazar por completo el sistema político existente.

Los partidos comunistas no lograron mantener una plaza tan importante como Katmandú en estas elecciones. Sus candidatos no pudieron ganarse la confianza de los votantes, porque el desgaste del gobierno, las acusaciones de corrupción, las divisiones internas y las luchas de poder habían cansado a la gente. Shah aprovechó esta frustración durante su campaña. Prometió una ciudad limpia, mejores servicios y una administración responsable, lo que atrajo a los votantes.

La victoria de Shah no solo abrió nuevas puertas en el panorama político de Nepal. Es evidente que el éxito de Shah no fue simplemente un triunfo para un candidato independiente; más bien, reflejó la confianza decreciente del público en todas las fuerzas políticas establecidas. La fe en la política de izquierda, que había sido evidente durante la caída de la monarquía en 2008, comenzó a desvanecer en estas elecciones. La derrota del candidato comunista en una ciudad estratégicamente significativa como Katmandú sirvió como una clara indicación de sus debilidades organizativas.

Después de 2022, el panorama político y social de Nepal se volvió gradualmente más complejo. En los años siguientes, el gobierno central continuó revolcándose en el marasmo de la vieja política en lugar de escuchar este mensaje. Como resultado de los fracasos administrativos, la falta de medios de información afines y la inestabilidad política, el sistema de gobernanza de Nepal cayó en una profunda crisis.

A pesar de toda la oposición monárquica y de los empresarios, en el año fiscal 2022-23, el desempleo general se situó en el 12,6 %, frente al 11,4 % en 2017-18 (CESLAM). Una subida muy pequeña.

Pero la desigualdad económica ha seguido aumentando, con una brecha creciente entre las zonas urbanas y rurales. En el año fiscal 2022-23, la tasa de pobreza para aquellos que viven por debajo del umbral del coste de vida fue del 18,34 % en las áreas urbanas, en comparación con el 24,66 % en las zonas rurales (Asia News Network). La élite urbana capitalista ha monopolizado la mayor parte de la riqueza y los beneficios, dejando a las poblaciones rurales marginadas. El sector agrícola ha entrado en crisis, lo que ha llevado a una disminución de la productividad.

Muchos jóvenes han tratado de emigrar debido a la falta de oportunidades de empleo en el país. Aunque las remesas de los trabajadores migrantes han mantenido la economía a flote hasta cierto punto, no han logrado reducir la desigualdad económica interna. Según los datos del Banco Mundial, el 20% de la población de Nepal vive por debajo del umbral de pobreza. El mismo informe señala que los ingresos del 10% más rico del país son más de tres veces los del 40% más pobres. Esto destaca la brecha sustancial de ingresos entre las clases altas y bajas.

El movimiento de protesta en curso y el escenario con el actual gobierno de derecha

El masivo movimiento antigubernamental actual en Nepal no surgió espontáneamente. Se desarrolló como resultado de dos décadas de ataques del empresariado, los monárquicos y las ONG a las políticas de los partidos comunistas. Independientemente de las narrativas sobre el imperialismo estadounidense que puedan circular, la realidad es que el espacio democrático en Nepal ha ido disminuyendo. Durante un período prolongado los medios de derecha, el fracaso en la descentralización del poder y el establecimiento de un sistema burocrático han fomentado un clima en el que el poder se percibe como fuerza, lo que hace inevitable el colapso del sistema.

Si bien la derecha puede inventar varios cuentos para sugerir una conspiración del gobierno comunista con China, es desalentador presenciar cómo la izquierda pasa por alto la conciencia política de la clase trabajadora. Es innegable que, en nombre de establecer la democracia y la paz, EEUU ha llevado a cabo invasiones imperialistas en numerosos países, incluyendo Asia Central, Afganistán, Libia, Siria e Irak. Es deber de la izquierda solidarizarse con el pueblo de estas naciones, priorizando el internacionalismo.

Las exigencias de alimentos y democracia no son mutuamente excluyentes; más bien, cuando la izquierda alcanza el poder, una de sus principales responsabilidades, junto con abordar la desigualdad y el desempleo, es democratizar el sistema de gobernanza para garantizar que las voces de los más marginados sean escuchadas dentro de la administración estatal. Si se producen intentos de centralizar el poder social a través del establecimiento de una clase burocrática, es inevitable una rebelión popular. Los resultados de tal rebelión probablemente serán rentabilizados por las fuerzas de derecha.

En el caso de Nepal, una indicación positiva es la presencia de varias fuerzas izquierdistas que participan activamente en las calles y lideran sectores de este movimiento. Si son capaces de mantener el liderazgo, podrán desafiar a la derecha y lograr la victoria. Además, partidos como el Congreso de Nepal han rechazado la propuesta de establecer bases militares estadounidenses. Sigue siendo incierto hasta que punto EEUU puede aprovechar este movimiento para mantener su influencia en Asia.

Es evidente que el sistema político de Nepal, junto con la sucesión de gobiernos izquierdistas, en los últimos años no ha cumplido con las expectativas de las masas trabajadoras. La promesa de reforma que comenzó después de la caída de la monarquía se ha convertido en un patrón de imprevisibilidad, conflictos interpartidistas e insatisfacción generalizada. Este fracaso ha erosionado la credibilidad de los líderes políticos, permitiendo que los movimientos sociales emergentes y las organizaciones autónomas desafíen el dominio de las principales entidades políticas.

Si bien es probable que se consiga restablecer alguna forma de estabilidad política, la pregunta no resuelta sigue siendo: ¿puede la izquierda recuperar su apoyo? Históricamente, cuando los períodos revolucionarios se agotan, cuando no van más allá de reformas para lograr un cambio social más profundo, pueden tener repercusiones significativas para la clase trabajadora y los desfavorecidos. En consecuencia, tales resultados a menudo conducen no solo a la decepción, sino al surgimiento de alternativas reaccionarias, un declive de las fuerzas progresistas y un debilitamiento de los espacios democráticos que la revolución buscaba crear.

Hoy en día, Nepal se encuentra en una coyuntura crucial. La incapacidad de la izquierda para consolidar sus logros y transformar las aspiraciones de la revolución en estructuras sostenibles de democracia y justicia social ha creado un vacío precario. Si las fuerzas monárquicas autocráticas y corruptas llenan este vacío, los objetivos originales de la revolución republicana de 2008 pueden enfrentarse a serios bloqueos y compromisos. La cuestión apremiante no es si la estabilidad volverá, es muy probable que lo haga, sino bajo qué liderazgo se manifestará y qué forma tomará esa estabilidad.

Para la izquierda, los desafíos son sustanciales. Para recuperar su credibilidad, debe establecer un marco organizativo integrado y someterse a una verdadera transformación con rendición de cuentas, la inclusión y un verdadero proceso democrático. Sin ese cambio, la importancia histórica de la revolución corre el riesgo de ser recordada como una oportunidad perdida que fomentó un resentimiento duradero entre aquellos a los que quería empoderar.

----

Notas

[1] Dawn, principal periódico de Pakistán

[2] Partido Comunista de Nepal (Marxista-Leninista Unificado)

[3] Pushpa Kamal Dahal, líder del Partido Comunista de Nepal (Centro Maoísta), más conocido por su nombre de guerra "Prachanda"

[4] Comunidades históricamente discriminadas en el sistema de castas, anteriormente conocido como "intocables"

[5] Madhav Kumar Nepal, líder político nepalí que dirigió el Partido Comunista de Nepal (Socialista Unificado)

[6] Balendra Shah, rapero e ingeniero de estructuras convertido en político.

[7] Centro para el Estudio del Trabajo y la Movilidad

links.org.au / La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dH2F