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Mundo :: 02/08/2012

Las crisis del capitalismo mundial

César Villalona
Si el dólar no es aceptado en las principales economías del mundo, EEUU no podrá seguir importando con dinero impreso sin respaldo en la producción

Desde hace algunos años el capitalismo mundial atraviesa por una crisis integral. Por razones de espacio, en este artículo solo hablaremos de la crisis de sobreproducción, la de hegemonía y la ecológica.

La crisis de de sobreproducción

En el año 2008, Estados Unidos fue el epicentro de una crisis que se trasladó, con algunas excepciones y con mayor o menor intensidad, al resto del mundo. Dicha crisis tenía como antecedente la sobreproducción acumulada en los años 2000-2001, que le ocasionó a las empresas una pérdida promedio de 4% en el año 2000 y de 6% en el 2001.[1]

La sobreproducción se debe a la concentración del ingreso y la riqueza en una minoría de la población. “La parte superior del 1% de los estadounidenses recibe casi una cuarta parte de la renta de la nación cada año. Si hablamos de riqueza en vez de renta, el 1% de la población detenta el 40% (…) Hace veinticinco años, las cifras correspondientes fueron del 12% y el 33% (…) Mientras que el 1% ha visto cómo su ingreso aumenta en un 18% en la última década, la clase media ha visto disminuir sus ingresos” [2].

Para enfrentar la sobreproducción, en los años 2003 y el 2004 la Reserva Federal estimuló el consumo mediante la reducción de la tasa de interés hasta 1%. Mucha gente se endeudó para adquirir viviendas, incluyendo personas con baja solvencia económica. A su vez, las invasiones a Afganistán e Iraq elevaron el gasto público y ampliaron la demanda interna que necesitaban las empresas para vender sus mercancías.

Ambas acciones (recorte de intereses y guerra en Asia) repusieron la tasa de ganancia de la burguesía, que llegó a 15.5% en el 2002 y se elevó a 24% en el 2004[3]. Muchos de los bancos que hicieron los préstamos no quisieron tener riesgos y les vendieron bonos de esa deuda a otros bancos más poderosos y a fondos de inversión de otros países, los que a su vez colocaron dichos bonos a altos intereses en los mercados de capitales mundiales y se ganaron una millonada.

Pero el ciclo expansivo no duró mucho. Como el aumento del crédito amplió la cantidad de dinero en circulación y disparó la inflación, la Reserva Federal dio marcha atrás y elevó la tasa de interés para frenar el crédito y el dinero circulante. Esa medida afectó a las personas que habían recibido créditos, quienes de pronto se vieron con una deuda que no podían pagar. Para septiembre de 2007 la tasa de interés era de 5.25%[4] y cada hogar debía, en promedio, el 120% de su ingreso anual, el 75% en vivienda y el resto en otros bienes[5]. Alrededor de un millón de familias perdieron sus casas debido a que los bancos las embargaron y otras cinco millones de familias no podían pagar los créditos. Quebraron muchas empresas constructoras y bancos importantes del país. En los años 2005 y 2006 la tasa de ganancia disminuyó y en el 2007 las empresas tuvieron pérdidas[6].

La crisis desatada en Estados Unidos se trasladó al resto del mundo. En Europa, Japón y otras naciones altamente industrializadas quebraron bancos que adquirieron títulos de deuda en Estados Unidos y que les prestaron a bancos de ese país que hoy están arruinados o en procesos de reestructuración. Además, como Estados Unidos es el país que más compra en el mundo, al bajar su consumo descendieron sus importaciones, sobre todo de los países más vinculados a su mercado, como México, Japón, China, los de Centroamérica y otros.

En general, el comercio mundial se contrajo y muchas empresas exportadoras e importadoras redujeron sus operaciones y despidieron personal. En el año 2009, las exportaciones e importaciones mundiales de bienes disminuyeron 23% y 24%, respectivamente[7]. Ese año Europa redujo sus importaciones de bienes en 1,691 billones de dólares, Estados Unidos las redujo en 562,000 millones, Japón en 211,000 millones y China en 127,000 millones. Al disminuir las ventas, bajaron las ganancias de las grandes empresas, muchas de las cuales incluso tuvieron pérdidas. En el 2009, la inversión se redujo y el PIB mundial cayó 2.3%[8].

La quiebra de instituciones financieras provocó una disminución del crédito a la economía norteamericana y a las de Europa. Además, la baja del consumo (debido al desempleo y a la merma de los ingresos) desplomó las ventas de muchas empresas que comenzaron a afrontar una nueva crisis de sobreproducción, no porque aumentaran su producción, sino porque se les redujo la demanda. Empresas de vehículos, comercios y otros grandes negocios bajaron sus ventas. Muchas de ellas tuvieron pérdidas y otras quebraron. El resultado más duro de la crisis, como siempre, es el desempleo y la miseria de la población.

Aunque los gobiernos de las principales economías capitalistas han invertido mucho dinero para salvar a los bancos y demás empresas arruinadas, la crisis no termina. Es cierto que en el 2010 el comercio mundial creció 13.8%[9] y las grandes economía comenzaron a elevar su producción, pero los desequilibrios financieros, sobre todo la elevada deuda y los excesivos déficits fiscales, se mantienen en Estados Unidos y en algunas naciones de Europa. Además, en el 2011 el comercio mundial solo creció 5% y para el 2012 se estima que apenas crecerá 3.7%[10].

La crisis de hegemonía

Estados Unidos retrocede en la competencia mundial y su moneda se debilita. En el año 1945 la economía norteamericana aportaba el 50% del PIB mundial, en el año 2000 aportaba el 31%[11] y en el 2011 aportó el 21.1%. El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que en los años 2012 y 2013 la economía mundial crecerá 3.5% y 4.1%, respectivamente, y la economía de Estados Unidos crecerá 2.1% y 2.4%[12]. Eso significa que el PIB de Estados Unidos disminuirá como porcentaje del PIB mundial.

Junto al descenso de la economía de Estados Unidos se verifica una expansión extraordinaria de las economías de Brasil, Rusia, la India y China, que junto a Sudáfrica integran el grupo llamado BRICS, nombre conformado por las iniciales de cada uno de esos países. En el 2011 el BRICS aportó el 19.8 % del PIB mundial, poco menos que Estados Unidos pero más que la Eurozona.

En año 2012, el PIB del BRICS podría superar al de Estados Unidos, pues las economías que lo integran crecerán más que la economía norteamericana. La proyección del FMI indica que el PIB de Brasil crecerá 3%, el de Rusia 4%, el de la India 6.9% el de China 8.2% y el de Sudáfrica 2.7%. Como veremos más adelante, los países del BRICS planean crear una moneda supranacional.

Muchos países se deshacen del dólar en su comercio (Argentina y Brasil, Argentina y China, Brasil y China, Japón y China, los países de la ALBA etc.). Si el dólar no es aceptado en las principales economías del mundo, Estados Unidos no podrá seguir importando con dinero impreso sin respaldo en la producción y tendrá que reducir mucho sus compras externas, lo que afectaría mucho su aparato productivo, que depende del exterior para obtener el 65% del petróleo que consume (si usa las reservas se les acaban en pocos años) y muchas máquinas y materias primas. La economía norteamericana también importa muchos alimentos baratos. A esto hay que agregarle el peligro que implica para Estados Unidos la escasez de los recursos estratégicos (petróleo, gas y agua), que se encuentran sobre todo en Asia y Suramérica.

Por otra parte, la expansión económica de China, Rusia y la India, significa al mismo tiempo la expansión de Suramérica. Las naciones de Asia (en menor medida Rusia) necesitan las materias primas que abundan en Suramérica, como el petróleo, litio, cobre, plata, estaño, níkel, cobalto, bauxita, antimonio, titanio y otras, pues sus economías no disponen de esos recursos en las cantidades que requieren. Solo China está consumiendo alrededor del 15% del petróleo y el 40% del aluminio, cobre, plomo, níquel, estaño y zinc del mundo[13]. Las industrias de Europa y Estados Unidos también necesitan esas materias primas, pero sus posibilidades de penetrar en Suramérica son menores, porque atraviesan por una fuerte crisis económica y porque los gobiernos progresistas y de izquierda de esa región están ampliando sus lazos con Asia, sobre todo con China. De manera que el crecimiento de las economías de Asia, que en pocos años dejarán atrás a las europeas (ya China lo hizo) y se acercarán a la de Estados Unidos, supone una mayor demanda de los minerales que abundan en Suramérica.

Europa y estados Unidos están en decadencia. Un mundo nuevo se abre paso, conformado por los bloques asiático y suramericano. El BRICS es su expresión política y económica.

Para frenar su declive, el gobierno de Estados Unidos, instrumento de los grupos de poder económico y militar de ese país, diseñó varias estrategias para los países árabes, del Medio Oriente y de América Latina, donde hay grandes mercados y abundan los hidrocarburos, el agua y la biodiversidad. Los principales planes fueron el ataque a Afganistán e Iraq (y el posterior ataque a Irán y a otras naciones del medio oriente), la imposición del ALCA y del Plan Puebla Panamá y la militarización en América Latina, que incluye el Plan Colombia y el ahora “Plan Mérida”, que va desde México hasta Colombia, atravesando el istmo centroamericano. Con esos planes resolvía todos sus problemas: acceso a mercados, control de las materias primas energéticas y del agua, reducción del déficit comercial y del progresivo endeudamiento externo, afianzamiento como primera potencia económica y mantenimiento del dólar como moneda mundial.

Pero en ocho años, Bush se fue con derrotas en Asia, sin ALCA y sin Plan Puebla y dejó un mapa político en Latinoamérica adverso a los intereses de Estados Unidos, con nuevos gobiernos revolucionarios y progresistas en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Nicaragua. El gobierno de Venezuela le abrió paso a la ALBA, en respuesta al ALCA, que comenzó con dos países y hoy integra a nueve. Se creó UNASUR, que diseña un nuevo esquema de integración en el Sur, incluyendo una alianza militar. Y se creó el Banco del Sur, que debilitará el poder del FMI y del BM, bajo dominio de Estados Unidos.

En un intento por recuperar su hegemonía, el actual gobierno norteamericano instaló otras siete bases militares en Colombia, derrocó a los presidentes Manuel Zelaya, de Honduras, y Fernando Lugo, de Paraguay, tiene 46 buques de guerra y 10,000 efectivos militares en Costa Rica, sigue agrediendo a Venezuela (sanciones a PDVSA, violación el espacio aéreo de ese país y otras acciones), ataca a Libia, amenaza a Irán y a Corea del Norte y presiona a China para que revalúe su moneda.

El mundo es cada vez más multipolar: China es un poder mundial, la Unión Europea tiene tanto peso económico como Estados Unidos, Rusia, la India y Suramérica emergen como nuevos poderes. Ese cuadro imperial de retroceso económico, dependencia de la energía y el agua y pérdida de hegemonía política, generará más tensión internacional. El país imperialista dominante no caerá de forma insensible. Habrá más lucha política, más guerras comerciales y más conflictos en general.

Obviamente, en el mundo no hay un solo camino. Estados Unidos puede ser desplazado como principal potencia mundial pero también puede impedir su caída si logra sus propósitos en Asia y si socava a los gobiernos de Suramérica y les impone un determinado esquema de integración, mediante el cual controla sus mercados y sus recursos estratégicos. Pero si su actual contraofensiva es derrotada, no podrá impedir su caída. Y como Europa no se perfila como el nuevo centro hegemónico, la tendencia a un mundo multipolar, con el fortalecimiento de los países del BRICS y de Suramérica, abre espacios para el avance de la izquierda mundial.

La crisis ecológica

La sociedad capitalista se basa en la ganancia creciente de la burguesía a través de la acumulación de capital, lo que implica un productivismo continuo que genere beneficios, no importa si el mismo desequilibra la biodiversidad del planeta y arrasa los ecosistemas. El capital opera con ciclos cortos que elevan la ganancia y dilapidan la energía. Y la naturaleza funciona con ciclos largos que regeneran la vida y conservan la energía. En esa contradicción, el capitalismo va minando las bases de su propia existencia, pues saquea la naturaleza y no le devuelve nada.

El 45% de los ecosistemas del planeta están afectados. De mantenerse el actual ritmo de producción, para el año 2025 los ecosistemas vitales habrán disminuido a un 30%.[14] Ello significaría menos biodiversidad, agua potable, tierras cultivables y alimentos, es decir, una significativa disminución de la capacidad sustentadora y regeneradora de la vida.

Nos encontramos ante una contradicción entre el capital y la naturaleza. Las fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalista chocan con las condiciones de producción, es decir, con la naturaleza y los seres humanos, que no podrían sobrevivir ante la destrucción de los ecosistemas. Es imposible una expansión económica continua en una biosfera finita. Pero como el capitalismo no puede cambiar su lógica fundamental de ganancia y acumulación, la vida humana no será sostenible si no surge una sociedad basada en la cooperación recíproca y la protección de la naturaleza. Por lo tanto, si el capitalismo se prolonga demasiado matará a la humanidad y terminaría liquidándose a si mismo.

3 de julio de 2012


Notas:

[1] Cálculo propio a partir del documento de Caputo Leiva, Orlando. La economía mundial a inicios del siglo XXI. Parte XII. “La crisis inmobiliaria en Estados Unidos. La eventual séptima crisis cíclica de la economía mundial.” Abril de 2008

[2]Stiglitz, Joseph http://puntsdevista.wordpress.com/2011/04/13/joseph-stiglitz-del-1-por-el-1-para-el-1/

[3] Caputo Leiva. Ibidem

[4] Freytas. Ibidem

[5] Krätke, Michael R. “Anatomía de una crisis financiera de alcance planetario”. www.rebelión.org , 5 de septiembre de 2007

[6] Caputo Leiva. Ibidem

[7] Informes del comercio mundial elaborados por la OMC en los años 2009 y 2010

[8] OMC. “Informe sobre el Comercio Mundial 2010: El comercio de recursos naturales”

[9] OMC. “Informe sobre el Comercio Mundial 2010: La OMC y los acuerdos comerciales preferenciales: de la coexistencia a la coherencia http://biblioteca.iiec.unam.mx/index2.php?option=com_content&do_pdf=1&id=12858

[10]http://www.vanguardia.com.mx/crecimientodelcomerciomundialsereduciraaunmasen2012omc-1262764.html

[11] Fondo Monetario Internacional. “World Economic Outlook Database.” Sept. 2006

[12] http://www.imf.org/external/spanish/pubs/ft/weo/2012/01/pdf/texts.pdf

[13] CEPAL. China y América Latina y el Caribe, hacia una relación económica y comercial. Marzo de 2011.

[14] Víctor Toledo, en: Calva, J.L.coord. “Sustentabilidad y desarrollo ambiental”. Porrúa-UNAM, México 2007, p.191

Camino Socialista

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dJ2D