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Nacionales E.Herria :: 31/08/2012

Hacia la organización del Pueblo Trabajador Vasco. Contra el poder burgués, poder proletario

Boltxe Kolektiboa
Boltxe hace un llamamiento a movilizarse y organizarse para salir a la calle el próximo 26 de septiembre

El 26 de septiembre está convocada una huelga general en el sur de Euskal Herria, es la segunda en los siete meses que han pasado desde que el Partido Popular ganó las elecciones legislativas por mayoría absoluta.

Han sido meses duros en los que el Gobierno español ha seguido avanzando por el camino abierto por el PSOE al cambiar la Constitución española y aprobar la «regla de oro» que obliga a las administraciones a que sus cuentas no tengan déficit, sin olvidarnos de las continuas reformas laborales. El PP ha avanzado a la carrera en ese sentido y ha ido acabando con los pocos gastos que el Estado todavía mantenía con la clase trabajadora: sanidad, educación, transporte, gastos sociales, etc. Ahora queda bien a las claras que el Estado español, como otros Estados capitalistas, no están para servir al pueblo, sino para servirse del pueblo usando una violencia extrema, de la que necesita tener el monopolio.

La economía es algo de lo que se habla mucho en los medios de comunicación, se dan muchos datos, te ahogan de datos, de manera que no se sabe muy bien qué significa toda esa información que dan. Porque lo que no hacen es un análisis de clases que explique quién la dirige y a qué intereses sirve. Los medios de comunicación dan a entender que no es posible comprender la economía y tomar decisiones que le atañen si no se es un técnico experto, planteando que la economía es similar a las ciencias positivas con leyes y dinámicas inamovibles solo interpretables por los «sacerdotes» que sepan desentrañar las verdades ocultas en las entrañas de la bolsa. Pero esconden que estas personas se mueven por su único interés, por el interés de la burguesía, lo que conlleva que todas las medidas que toman van en contra de los intereses de la clase trabajadora. Lo estamos viendo concretamente en las medidas que está tomando el gobierno español, todas, lo que se dice todas, van en contra de los y las trabajadoras, en contra de los pueblos que oprimen: la subida de gastos imprescindibles en las familias, el recorte de gastos en la educación, en la sanidad, la subida del IVA, la bajada de los sueldos, y así un larguísimo etcétera.

Todas estas medidas tomadas bajo la dirección de la gran burguesía europea (principalmente por su mayor facción, la alemana) y de obligado cumplimiento en los Estados más débiles de la Unión: Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia y otros que seguirán, se hacen para intentar salvar al capitalismo de una de sus más importantes crisis, una crisis sistémica cuya salida plantean mediante la aceleración de acumulación de capital extrayendo plusvalía directamente mediante el trabajo e indirectamente mediante las medidas tomadas.

Algunas voces se levantan planteando que es posible volver hacia un capitalismo humanista, voces que todavía no comprenden o no quieren comprender que el capitalismo ha avanzado por un camino del que no hay vuelta atrás. Porque lo que está pasando es que los Estados fuertes europeos están obligando a los Estados más débiles a aceptar «acuerdos de guerra (los memorandos)», en los que estos últimos pierden gran parte de su soberania. Y ya se sabe que si se pierde la soberanía económica, se pierde la independencia política y social. Es como si hubiera habido una guerra, la hubieran perdido una serie de estados y tuvieran que aceptar las condiciones de guerra impuestas por los vencedores. En realidad lo que se está dando es una nueva reordenación en Europa y en el mundo. La única salida es avanzar hacia delante, destruir el capitalismo y trabajar para que las clases trabajadoras se organicen y luchen por un Estado popular que tome las medidas necesarias para acabar con la explotación, la represión, y que tenga la capacidad de adoptar medidas para que el Estado esté al servicio del pueblo, y no al revés como es en la actualidad.

Para poder avanzar por ese camino hay que acabar con el amodorramiento en el que una gran parte de las clases trabajadoras se encuentran, hay que acabar con la creencia de que los derechos conquistados hace tiempo son intocables, esos derechos que ya casi no existen, porque nos los están arrebatando a marchas forzadas, hay que poner en duda el modelo de democracia burguesa y de participación institucional, hay que levantarse y luchar para reconquistar esos derechos y construir una nueva democracia que responda a los intereses de la mayoria (de los trabajadores) por encima de los intereses particulares de la burguesía, mucho mas de los de la burguesía española.

A pesar de que han intentado convencernos que las clases ya no existían, que todo el mundo tenía los mismos derechos, que todo el mundo era igual, la realidad es tozuda y está demostrando que eso es una falacia, que las clases existen, que hay una clase minoritaria, la burguesía, que explota a la clase mayoritaria, la clase trabajadora. Todos los trabajadores, todas las trabajadoras, en definitiva, todas las personas que están obligadas a vender su fuerza de trabajo «dependen» de la burguesía, de la clase que utiliza su fuerza de trabajo, sus habilidades para enriquecerse, y si ésta decide cerrar la empresa, se acabó, no podrán mantener la ilusión de ser parte de esas mal llamadas «clases medias» que podían endeudarse en hipotecas, prestamos y diversos créditos al consumo llevando a muchos y muchas a las puertas de la indigencia y la marginación.

El Estado español se está hundiendo y está arrastrando tras de sí a los pueblos que oprime. El pueblo vasco se ve obligado a estar dentro de esa vorágine que le lleva al más absoluto de los desastres.

Ante esta situación, imposible olvidarnos en estos momentos esas frases tan bonitas como aquéllas de que «los vascos deben sentirse cómodos en España». Hemos estado tan cómodos tras siglos de ocupación militar que actualmente la ruina económica de España nos arrastra a nosotros a la indigencia. Y todo gracias a una burguesía vasca que desde el principio se alió con los opresores de su pueblo.

Al menos todo esto está valiendo para demostrar que el autogobierno del País Vasco es una falacia y que a lo máximo que se ha llegado es a poder desarrollar las leyes que Madrid quiere, pero sin salirse del guión marcado por el Estado español, porque entonces aparecen jueces, policías varias, para obligarnos a volver a lo que quieren las burguesías que nos explotan y oprimen. De patética se puede calificar la actitud del Lehendakari de la CAPV, Francisco López, haciendo esfuerzos por mostrar una rebeldía de postal ante el poder de Madrid, para al final, rendir la plaza sin siquiera hacer otra cosa que hablar, como lo han hecho durante años todos los lehendakaris anteriores del PNV.

Hay mucha crisis, se obliga a desmantelar los pocos gastos sociales que todavía existen, pero los responsables políticos continúan realizando gastos que son completamente superfluos, por ejemplo el cambio de los carteles del Topo en Gipuzkoa por parte del gobierno vasco (1 millón de euros), la salida de la vuelta de España desde Iruñea (1,5 millones de euros), continuar con la construcción del TAV cuando no tiene continuación ni por Castilla, obras y gastos que son un verdadero despilfarro y que no sirven para nada, siendo con la mentalidad del ladrillo y hormigón que destruyeron la pobre estructura económica del Estado español y lastraron la vasca. Están vaciando las arcas para beneficiarse personalmente. Estos políticos profesionales, gestores de un sistema impuesto bajo el ruido de sables del postfranquismo solo están para medrar en un sistema de «beneficios» e intereses bajo la legitimación de las habituales elecciones que nos ofrecen en un espectaculo digno de algún «reality show».

Ahora que ante esta situación tan crucial para las clases trabajadoras, éstas se están manifestando en la calle, enfrentándose a la policía, una policía que, aunque se manifieste porque le bajan el sueldo junto con sus «compañeros» trabajadores, está al servicio de la defensa del capitalismo, y ataca salvajemente a los obreros, a los mineros, a todas las personas que salen a la calle en defensa de sus intereses. No creamos los cantos de sirena que quieren hacernos creer que los policías son unos trabajadores más, no, eso no es cierto, la policía (todas ellas indistintamente de su uniforme) es una de las expresiones del monopolio de la violencia por parte del Estado capitalista.

Analizando los hechos de las últimas semanas, se llega a la conclusión que ahora mismo hay tres intereses que se están enfrentando en el Estado español. Uno es el derecho de las clases trabajadoras a una vida digna, otro es el derecho de los pueblos oprimidos por el Estado español a tener su propio Estado y buscar su vía para salir de la crisis y otro es el derecho a la propiedad privada.

Los pueblos sin Estado oprimidos por el Estado español deben organizarse y luchar para cortar cualquier tipo de unión con él, esa vía ya se ha demostrado que está acabada. El pueblo vasco debe alzarse y luchar por su Estado propio. Sin Estado no tiene ninguna salida. Y está claro que el único Estado posible es un Estado popular que desarrolle el socialismo.

Para avanzar en ese camino debemos movilizarnos para la huelga general del 26 de septiembre, pero hemos de tener presente que con una huelga general, por muy exitosa que sea, no basta. Tendremos que hacer muchas más huelgas generales, muchas más movilizaciones.

Aunque planteemos en un primer momento movilizaciones por objetivos concretos como son el no aceptar las medidas económica y sociales que el Estado español quiere imponernos, sólo podremos avanzar si estos objetivos concretos van enmarcados en unos objetivos más generales, en unos objetivos que se planteen la toma del poder por parte del pueblo trabajador vasco. Esa toma del poder no se hará de la noche a la mañana, se irá haciendo a medida que avancemos en nuestra autoorganización. Las masas trabajadoras deben organizarse en las fábricas, en los sitios de trabajo, en las universidades, en los barrios, en los pueblos… por toda la geografía de Euskal Herria deben haber movimientos populares decididos a enfrentarse al Estado español y a sus servidores en Euskal Herria. Es necesario que la unión de sindicatos y movimientos populares avance en pie de igualdad.

Las mujeres debemos autoorganizarnos. Somos el principal sector de la población más castigado por la crisis mediante el terror del paro y con las reformas que nos quiere imponer tanto el Estado español como el gobierno de la CAV. En todas las luchas y revoluciones las mujeres hemos jugado un papel fundamental, sin nosotras no hay revolución, no hay poder popular, somos uno de los pilares fundamentales en la lucha contra la opresión, ¡aurrera, organicémonos y salgamos a la calle!

La anterior huelga general fue un gran éxito, la próxima debe ser todavía un éxito mayor, pero sobre todo debe servir para ser el inicio de la organización y movilización de las masas trabajadoras. No basta con que un día hagamos una gran huelga general y después todo vuelva a la normalidad en espera de otra huelga general. Así no se llegará a nada. Nuestro objetivo debe ser llegar a estar en movilización permanente, no aceptar nada que vaya en contra de nuestros intereses, demostrar nuestro poder ante ese Estado que nos oprime y construir nuestro poder popular, nuestro Estado popular. Un Estado popular para todo el territorio vasco. Esa debe ser nuestra aportación a la lucha de los pueblos oprimidos por el Estado español y por el Estado francés. Esa es la expresión de nuestra lucha internacionalista.

Boltxe hace un llamamiento a movilizarse y organizarse para salir a la calle el próximo 26 de septiembre, hace un llamamiento para estar en todas las movilizaciones que se convoquen, que todo el mundo vea la importancia de esta huelga general y salga a la calle a defender los intereses del pueblo vasco, por una Euskal Herria independiente, socialista y feminista.

Boltxe kolektiboa

30 de agosto de 2012

 

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