Principal |
EE.UU. :: 31/10/2020

Plomo para los negros de "América"

Higinio Polo
EEUU se ha ensañado siempre con la población que no responde al estereotipo de blanco, anglosajón y protestante

La revuelta contra el racismo que recorre EEUU es la muestra del hartazgo y de la desesperación de millones de negros norteamericanos.

No hacía mucho que un policía había ahogado a George Floyd en Mineápolis ("me van a matar", gemía, antes de susurrar el sobrecogedor "no puedo respirar" que fueron sus últimas palabras), cuando otro agente disparó a Jacob Blake siete veces, en Wisconsin, a quemarropa, por la espalda, ante sus tres hijos pequeños aterrorizados, y después lo esposaron en una cama de hospital, pese a haber quedado paralítico por los balazos.

A las protestas en las calles respondió la policía y Kyle Rittenhouse, un joven blanco de 17 años, hijo de la América racista del rifle, se dirigió armado a Kenosha, la ciudad donde Blake había recibido los disparos que han destrozado su vida, y mató a sangre fría a dos personas que protestaban por la represión policial. La hermana de Blake, abatida, quebrada por la pena, confesó: "No siento tristeza, sino rabia. Estoy cansada. No quiero vuestra lástima. Quiero que todo cambie ya".

EEUU se ha ensañado siempre con la población que no responde al estereotipo de blanco, anglosajón y protestante.

Exterminó a los indios, habitantes originarios de América, y los supervivientes fueron encerrados en reservas como si fueran bestias. Esclavizó a los negros durante siglos, explotó atrozmente a los chinos que llegaron para trabajar en el tendido de los ferrocarriles y trata como esclavos de plantación a los emigrantes hispanos que aseguran los cultivos. Y sigue condenando a la mayoría de los negros a los barrios miserables del país, porque el rasgo distintivo de EEUU no es la libertad ni la democracia sino la discriminación racial, la explotación y la brutalidad policial.

EEUU vive en un sistema carcelario, donde los negros son siempre sospechosos y cada año la policía detiene a casi diez millones de personas. La cuarta parte de los presos del mundo está en sus cárceles: 2.300.000 reclusos y casi el cuarenta por ciento son negros. Otros cuatro millones de ciudadanos están en libertad condicional y la policía abate a tiros a tres personas cada día, blancos y negros, aunque en proporción a la población mata a muchos más afroamericanos.

Ahora, Trump y el poder quieren convertir la protesta por la lacra de la segregación y de la explotación capitalista en un enfrentamiento racial.

Asesinado por el FBI

Miles de negros han muerto a balazos en el país, como Fred Hampton. Ni siquiera había cumplido veinte años cuando la policía empezó a seguir sus pasos, mientras el FBI emponzoñaba a los grupos que combatían la discriminación racial, saboteando sus actividades, amenazando, corrompiendo y chantajeando a muchos de sus miembros.

Todavía, en esos años sesenta, millones de negros no tenían derecho al voto en EEUU. Era la herencia de la esclavitud. El movimiento reivindicativo forzó al gobierno del presidente Johnson a aprobar la Ley de Derechos Civiles en 1964 pero la inercia de la segregación siguió imperando en las calles, los comercios y los transportes, y la policía siguió asesinando ciudadanos negros.

La Coalición Rainbow, un conglomerado de grupos que puso el acento en la lucha por los derechos civiles, en la justicia social y en poner fin a la discriminación racial, consiguió influencia en los barrios pobres de Chicago, Los Ángeles, Nueva York, Detroit y otras ciudades, y el gobierno y el FBI diseñaron un plan para destruir el movimiento.

Fred Hampton era muy joven pero ya representaba una amenaza para la América blanca del viejo capitalismo que seguía destruyendo las vidas de millones de personas. Llegó a ser vicepresidente de los Panteras Negras y anunció: "No combatiremos el capitalismo con capitalismo negro sino con socialismo. Combatiremos por una revolución internacional proletaria". Y, ante una audiencia blanca, denunció: "Quieren que creáis que yo soy vuestro enemigo y que los negros crean que vosotros sois su enemigo".

Nada detuvo al FBI. Aprobó una operación para matar a Hampton y en diciembre de 1969 un escuadrón de policías se desplegó en las sombras de la noche de Chicago y se dirigió a su apartamento. Aún no había amanecido. Hampton dormía. Allí lo asesinaron fríamente. Sólo tenía veintiún años. Fue otro aviso siniestro porque, obligados a vivir en el silencio de la discriminación y en el estruendo de la injusticia, EEUU sigue condenando a los negros a un horizonte de pólvora, plomo, brutalidad policial y cárceles abarrotadas.

www.mundoobrero.es

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dK8W