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Andalucía :: 06/07/2025

Otra vez el metal en lucha

Miguel Salas
En un momento sin grandes movilizaciones, estas huelgas del metal son una esperanza de la capacidad de lucha de la clase trabajadora. Sus resultados pueden ser un acicate para otros

Hace tres años, en junio del 2022, el sector del metal de varias provincias estalló con un importante movimiento huelguístico. Unos meses antes, en noviembre de 2021, el metal de Cádiz había abierto el camino con una dura huelga de 9 días. El proceso parece repetirse ahora.

Empezaron los de Cantabria con una huelga, seguida mayoritariamente, el 3 y el 5 de junio. En esta ocasión, la patronal prefirió un rápido acuerdo antes de enfrentarse a una huelga indefinida que pudiera emular los 21 días de huelga del 2022. Se cerró un buen convenio que fue ratificado por las asambleas de delegados y trabajadores. El acuerdo representa un aumento salarial del 3,5% en 2025 y el IPC + 0,7% para 2026, 2027 y 2028. No se toca el plus de distancia. Se mejora la paga de vacaciones. La retribución de las horas de nocturnidad se incrementa en un 5%. Se amplía el seguro de 18.000 a 24.000 EUR y se reconoce la enfermedad profesional como accidente laboral.

En Cartagena el movimiento empezó el martes 17 de junio con una huelga indefinido. ¡Y ahí siguen paralizando la actividad de la industria auxiliar! Luchan contra los bajos salarios - hacemos submarinos por 1.000 EUR, se expresa en las manifestaciones- exigiendo un plus de astilleros, que representaría unos 700 EUR y la regulación de la subrogación de las plantillas en las empresas auxiliares. Las masivas manifestaciones en la ciudad y en Murcia están presionando al gobierno regional, una alianza entre PP y Vox.

En la bahía de Cádiz, después de dos días de huelga el miércoles 19 y jueves 20, la huelga indefinida se declaró desde el lunes 23, después de que una masiva asamblea rechazara un preacuerdo firmado por UGT y la patronal, considerado un retroceso por la mayoría de las plantillas. La movilización cuenta con un apoyo importante de la población. Se nota en el recorrido de las manifestaciones y cuando en el campo de fútbol del Cádiz se aplaude una pancarta de apoyo a la huelga, señal inequívoca de que la población está con los huelguistas.

La huelga indefinida se ha mantenido durante toda la semana y el viernes 27 UGT volvió a firmar, en solitario, un nuevo preacuerdo, todavía no redactado, y llamó a volver al trabajo. Pero en una asamblea unitaria celebrada el lunes 30 de junio por la mañana a las puertas de la factoría de Dragados Offshore en Puerto Real, más de 650 trabajadores han votado mayoritariamente en contra del preacuerdo alcanzado entre el sindicato UGT-FICA y la Federación de Empresarios del Metal de la Provincia de Cádiz (Femca). Y volvieron a parar. Sigue muy presente la huelga de 2021 y el ejemplo del acuerdo de Cantabria es muy significativo para continuar la movilización.

En Barcelona, la negociación del convenio está paralizada y por eso el 1 de julio se realizó una manifestación ante la seda de la patronal. La propuesta de los empresarios es una provocación. De los 33 puntos que contiene su documento 15 son regresivos: pretenden eliminar los permisos retribuidos y eliminar el complemento del 50% en las IT. Pretenden ampliar la flexibilidad de jornada y recuperar en su totalidad la cláusula de absorción y compensación. Proponen incrementos de 2,25% para 2025, 2% para 2026 y 1.75% para 2027, insuficientes para mantener el poder adquisitivo y no aceptan la reducción de jornada.

Otras movilizaciones están en marcha. El 1 de julio la plantilla de Arcelor Mittal de Legasa (Nafarroa) y Agurain (Araba) comenzaron una huelga indefinida en contra del expediente de regulación de empleo que pretende despedir a 40 trabajadores.

Amenazas y represión

En un momento en el que no hay grandes movilizaciones, estas huelgas del metal son una esperanza de la capacidad de lucha de la clase trabajadora. Sus resultados pueden ser un acicate para otros, para demostrar que si se lucha se puede avanzar.

De este hecho son muy conscientes las patronales. En cada uno de estos conflictos han amenazado y acusado a los trabajadores y trabajadoras. La patronal de Cantabria acusó de delincuentes a los huelguistas y la de Murcia declaró que no negociaría mientras, supuestamente, hubiera acciones violentas. Es la táctica habitual para intentar dividir a las plantillas y, sobre todo, para evitar que el resto de la población trabajadora se solidarice con los que están luchando. Hay que destacar que esta vez no han tenido éxito.

Sin embargo, la policía volvió a cargar contra los huelguistas y a detener a manifestantes. Es indignante. En un momento en que la crisis política es tan aguda, por los ataques desaforados de las derechas y la corrupción en la cúpula del PSOE, que desde el Ministerio del Interior 'socialista' o desde los gobiernos civiles, nombrados por el gobierno, se siga utilizando la mano dura contra la clase trabajadora es pegarse un tiro en el pie.

¿Se puede ser un gobierno progresista utilizando la represión contra la clase trabajadora? ¿Así es cómo se piensa sumar fuerzas para derrotar a las derechas? Se necesita acabar con la represión y, al contrario, dar todo el apoyo, directo e indirecto, para mejorar las condiciones de vida y trabajo. Así se puede dar más fuerza a la clase trabajadora y avanzar para derrotar a las derechas.

Sinpermiso

 

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