Últimamente se repite con fuerza que, en última instancia, Israel tiene razón al atacar a Irán, porque este último es un "régimen" y, como tal, merece ser derrocado. Este teorema está en boca de todos los liberales sensatos, es decir, de todos aquellos que, por conveniencia o por adoctrinamiento, defienden la visión de respetar el orden dominante de la globalización bajo la égida de EEUU. Sin embargo, debemos preguntarnos quién distribuye realmente los títulos y patentes de "régimen" a los gobiernos existentes.
Propongo, entonces, como hipótesis de trabajo la siguiente definición: un "régimen" se define como cualquier gobierno que, de una forma u otra, no se doblega ante el imperialismo de Occidente, es decir, del asesino. Por lo tanto, por definición, China y Rusia, Venezuela e Irán, Corea del Norte y Libia (en su momento) son regímenes; resumiendo, todos los opositores a la civilización de las estrellas.
Igualmente cuestionable, en realidad, me parece la narrativa descabellada según la cual basta con ser clasificado como régimen para poder ser legítimamente atacado, como sucede ahora con Irán. Además, esta narrativa descabellada presupone, como siempre, que el asesino es la parte buena y democrática, con derecho a reeducar al mundo por medios justos o, cada vez más a menudo, por medios viles.
En resumen, ¿se vuelven democráticas y pacíficas las bombas y los misiles si se lanzan contra la población de gobiernos a los que el asesino ha cedido la patente de régimen antes de atacarlos? Creo que todos podemos estar de acuerdo sin dificultad al menos en esto: el hecho de que en EEUU exista la pena de muerte o que en Europa los bancos puedan expropiar las viviendas de los ciudadanos es en sí mismo horrendo, pero ciertamente no puede justificar una agresión armada a EEUU o Europa por parte de potencias extranjeras.
Lo mismo puede y debe decirse en relación con Irán: el hecho de que Irán tenga contradicciones internas, que no queremos negar en absoluto, no puede justificar en modo alguno la agresión de Israel contra Irán; Israel, además, no tiene lecciones que dar a nadie en cuanto a contradicciones internas, ni siquiera considerando el trato inhumano y genocida al que somete a la indefensa población de Gaza.
Debería estar claro incluso para un niño que detrás de los ataques democráticos a los llamados regímenes siempre se esconde el miserable imperialismo de Occidente, que a estas alturas podría definirse como un régimen neoliberal de base imperialista.
Israel y los EEUU de América: ¿dos democracias?
El discurso políticamente correcto repite una y otra vez que Rusia e Irán son dos regímenes rebeldes que representan un peligro para la paz mundial. Afirma, además, que EEUU e Israel son dos de las mayores democracias del mundo, los dos bastiones de los valores de la libertad y la dignidad humana. Lo peor es que demasiadas personas se creen esta narrativa caricaturesca, rápidamente desmentida por las réplicas de la historia. De hecho, justo estos días, se ha descubierto que EEUU ya tiene listo un plan para una posible invasión de Groenlandia y Panamá: ¿es así como se demuestra la democracia de Occidente, o más bien la del asesino liberal-atlantista?
En cuanto a Israel, bajo el liderazgo del criminal de guerra Netanyahu, está llevando a cabo una auténtica masacre genocida contra la población de Gaza, ante el vergonzoso silencio de la autodenominada comunidad internacional, otro nombre hipócrita tras el cual se esconde el asesino. Por si fuera poco, Israel acaba de atacar a Irán: ha llevado a cabo incursiones en instalaciones nucleares iraníes.
Según el desgastado discurso propagandístico, se trata, como siempre, del derecho de Israel a defenderse: un derecho de defensa que ahora justifica toda acción criminal, haciendo que la lucha de Israel contra el "terrorismo" (sea palestino, libanés o iraní) sea indistinguible del terrorismo mismo. ¿Se puede afirmar con honestidad que hoy EEUU e Israel representan la democracia y que, en cambio, Rusia e Irán son estados delincuentes, enemigos de la paz mundial? ¿No deberíamos pensar de forma diferente y revertir los patrones impuestos por el pensamiento único, políticamente correcto y éticamente corrupto?
La cola no mueve al perro
Israel ha bombardeado instalaciones nucleares civiles iraníes, causando al menos 78 muertos y más de trescientos heridos, según datos que claramente parecen subestimados. Sin embargo, nadie parece conmovido por esta masacre. Al contrario, exaltan lo que se denomina una gran operación de Tel Aviv. Técnicamente puede que lo sea, pero esta gente debería hundir la cara en el inodoro por su hipocresía y su volubilidad.
Los mismos que se rasgan las vestiduras por cada misil ruso mal desviado por los cañones antiaéreos ucranianos que impacta en viviendas civiles, causando tres víctimas, ahora aplauden con satisfacción esta masacre. No hay lágrimas para los iraníes, pues, incluso tienen la decencia de decirlo, se lo buscaron. Después de todo, ¿quién los obligó a intentar construir la bomba atómica? ¿Cómo se atreven a creer que pueden tener el mismo derecho que los estadounidenses o los israelíes?
Israel, que posee ojivas nucleares desde hace décadas, incluso sin declararlas, no permite el acceso de ningún observador internacional a sus instalaciones militares ni proporciona información sobre sus programas atómicos. Irán, por otro lado, lo hace porque se ve obligado por circunstancias que aún no son del todo favorables. Pero esto, evidentemente, no escandaliza a nadie.
Nuestros grandes analistas no dudan en minimizar el escándalo de un ataque cobarde y maximizar su alcance; saben que esos emplazamientos iraníes estaban destinados a la producción de energía y no de armas, pero las sospechas y las mentiras se convierten en verdad cuando es necesario.
Como siempre, a los amigos se les perdona todo, mientras que a los enemigos no se les perdona nada. Ni siquiera lo que no hacen.
Este doble rasero es ahora insoportable. Y quienes siguen parloteando sobre rusos asesinos, chinos agresivos o iraníes malvados no merecen ninguna consideración. Nunca he visto a un criminal declararse culpable. Toda esta gente debería perder los dientes mientras la historia les escupe en la cara.
Además, es hora de decirlo claramente, incluso a los antisemitas de la estupidez, nunca se ha visto a una cola menear al perro. El ataque israelí no solo fue coordinado, sino organizado por EEUU, al igual que los ataques ucranianos en suelo ruso.
Israel representa, en Oriente Medio, la cuña estadounidense; cumple la función de guarnición militar y política estadounidense (o portaaviones terrestre), útil para impedir que alguna potencia regional no alineada hegemonice la zona, promueva su unión o la aleje de la influencia de Washington. La reacción iraní de las últimas horas pretende precisamente demostrar que este secuaz estadounidense pagará un precio cada vez más alto por su papel como sirviente de los intereses estadounidenses.
Y llegará el día, como ocurre hoy con Ucrania, en que EEUU luchará hasta el último israelí para defender sus intereses. Los tiempos están cambiando. Las cosas no saldrán según los vítores y opiniones de imbéciles, pero una cosa es segura: el viejo orden mundial, ahora en decadencia, no sobrevivirá en su forma actual. Tomará tiempo, pero el cambio está en marcha. Y ocurrirá inevitablemente.
Traducción: Carlos X. Blanco