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Mundo :: 29/12/2012

Salvando mi año 2012...

Victoria Aldunate Morales - La Haine
Y pensaba en la Shani y en la Yoya con sus corazones feministas que alguna feminista no quiso entrevistar porque dijo que sólo eran mapuche y no feministas...

No fue un buen año, dolió más que otros. Muchas lo han confesado y sentí lo mismo. Algunas nos quedamos calladas aunque no pareciera, otras ensimismadas, otras a la espera… Pero el mundo no se acabó, al menos todavía (aunque conozco niñas que han querido que se acabe por lo que le hacemos a los animales y a la tierra… y las acompaño en el querer…)…

Pero No se acabó todavía, y es más, mis amigas y muchas de las que amo, salvaron mi año-fin de mundo. Lo hicieron con un montón de sanación. No todas las que quisiera ni todas las que amo… -porque yo pido mucho, ese es uno de mis más impresentables defectos, que son demasiados, de mujer desquiciada-…

Una me dio flores, otra imanes, otra exámenes médicos gratis -que cuestan re caros-, alguna, monedas y varias: Si la plata no alcanza, la juntamos de algún modo para que te hagas lo que tengas que hacerte en la clínica o el centro médico… Esto -hay que aclarar- en dos países donde la salud es un privilegio y una enfermedad grave viene y te da bofetadas de agresor en plena autonomía. Entonces la autonomía y el cuerpo se te van al carajo… Mi cuerpo, esta maravillosa materia que me ha dado montones de placer, que ha parido cariños e ideas, estaba hecho un ovillo y me daba rabia. Rabia de esa que incendia las tripas. Ya no me paraba fácil a hacer lo que he hecho siempre. Las piernas se me rebelaban y me decían: ¡Ahí te quedas wevoncita! Y entonces pensaba: ¡Estoy envejeciendo y ninguna crema pa las arrugas me salva, ni cagando!…

Las rodillas me tiritan y duelen… “Es que a lo mejor te cuesta pedir perdón, por eso te duelen las rodillas”… Y yo para mí misma: Sí, cresta, soy una testaruda y soberbia. “Esa pintura habla de ser transgredida”. Y yo para mis adentros: Sí, ¡mil veces, mil no, millones!... “Por qué aguantas”, me dijo… y yo le respondí con ojos de uva y sin palabras: “¡Te odio por preguntarme eso, wevón misógino!”. Y luego, sola, me miro al espejo, amarilla como furia y me castigo más que un misógino, más que una hija adolescente a su madre. Mucho más. Más que una anarca a una conservadora, más que una testiga de Jehová a una lesbiana con escándalo… Mucho más. Y me digo: ”¡Tonta, retonta, pura palabrería, pura poesía política tu discurso!”. Y me enfermo yo misma como el peor de los castigos de Dios… Y me confieso con el terror de la hija de Fredy Krugger: ¡Mierda, estoy envejeciendo!...

Y es loco el mundo porque amarilla envejeciendo, estos gobiernos, sus policías de poca intelinjensia y monta, los varones de las izquierdas y las diversidades, y las compañeras connotadas, me siguen tratando como chiquilla ingenua a la que no paran de ningunear; y por otro lado, algunas jóvenes maravillosas siguen echándome en cara que soy “connotada” y “famosilla” y que el feminismo requiere “carne fresca” (que yo ya no soy)… Y de paso, yo, estúpida fémina, pienso en la carne fresca que engalanará a las que he amado porque yo ¡por la misma cresta, estoy envejeciendo y ya no estoy rica!... ¿No ve?

Así deambulaban mis tontos pensamientos, de la victimización a la posesión satánica y viceversa, mientras me enfermaba. Y ojeaba libros y libros, artículos y más artículos sobre "decolonialidad", "feminismos", "disidencias", "revoluciones"... Porque qué más hacer, que leer a expertas si no puedes ni pararte de enferma… Pero no era todo. Que si hubiese sido todo, no sería la que soy. También leía “decolonialidad” y pensaba en la Mashi. ¿Qué dirá ella si la entrevistaron por mapuche y feminista para luego no escribir nada de lo que ella dijo?... Y pensaba en la Shani y en la Yoya con sus corazones feministas que alguna feminista no quiso entrevistar porque dijo que sólo eran mapuche y no feministas... Leía “feminismos” y pensaba en la Erika cambiando su vida desde la médula. Leía “disidencias” y “revolución” y pensaba en la Ceci pololeando con la Loreto, en la Su oponiéndose siempre a represas cabronas, en la Isa tomadita de la mano con su novia, en la Tati, silenciosa y que, a veces, cuando habla, nos dice –me dice- ¡cuantos pares son tres moscas! Pensaba en la Ros criticando mis ejercicios de reina en los talleres, esperando wawa y diciéndome ¡qué guapa, chica!, pensaba en la Lenny cantando y tocando sin tragarse ni por un momento eso de que si las mujeres tocan música se les seca la leche (como dicen los indianistas o indigenistas o izquierdistas, o los machos que sean). Pensaba en la Rosy y la Eliana abrazando a las mujeres, pensaba en la Kllejeras, en las Luchemos, en las Memos, en las Huelgas, las Acacias, en mi mamá y mi hija, en la la Lore, en la inolvidable María Isabel, la Teresita, la Ana, la Martika, la Marta, la Susana, la Berna, la Ale, la Ximena, la Marcia, la Gioco, la Kintún, que parece que poco merecen una ojeada de las famosillas –excepto de mí, como diría una anarcofeminista muy mala… De mí que tampoco soy de las más "connotadas" -por demasiado resentida, izquierdista y todo eso- y estoy, algo así como en el piso intermedio, tironeándome pabajo donde gozo mejor -aunque también gozo arriba, eso sí-..

El punto es, pensaba en ellas y ellas en mí y eso me salvó. Lo sé porque me fueron a buscar, me hablaron, me llamaron, me escribieron, las soñé, me soñaron. “¡Pa botarte, se necesita mucho más que una enfermedad!”, dijo la Claudia y ella sabe de catástrofes en la vida. Gracias. “Na de gracias, estas cosechando tu siembra”, dijo otra. La Ceci me dio su hombro pa llorar amores perdidos, la Celeste me hizo recordar que hubo cosas re buenas también, la Loreto me dio un globo chino anaranjado, para elevarlo una noche desde un puente y solicitarle a las diosas lo que yo quisiera... ¿Todo, todo? ¿Me lo dai firmado?... Sí, todo. Y me convencieron. Tanto, todas, tanto. Que empecé a amanecer con los ojos más limpios. Y salvaron mi fin de año-acabe de mundo...

Mi abuela me diría: Mijita no cante victoria tan luego, que la vida da vueltas, y ella con su sabia sospecha femenina (y sin dudar ni por un minuto de que las mujeres existen), sabía bien de vueltas de la vida. Pero no, si no canto victoria, sólo agradezco que sin plata y con besos y abrazos terapéuticos, mis amigas me sanaran al menos en este fin de año 2012 sin acabe de mundo... aún...

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