Principal |
Europa :: 09/06/2025

Peligro inminente…

Andrea Zhok
El poder siempre reside en cierto nivel de apoyo desde abajo: nadie gobierna solo. Y parece realmente difícil que, por enésima vez, Putin pueda poner buena cara a una mala partida

PARA AQUELLOS QUE ESTÁN CELEBRANDO CON LA BANDERA UCRANIANA...

En vísperas de un nuevo intento de negociaciones de paz entre Rusia y Ucrania en Estambul, Ucrania lanzó el ataque simultáneo más serio contra el interior de Rusia desde el comienzo de la guerra.

Se produjeron dos atentados con bomba en vías ferroviarias civiles, en Bryansk y Kursk. En el primer caso, se reportaron al menos siete muertos y 69 heridos. Del segundo, aún no se han recibido noticias definitivas.

Poco después se produjo el ataque simultáneo a tres aeródromos militares en las remotas regiones de Murmansk, Irkutsk y Amur.

Mediante la infiltración de camiones comerciales cerca de los aeropuertos, se liberaron cientos de drones que atacaron la aviación estratégica rusa.

Seguramente fueron destruidos al menos 4 bombarderos nucleares; fuentes ucranianas exageran hablando de 41 bombarderos destruidos, lo que haría de este episodio una especie de Pearl Harbor ruso.

Si se confirman las cifras ucranianas, aunque sean significativamente inferiores, esto representaría una reducción grave del potencial nuclear de Rusia.

Estoy seguro de que algunos de los que levantan la bandera ucraniana brindarán y aplaudirán por la gran medida. Ahora bien, confieso que tengo miedo y si viviera en Ucrania tendría infinitamente más.

Según la doctrina nuclear rusa, incluso la destrucción de un solo bombardero estratégico en los hangares justifica una respuesta nuclear. Pero aquí nos enfrentamos a daños reales y significativos, algo que realmente limita el potencial de la defensa nacional rusa.

Tengan en cuenta que esto no cambia en absoluto el tipo de guerra que se ha librado en estos tres años, en los que los bombarderos estratégicos ni siquiera han despegado. Por lo tanto, no cambia nada en el equilibrio de poder a favor de Rusia en el frente.

Sin embargo, la perspectiva --apoyada día y noche por nuestra belicosa clase política europea-- de un enfrentamiento directo en el futuro próximo entre Europa (o la OTAN) y Rusia ha cambiado mucho. Este golpe de los servicios secretos ucranianos, un golpe que no habría podido llevarse a cabo sin la ayuda activa de la inteligencia y la infraestructura de la OTAN, representa un supuesto debilitamiento del potencial de autodefensa ruso.

Ahora bien, mientras para Rusia la cuestión era simplemente ser paciente y dejar que el equilibrio de poder relativo siguiera su curso, el riesgo de una auténtica escalada, con un riesgo nuclear real, era mínimo. Putin siempre ha librado la guerra con miras a la paz futura, y el uso de medios de destrucción masiva habría comprometido la futura pacificación entre pueblos vecinos.

Así pues, por muy dura que fuese y estando relativamente libre de bajas civiles, la guerra permaneció estrictamente ligada a la línea del frente, y a la retaguardia sólo en la medida en que ésta abastecía al frente.

Ahora, sin embargo, con este doble golpe, por un lado sobre los civiles con una dinámica típicamente terrorista, y por otro sobre un sector militar de máxima importancia para la defensa nacional, la guerra da un salto cualitativo al que es difícil saber cómo puede reaccionar Rusia.

De hecho, esta operación ucraniana, en vísperas de las negociaciones de Estambul, fue un evidente sabotaje a las propias negociaciones, que fracasaron incluso antes de comenzar.

Pero el problema más grave de todos, el que nunca tenemos en cuenta, al no recibir noticias directas de Rusia gracias a la diligente censura europea, está determinado por el frente interno.

Putin se ha mostrado repetidamente como un jugador de ajedrez frío y moderado, libre de reacciones violentas. Pero el poder, en cualquier sistema, reside en última instancia en cierto nivel de apoyo desde abajo: nadie gobierna solo. Y este es un caso en el que parece realmente difícil que, por enésima vez, Putin pueda poner buena cara a una mala partida, es decir, cruzar otra línea roja.

Muchos sitios web rusos literalmente piden la aniquilación nuclear de Ucrania. ¿Podrá Putin mantener la calma una vez más y no dar una «reacción ejemplar»? Eso espero, pero objetivamente me sorprendería.

Estamos corriendo de noche con los faros apagados hacia un acantilado.

LAntidiplomatico.it

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dO6b