Dedicadas, como en ediciones previas, al análisis crítico de la cultura del castigo y de la actualidad e historia de las prácticas punitivas
La organización del V Congreso 'La Sociedad Punitiva' han hecho públicos el cartel y el programa de esta nueva edición que, al igual que en las precedentes, si bien con novedades importantes, abordará desde perspectivas críticas las lógicas del castigo. Este Congreso habilita un espacio de reflexión y debate en el que se mezclarán los saberes expertos de disciplinas como la sociología, el derecho, el trabajo social o la filosofía con saberes militantes, producidos en y desde las luchas sociales. En esta ocasión se discutirá, además de las formas actuales de gobierno de la emergencia o los problemas epistemológicos a la vez que políticos de ciencias como la criminología, cuestiones de actualidad, como la lucha palestina y la situación de los presos palestinos en las cárceles sionistas o las complejidades jurídicas de un caso como el de los seis de Zaragoza.
También se abordarán los orígenes coloniales del Estado español, se presentará una herramienta para el registro de la violencia policial, así como el informe derivado de su uso en Donostia, y se debatirá en torno a la policialización de los conflictos, entre otras actividades.
Desde la organización del V Congreso 'La Sociedad Punitiva' subrayan la necesidad de profundizar en el estudio e investigación de las lógicas de castigo, desvelando el carácter ilusorio de la creencia de que la producción de daño es la única respuesta posible ante los conflictos sociales, interpersonales o políticos. El trabajo propio de disciplinas como las ciencias sociales o la filosofía, y, por tanto, de la Universidad, aseguran, no es otro que el de avisar de la catástrofe, tal y como, dicen, ya estableciese Walter Benjamin, y que este es el objetivo del Congreso que presentan.
Ahora bien, añaden que, como explicase, de nuevo, el filósofo judío, cuando se habla de la necesidad de avisar de la catástrofe hay que tener en cuenta que no se está aludiendo a una catástrofe aún por venir, a una catástrofe que tendría lugar en el futuro, sino a lo que de hecho ya está sucediendo. La catástrofe, comentan, es que todo siga tal y como está. El peligro del que se da aviso es el de seguir tal y como hemos estado hasta ahora.
A ese desastre que ya está teniendo lugar, dicen los organizadores del Congreso, se le pueden dar muchos nombres. Algunos lo llaman capitalismo, señalando con ello su dimensión económica, la explotación y el expolio en torno a los que se organiza. Sin olvidar dicha dimensión, sin embargo, ellos prefieren, según dicen, apuntar a su naturaleza estrictamente política, optando por subrayar, ya desde el nombre mismo, la que, a su entender, es su dimensión más brutal y descarnada, la que tiene que ver con las producciones incesantes e intencionales, muchas veces intencionadas incluso, de dolor, pues que no otra cosa sería, nos dicen, el castigo: generación y distribución desigual del daño social. La producción de dolor es, a decir de los organizadores, uno de los rasgos constitutivos del mundo en que vivimos: la monótona y aparentemente imparable producción de daño individual y colectivo, de sufrimiento físico y psíquico.
La pretensión del V Congreso 'La Sociedad Punitiva', aclaran, sin embargo, sus organizadores, “no es la de ofrecer alternativas, aún si, seguro, se ofertarán algunas, se fantasearán posibilidades de contención, al menos, de las dinámicas más gravosas y absurdas, si no incluso la posibilidad de un mundo que no esté gobernado por las lógicas del castigo”.
Su interés, dicen, se centrará en recordar las lecciones no por más sencillas menos difíciles de aprender que enseña el Buda inventado por Bertolt Brecht en su famosa Parábola de la casa en llamas: “Hace poco –contaba el Buda brechtiano a sus discípulos- vi una casa que se quemaba. Ya el techo era pasto de las llamas. Al acercarme advertí que aún había gente en ella. Asomándome a la puerta les grité que el techo ardía y les pedí que la abandonaran inmediatamente. Pero allí nadie parecía tener prisa. Uno de ellos me preguntó, cuando el fuego le chamuscaba la frente, cómo estaba el tiempo fuera, si acaso estaba lloviendo, si los vientos soplaban, si había otra casa, y muchas cosas más. Sin responderle volví a salir. Y pensé: estos tendrán que quemarse antes de que cesen de hacer tantas preguntas. Porque en verdad, amigos, a quien el suelo no queme tanto como para que lo cambie gustosamente por otro, nada tengo que decirle”.
Así, dicen los organizadores del Congreso, habló Gautama, el Buda brechtiano: “Pero así, también, nosotros, que no cultivamos ya el arte de la paciencia y cultivamos más bien el arte de la intolerancia, nosotros, que con consejos de carácter bien terreno incitamos al hombre a sacudir su tormento, pensamos que esos que, viendo acercarse los escuadrones de bombarderos de capitalismo, siguen preguntando cómo solucionaremos esto y lo otro, y qué les sucederá a sus trajes de domingueros y a sus llenas alcancías”, a esos “poco podemos decirles”.
El V Congreso La Sociedad Punitiva no tiene, por tanto, insisten los organizadores, como misión “explicar cómo habría de ser un mundo sin violencias brutales, sin producción industrial de dolor y sin los castigos absurdos que determinan nuestras relaciones sociales, desde lo más grande a lo más pequeño, desde las políticas de estado a los vínculos interpersonales, desde la dominación de los pueblos a las pequeñas miserias de los colectivos”. El Congreso, concluyen, sólo pretende dar el aviso de la catástrofe: “porque —aseguran—, efectivamente, quizá haya que repetirlo, la casa está en llamas”.