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Europa :: 16/03/2013

Italia: Sobre el Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo

Loris Caruso
Un movimiento bifronte :: En un acto de campaña, Grillo hizo arriar las banderas No-Tav: "Ya no sois un comité de protesta, ahora somos todos ciudadanos"

Desde hace meses, los comentaristas están divididos: hay los que consideran que el Movimiento 5 Estrellas es una “costilla de la izquierda” y los que lo consideran una organización populista, mayormente de derechas, en algunos casos tendencialmente fascista. Ambas opiniones están en lo cierto. Se ha hecho hincapié en varias ocasiones en que el contenido ambientalista del programa y la insistencia en la democracia directa y participativa aproximan el M5S a la izquierda libertaria y ecologista de los años setenta y ochenta.

Resulta particularmente rompedora la fuerza del mensaje participativo, lanzado por el M5S con una radicalidad y una eficacia que ningún movimiento político de la izquierda reciente ha logrado alcanzar: la cancelación de la diferencia entre representados y representantes, la sustitución de la delegación por la participación y la destrucción de la política como profesión. Sin embargo, ¿dónde está, en el M5S, la “derecha”? En primer lugar, en una posible evolución de este ideal democrático mismo. Si se percibe como objetivo que una única fuerza social realmente pueda ir auténticamente en contra de todas las demás (partidos políticos, sindicatos, etc.), la hiperdemocracia puede convertirse en su opuesto.

Una fuerza política como el M5S que reclama sólo para sí una auténtica naturaleza democrática, puede presentar como hiperdemocráticas todas sus opciones, incluso las que restringen los actos democráticos. Si la democracia radical prevé el final de los partidos, no es imposible imaginar que frente a una previsible oposición de éstos a su extinción, dicho final esté determinado por un eventual Gobierno de 5 Estrellas, a través de forzamientos no democráticos.

En segundo lugar, el nivel de “virtud” que exige el M5S a sus propios representantes y activistas es tan alto (por ejemplo, prevé la supresión de cualquier tipo de ambición personal) que sólo es alcanzable mediante un rígido control centralizado. Lo cual en realidad ocurre ya en el Movimiento mismo, en el que se trata de impedir la aparición tanto de protagonismos individuales como de organismos colectivos que actúen como un contrapeso al papel de Grillo y Casaleggio. Entre los líderes y los numerosos activistas y miembros electos individuales, que deben seguir siendo individuales y tendentes a permanecer en el anonimato, no debe haber nada. De lo contrario, advierten Grillo y Casaleggio, “nos convertimos en un partido.” Con el resultado de que, en este momento, en su estructura nacional el M5S nacional es un organismo mucho menos democrático que un partido. Si este es el modelo de Estado que los dos líderes del M5S tienen en mente, no es muy tranquilizador.

De hecho, es un modelo que reproduce exactamente la forma del llamado “capitalismo cognitivo”. Como se ha señalado en varias ocasiones, entre otros por Carlo Formenti, la economía de la Red se caracteriza por una vasta participación desde abajo (de usuarios, consumidores, activistas de medios, etc.) y por una restricción piramidal en la parte superior, es decir, el papel oligopólico de unas pocas empresas muy grandes (Google, Amazon, etc.). El M5S aparece organizado de una manera similar. Tal vez sea esta analogía entre su forma y la de la economía de la Red lo que explica, en parte, su éxito.

Que este es el modelo, lo sugiere la relación que el M5S establece con los movimientos. En un reciente acto de campaña en Susa, Grillo hizo arriar las banderas “No-Tav” [1]: “Ya no sois un comité de protesta, ahora somos todos ciudadanos.” Ahora os represento yo, es el mensaje. En mi Todo hay también espacio para ti, no es necesario que expreses autónomamente tu punto de vista.

Esta es, de hecho, la relación predominante que Grillo establece con los movimientos cuyas luchas comparte. Rara vez esta relación es un esfuerzo conjunto, un propósito compartido. Con más frecuencia, el M5S trabaja de forma independiente y “paralela” en los mismos temas de los movimientos, tratando de representarlos en el plano electoral y presentando estas luchas como propias. La idea de ser una Totalidad, la representación de un mundo de ciudadanos indiferenciado en cuanto a la condición social y la orientación política, es lo contrario de la historia y la naturaleza de la Izquierda, basadas en la construcción de una “parcialidad organizada”. La crisis de la propia idea de parcialidad, la aparición de esta “voluntad de Totalidad” es probablemente una de las causas de la crisis histórica de la izquierda.

Grillo también ha desplazado gradualmente hacia la derecha su discurso político, haciendo suyos temas como la protesta contra los impuestos, la asunción del pequeño empresariado como propia referencia social, o la libertad de empresa vista como algo bueno en sí mismo.

En tercer lugar, ajena a la izquierda es también la figura del creador de M5S. La firma Casaleggio y Asociados es una empresa de punta del marketing en red. Su red de relaciones incluye Confindustria, lobbies italianos como Aspen, lobbies internacionales como la American Chamber of Commerce (Cámara estadounidense de comercio), y grandes empresas multinacionales, especialmente de la tecnología de la información y del entretenimiento.

¿Puede un proyecto surgido en este entorno favorecer los intereses de las clases populares? ¿O es plausible pensar que ofrece oportunidades a las élites económicas? La valoración de los resultados electorales del M5S que han hecho los entornos de Goldman Sachs y Confindustria permiten pensarlo.

¿Y pues? El Movimiento 5 Estrellas es tan de izquierdas como de derechas, es tan hiperdemocrático como autoritario. Incluye en sí mismo todas las formas en que la políticas representativas ha sido cuestionadas en los últimos años desde arriba y desde abajo: es a la vez un movimiento social, un partido-empresa y un partido personal. Contiene en sí la idea de la politización total de la sociedad (“no me votéis, ¡activaos!”) y la idea de una despolitización tecnocrática en la que la administración reemplaza a la política (las capacidades en lugar de las pertenencias). Es profético (la Utopía acrítica de la Red) y antiprofético, es decir, opuesto a la tipología específica de profecía política que es la ideología moderna.

La crisis de la democracia representativa encierra dos resultados posibles: el autoritarismo tecnocrático, quizás decorado con algún elemento participativo; y la democracia participativa. El M5S contiene en sí en ambas posibilidades. Y de esta coparticipación deriva su éxito: las dificultades de una construcción “asambleísta” del proceso de decisión política se obvia por medio del verticismo. Su éxito indica que, utilizando el lenguaje de Gramsci, en la política contemporánea se da una nueva oscilación de la “guerra de trincheras” (en la que las alternativas políticas se incluyen en el orden existente) a la “guerra de movimientos”, en la que están en juego el orden existente mismo, y las formas generales de la política y la economía.

Este paso abre un nuevo campo de posibilidades a la izquierda. A condición de que sepa cómo jugar a este nivel. De que sepa organizar, junto a su propio modelo de democracia radical, un proyecto global de sociedad. Lo que está en crisis no es sólo la representación sino también el capitalismo. A este respecto, Grillo no dice (casi) nada: éste es nuestro trabajo, éste es nuestro terreno. Actuar a este nivel significa, en mi opinión, construir un nuevo sujeto plural que sepa federar las luchas por los bienes comunes, el movimiento anti austeridad, las luchas del trabajo, el mundo del trabajo dependiente y el del trabajo “cognitivo”, tratando de construir una alternativa global de sociedad, un proyecto de “democracia de los bienes comunes”, la idea innovadora de un “socialismo del siglo XXI”.


Nota: 1. “No TAV” es un movimiento popular italiano de gran impacto social y mediático, surgido en los años 90 y opuesto al desarrollo de estructuras ferroviarias de alta capacidad y alta velocidad (conocidas como TAV: trenes de alta velocidad), de las que adopta, en negativo, el nombre. De los TAV cuestiona su excesivo coste, escasa utilidad, impacto medioambiental y perjuicios a la salud humana (N. del t.).

Loris Caruso trabaja en la universidad de Milán-Bicocca como encargado de investigación en material de sociología política. Se ocupa concretamente de los movimientos sociales, los conflictos laborales y la participación política.

esto. Traducción por S. Seguí - www.dariovive.org

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dQ7S