Mujer, república, revolución y exilio
Enrique del Olmo
El pasado domingo 13 de abril, un día ante del aniversario de la proclamación de la II República, unos días que ella recordaba como de los mas gozosos y alegres de su vida, fallecía en Toulon (Francia) a los 99 años de edad Maria Teresa Carbonell Cornejo.
Su recuerdo, su sonrisa, su inteligencia y su vitalidad ha quedado grabada en el corazón de todos los que tuvimos la suerte de compartir momentos con ella. Su vida es la vida de tantos hombres y mujeres que transitaron los avatares de nuestro país desde la década de los 20 del siglo pasado, hasta el tiempo actual.
Maria Teresa era hija de una pareja de militantes del BOC (Bloque Obrero y Campesino) primero y del POUM después. El padre, Joaquín ingeniero de la fábrica Sangrá, y la madre, modista de profesión y maestra por vocación, educaron a sus hijos en la libertad y en el pensamiento libre. Nació en Poblenou, y la casa familiar sirvió para generar una biblioteca para obreros y un marco para la alfabetización de estos, pero a la vez fue el refugio de los militantes poumistas, cuando empezó la persecución de estos por parte del estalinismo internacional y su sucursal en Cataluña, el PSUC. Dicha persecución tuvo su punto más negro en el asesinato de Andreu Nin, secretario político del POUM y Conseller de Justicia de la Generalitat. El POUM fue ilegalizado y sus militantes o fueron detenidos o se refugiaron en el frente bajo el manto protector de miembros de la CNT o socialistas largo-caballeristas. Otros, pasaron a la clandestinidad y buscaron refugio en casas mas segura como la de los Carbonell, y entre ellos, estuvo el joven y brillante Wilebaldo Solano, secretario de las JCI (Juventud Comunista Ibérica) y Roc. Wile, como siempre se le acabó denominando, estuvo varios meses conviviendo con la familia y de ahí, a Maria Teresa, como ella misma relató, se le generó una admiración por el héroe juvenil, que 15 años después, en el París del exilio y de los estudios de letras de Teresa, iba a cristalizar en una unión para toda la vida hasta el fallecimiento de Solano el 17 de septiembre de 2010.
Desde su creación en 1987, Maria Teresa fue parte activa de la Fundación Andreu Nin formando parte de su Patronato, a la vez que presidía la Fundació Andreu Nin de Catalunya, donde recibió el calor y el apoyo de muchos compañeros a raíz de la marcha de Wile.
Hay muchos momentos de Teresa que merece la pena recordar. Recién fundada la FAN, nos encontramos en las cercanías de la Embajada de la URSS (en los comienzos de la perestroika y la glasnot) para entregar una demanda firmada por cientos de personas pidiendo la apertura de los archivos secretos de la KGB y del estado soviético para testificar lo que el POUM desde aquellos días de 1937 ya había desvelado, la implicación del Estado soviético y de Stalin en el asesinato de Nin. Aquel día fue de los últimos donde nos juntamos con veteranos militantes del POUM como Emma Roca, Quique Rodriguez Arroyo, Wilebaldo, Eugenio Fernandez Granell, Alberto Aranda, Maria Teresa y donde Granell con la ironía que le caracterizaba nos dijo "estar atentos porque no sé si nos dejaran salir" y luego comentamos entre risas y cervezas el desconcierto del funcionario de turno que ya no sabia donde estaba el poder en aquel estado en camino de su extinción.
Un segundo momento en dos actos que vivimos con Maria Teresa, fue el reconocimiento que se hizo en el Parlamento español a Wilebaldo Solano, a iniciativa e impulso de Gaspar Llamazares y Maria Teresa Cunillera. Donde el dirigente del POUM hizo un recorrido exhaustivo sobre la lucha socialista y republicana y donde nos comentó, que el entonces secretario general del PSOE en el exilio, Rodolfo Llopis, siempre le dijo: "cuando tengamos un parlamento elegido democráticamente, deseo que Solano sea diputado". Teresa vivió con emoción aquellos momentos, luego ratificado en un encuentro en una tasca madrileña donde se les entregó una cerámica conmemorativa. El segundo gran reconocimiento fue logrado por los compañeros de la Fundació de Catalunya, junio de 2013 cuando se logró el homenaje de toda la izquierda y las instituciones catalanas a Andreu Nin, en el aniversario de su secuestro y asesinato, Solano ya no estaba, pero Maria Teresa y algunos sobrevivientes más, como Moratalla reflejaban el orgullo de toda una generación revolucionaria.
Un tercer momento imborrable fue en septiembre de 2011 cuando en las Jornadas Estatales de la FAN organizadas por la Fundació al poco tiempo del fallecimiento de Wille. Maria Teresa que siempre estaba en un discreto segundo plano, pero imprescindible para la ingente labor que desarrollaban, se desplegó como una magnifica y empática oradora al hablar sobre las mujeres del POUM junto a Cindy Cognard e Isabella Lorusso. Recogia, en cierta forma, el testigo de su madre, colaboradora del Secretariado Femenino del POUM, junto a Pilar Santiago, Maria Teresa García Banus, Olivia Castellvi, Teresa Rebull,... y puso en valor el enorme trabajo de la revista Emancipación y para que la mujer se incorporase a la lucha política y a la vez abordarse la lucha por sus propios derechos. De Teresa aprendimos mucho de este- trabajo y siempre que había ocasión nos ilustraba con su conocimiento. Siempre fue un honor contar con ella en cualquier acto e iniciativa.
Y dentro de estos recuerdos, como no, rememorar su paso por tierras asturianas. En mayo de 2013, Maria Teresa estuvo en la cuenca para inaugurar junto al inolvidable alcalde de Mieres, Anibal Vázquez, el hijo de Manolé, Germinal Grossi y los compañeros de la Fundación de Asturias, la estela en homenaje a Manuel Grossi "Manolé" y a todos los obreros combatientes en la revolución de octubre de 1934. Además del recuerdo, Teresa pidió que la instruyesen en el arte de la espicha en una sidrería de Langreo, así era vital, humilde, siempre queriendo conocer nuevas cosas y siempre con una visión positiva del futuro, aunque por momentos pudiesen parecer muy oscuros. Una vitalidad y una esperanza que la permitió transitar desde la república, la guerra civil, la persecución estalinista, la segunda guerra mundial y hasta el momento actual, siempre con el inmenso deseo de seguir construyendo, desde todas partes, un futuro socialista para la humanidad.
* Presidente de la Fundación Andreu Nin.
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Un adiós con nostalgia: María Teresa Carbonell
Pelai Pagès
Este domingo, 13 de abril de 2025, nos ha dejado para siempre María Teresa Carbonell, que durante muchos años había sido la compañera de Wilebaldo Solano (que fue secretario general del POUM). Se ha ido, es verdad, con 98 años, pero, sin duda, echaremos de menos su presencia.
Nacida en agosto de 1926, cuando estalló la Guerra Civil sólo tenía 10 años, pero sus padres -que habían militado en el Bloque Obrero y Campesino y, a partir de 1935, en el Partido Obrero de Unificación Marxista- supieron cómo educarla, llevándola a una escuela donde se enseñaba con el método Montessori.
Conoció a Wile cuando, en plena represión estalinista contra el POUM después de los hechos de mayo de 1937, se refugió en su casa. Entonces ella tenía 11 años y Wile 21, pero es evidente que haberse conocido en aquel contexto fue un hecho impresionante. Terminada la guerra, mientras Wile se exilió y sufrió prisión en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, ella estudió Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona. En 1950, María Teresa viajó a París con el fin de estudiar Literatura francesa en la Sorbona. Allí se reencontró con Wile, que durante la guerra había sido secretario general de la Juventud Comunista Ibérica y que desde 1947 era secretario general del POUM. Se casaron en 1952 y compartieron sus vidas hasta el 2010, cuando Wile murió.
Mientras vivieron en París, en el exilio, mantuvieron viva la llama del Partido y, durante la transición, en un momento en que algunos militantes se decantaron hacia el Partido Socialista, ellos optaron por el reagrupamiento de los marxistas revolucionarios. Es verdad que el objetivo acabó fracasando, pero el legado del POUM -un partido que nunca se disolvió- no desapareció cuando a mitad de los años 80 se creó la Fundación Andreu Nin, de la que María Teresa se convirtió en la presidenta.
Y, ciertamente, la actividad de María Teresa fue muy intensa: había que seguir defendiendo los valores políticos, ideológicos, culturales y morales del POUM, de Andreu Nin, de Joaquim Maurín, de un marxismo revolucionario plural y transformador, ante el futuro de un capitalismo cada vez más radical y en un momento en que el estalinismo había entrado en crisis. Y María Teresa supo hacerlo. Por esta razón, y también por su personalidad y por su bonhomía, la echaremos de menos, como en su momento echamos de menos a Wile. Pero su recuerdo seguirá presente entre nosotros, sobre todo cuando en septiembre de este año conmemoraremos el 90 aniversario de la fundación del POUM.
* Presidente de la Fundació Andreu Nin (Catalunya).
Sinpermiso