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EE.UU. :: 21/02/2021

Agresiva voracidad del decadente capitalismo imperialista en tiempo de Covid

Narciso Isa Conde
El “trumpismo” es la modalidad gringa del fascismo americano y cuenta con una significativa presencia institucional y con una gran fuerza extra-institucional

EEUU sigue siendo el centro de mando del Capitalismo Imperialista Occidental, estremecido por una crisis múltiple y una decadencia sistémica, acelerada y profundizada por la COVID 19, y muy bien aprovechada por sus corporaciones elites para ganar más dinero y acumular más riquezas y más poder; profundizando la polarización social, los procesos de empobrecimiento de los pueblos, la opresión de las mujeres, las desigualdades sociales y el gran y peligroso deterioro ambiental.

La actual pandemia ha servido para desnudar, aún más, la manera como las elites capitalistas y su jefatura política manipulan las crisis para enriquecerse más, potenciando los males que acompañan la creciente descomposición de la civilización conformada a su imagen y semejanza.

El impacto de la COVID 19 a lo interno de las grandes potencias capitalistas, especialmente en EEUU, ha precipitado además la depresión económica a nivel nacional y global; radicalizando las divisiones al interior de sus cúpulas gobernante-dominantes y profundizando los procesos de gansterización de sus dos principales facciones: globalistas y neofascistas; encuerando a la vez sus falsas democracias y develando sus dramáticas injusticias y otras aberraciones del sistema.

 En estos tiempos de COVID, resalta esa realidad sobre todo en lo relacionado con los graves problemas de salud, educación, alimentación, trabajo, violencia de género y crisis ambiental; mientras se tornan cada vez mas irreconciliables las agudas diferencias entre esas dos modalidades de dominio y sus respectivas recetas frente a los nuevos desafíos que plantea la creciente insumisión del gran abanico social que las adversa.

LOS GLOBALISTAS A LA CARGA…

Así las cosas, los magnates de las grandes corporaciones farmacéuticas, informáticas, industrias militares, mineras, robóticas, médicas, de control social y seguridad, aeroespaciales, comunicación, bancos globales de negocio, se empeñan en sacar el mayor provecho posible de la crisis para seguir dominando.

Rodchild, Phizer, Merck, Abbot, Astrax-Seneca, Moderna… Facebook, Amazon, Microsoft, Bill Gates, Jett Bezos, Soros, Rockefeller, Musk, JP Morgan, HSBC, Standard Chartered Bank, Deutsche Bank y Bank of New York Mellon -aún dentro de sus grandes preocupaciones y angustias capitalistas- no ocultan una gran sonrisa de satisfacción por el fardo dinero obtenido.

La manipulación a su cargo de la crisis de salud y de la depresión económica que ella precipitó, ciertamente le ha posibilitado multiplicar fortuna e incrementar poder global.

Han ganado sumas fabulosas de diversas maneras:

Fabricando y vendiendo medicamentos caros con la ayuda de la OMS y de los Estados subordinados a la recolonización neoliberal.

Con las vacunas acompañadas de los procesos especulativos y discriminatorios desatados desde el inicio de su distribución y venta.

Con el aumento en grande de las Unidades de Cuidados Intensivos-UCI, respiradores, equipos médicos sofisticados, mascarillas, jeringas y pruebas.

Con la manipulación de los “toques de queda”, las “cuarentenas”, el “quédate en tu casa” y todo lo relacionado con educación y trabajo a distancia… ventas por internet, vigilancia electrónica, militarización, plataformas para reuniones virtuales, nuevas técnicas de conectividad y voluminosas demandas y ventas cautivas de PC, tabletas y celulares inteligentes.

Con las vacunas han logrado una demanda fabulosa en medio del acaparamiento de las mismas por los Estado más poderosos y del control oligopólico de la oferta, lo que le permite grados de extorción y especulación realmente indecentes. De esa manera las sedes imperiales le arrebatan al resto del mundo la posibilidad de vacunarse a la velocidad que lo hacen esas naciones enriquecidas.

Pero no solo.  También con la abusiva carestía de los alimentos y la sobre-explotación de los/as oprimidos/as del planeta.

Con el volumen de sobre-trabajo de las mujeres, reforzado por el confinamiento patriarcal no remunerado a que están siendo sometidas en estos tiempos de Covid.

Con el incremento brutal del saqueo de minerales estratégicos que nutre la ampliación y renovación de tecnologías de punta y el aumento de la demanda de mercancías propias de la cuarta revolución industrial.

Todo esto genera más riqueza concentrada a costa de un empobrecimiento adicional tan brutal como masivo.

LOS DOLORES DE CABEZA DEL GRAN CAPITAL

Pero no todo puede ser alegría en ambos bandos en medio del impacto desgarrador de esta manera de administrar una multi-mega crisis de estas dimensiones y profundidades. Son varios los dolores de cabeza que esto les provoca.

 Por un lado, los mega-capitalistas “globalistas” y por el otro el engendro capitalista neofascista que le adversa al interior del sistema, están cada vez más amenazados por las inevitables rebeldía sociales y político-sociales de carácter popular y por una marcada tendencia, no solo a estallidos mayores, sino también a una lenta pero progresiva y original insurgencia global.

Ambas facciones, además, están amenazadas por el choque entre los dos bandos enfrentados; colocados entre dos dolores de cabeza que no tienden a amainar.

Los llamados globalistas ganan más dinero, mientras los neofascistas crecen en EE.UU y en muchas partes del mundo, se tornan cada vez más agresivos y promueven reacciones violentas de carácter ultranacionalistas con altos grados de populismo.

La muestra más relevante de esa compleja realidad es lo que acaba de suceder en EE.UU con el juicio a Donald Trump, antes y después de escenificarse.

Los “demócratas” -actuando bajo una fuerte influencia “globalista”- no pudieron lograr la condena a Trump en el Juicio Político desarrollado en el Congreso, después del asalto violento al Capitolio.

Eso, por más maromas verbales que quieran hacer, fortalece al “trumpismo” en el Partido Demócrata y fuera de él.

Porque la verdad es que el fascismo no se derrota ni con discurso, ni solo con iniciativas a través de instituciones contaminadas.

El “trumpismo” es la modalidad gringa del fascismo americano y cuenta con una significativa presencia institucional y con una gran fuerza extra-institucional de masas, empresarial, para-militar, militar, eclesial e ideológica-cultural.

Hay quienes dicen que el PD sabía que no iba lograr los votos necesarios, pero que de todas maneras optó por impulsar ese juicio en procura de una división del PR de cara a los comicios del 2024.

Hasta ahora la disidencia en el PR respecto al rol de Trump es minoritaria. La mayoría republicana se siente bien bajo la sombrilla de un proyecto neofascista, dado el peso de lo conservador, del racismo, la xenofobia y la homofobia al interior de sus filas y en su electorado.

Pero además, Trump, en tanto engendro neonazi del lumpen capitalismo estadounidense, ha logrado una significativa influencia más allá de las fronteras políticas republicanas, muy fuerte entre los partidarios de la supremacía blanca.

El curso de los últimos acontecimientos indica que esa confrontación habrá de librarse más allá de lo estrictamente institucional, como posiblemente también ocurra con el arcoíris político-social anti-sistémico que se está gestando al interior de esa sociedad, con bastante impacto en las áreas de influencia del PD; rebeldía todavía taponada por el “stablisment” de ese partido y por la cúpula empresarial que lo financia.

Pienso que con lo acontecido recientemente, luego del asalto al Capitolio, Mr. Trump debe estar bastante eufórico; solo que sus carcajadas fascistoides, vertidas entre las paredes y los grandes predios de su mansión en Florida, no se escuchan ni en Washington, ni en New York.

18-03-2021 // Santo Domingo, RD.
La Haine

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/dS2o