Lleno de preguntas sin respuesta, impotencia y soledad política. Soledad comprendida en un doble sentido: cómo se sufre y cómo se construye; desde los silencios que son muchos, los simulacros para cambiar el sentido de lo que debe ser dicho, y los testimonios de aquello que ya no puede ser ni acallado ni simulado, pero sí “interpretado”.
La palabra puta, dice María Galindo, está instalada en nuestras vidas al mismo tiempo que la palabra mamá (p. 14). Es una palabra biográfica que moldea la identidad, no meramente sexual sino también política: así deberá comportarse, de otra manera se es irremediablemente puta. El mensaje del libro sería para las autoras “seamos putas”. Como desafío de ejercitar la genuina elaboración de pensamiento crítico, como el único capaz de acercar con algún grado de verdad a la compleja realidad de estos tiempos.
Ninguna mujer nace para puta
Autores: María Galindo, Sonia Sánchez
Editorial: Ediciones Lavaca, 2007, Buenos Aires