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Nacionales E.Herria :: 17/02/2014

El libro más misterioso del mundo

Borroka Garaia
O quizás simplemente está claro todo y no gusta en cada vez más sectores como se está desarrollando el proceso de liberación en algunos apartados.


El manuscrito Voynich es uno de los grandes enigmas de la literatura que desde hace siglos aún no se ha resuelto. Es un libro que consta de 240 páginas de pergamino lleno de ilustraciones con un alfabeto desconocido de un idioma no identificado e incomprensible.

Según pruebas de Carbono-14 fue escrito entre los años 1404 y 1438. Se tiene constancia que uno de los primeros propietarios de este libro anónimo fue Rodolfo II de Bohemia (1552-1612). A lo largo de los años fue pasando por distintas manos y hoy en día se conserva en la universidad de Yale en EEUU.

El libro ha sido objeto de incontables estudios de profesionales pero jamás se ha podido traducir ni una sola palabra. Así que su misterio se convirtió en una pieza codiciada de la criptografía y agencias de seguridad en la creencia de que estuviera cifrado o en clave pero el resultado hasta hoy sigue siendo el mismo. Nadie lo ha descifrado.

Todo ello ha llevado a pensar que pese a la gran elaboración de los pergaminos no sea más que un engaño y una secuencia de símbolos y letras al azar sin sentido alguno. Lo cual a su vez es muy improbable porque los textos cumplen la ley de Zipf (que establece que en todas las lenguas humanas la palabra más frecuente en una gran cantidad de texto aparece el doble de veces que la segunda más frecuente, el triple que la tercera más frecuente, el cuádruple que la cuarta, etcétera). Esa ley fue enunciada varios siglos después de escribirse el manuscrito Voynich y es casi imposible que fuera conocida por el autor del libro en el caso de que inventara un idioma artificial. Existen muchas hipótesis en cuanto a la autoría, propósito y lengua empleada pero todas han sido rebatidas por diferentes evidencias así que el misterio permanece.

Los primeros teóricos de la izquierda revolucionaria eran casi incomprensibles como el manuscrito Voynich para la mayoría de la clase trabajadora. Siendo sinceros lo siguen siendo en gran medida. Cualquier trabajador normal que pille El Capital, se encontrará con una losa de texto infumable, insufrible e incomprensible que llama a todo menos a ser leído. Así que se necesitaron múltiples intermediarios e intérpretes para descifrar libros y textos clásicos revolucionarios.

A la hora de comunicarse con el pueblo fue Lenin el que acabó hasta el gorro de lecturas y propuestas que no se entendían en un lenguaje alejado de las masas populares o por el contrario cuando éste se hacía tan banal que no decía nada e incluso ocultaba hablarle con claridad a las masas de lo que realmente estaba pasando.

La izquierda abertzale podrá haber tenido muchos errores y aciertos a lo largo de su historia pero si por algo se ha destacado es por su transparencia en sus intenciones y objetivos, en explicar lo que estaba pasando, lo que podía pasar y a donde se quería llegar de una manera cristalina.

Hoy en día en algunos aspectos parece que hay una sombra no despejada, un cifrado codificado en cierta manera. Un guión superpuesto que genera cierta incomprensión y muchas preguntas en las propias entrañas de la izquierda abertzale.

¿Por qué?

O quizás simplemente está claro todo y no gusta en cada vez más sectores como se está desarrollando el proceso de liberación en algunos apartados.

En cualquier caso hay un ajuste que realizar y a poder ser sin la necesidad de criptografía de por medio.

 

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