La permanente brutalidad de las fuerzas de ocupación israelíes contra el pueblo palestino hace casi imposible mantener al día el desesperante ritmo de la información. Los crímenes y agresiones se suceden con tanta rapidez que el secuestro, tortura y asesinato de un niño en Cisjordania es rápidamente reemplazado por los ya tan cotidianos -como mortales- bombardeos contra Gaza.