Tranquilo, impertérrito, el candidato, convertido en Presidente, observaba en silencio el desarrollo impetuoso del torrente en defensa de Loma Miranda. Tal silencio perseguía preservar su máscara. Calculaba, paso a paso, con pasmosa frialdad, como evitar que la ley en cuestión llegara a su despacho.
La evasión escondía una actitud entreguista tras una careta de Ángel Salvador, procurando diferenciarse superficialmente de la degradada gestión anterior: brincando charquitos, distribuyendo préstamos de menor cuantía, induciendo medidas impopulares para luego derogarlas, mordiendo el pastel de la Barrick sin detener su depredación, echando atrás la protección a la mafia política de Bahía de las Águilas, montado sobre un 4% ajeno a sus esfuerzos…
Desde una frágil burbuja de popularidad, forjada por diseñadores de máscaras falsamente bondadosas, el Presidente ponía en marcha el engaño necesario para tratar de heredar y compartir tranquilamente una dictadura de clase y de partido, enmarcada dentro de la continuidad de la transnacionalización capitalista neo-liberal y el reinado de una partidocracia corrompida.
Aparentemente en coche…hasta que algo no debidamente ponderado en las alturas, vino a intranquilizarlo; forzándolo al desmonte del disfraz.
Si hay miradas que tumban cocos, parece que hay lomas tan vírgenes, hermosas y valiosas, que son capaces de tumbar máscaras… y algo más. De quitar disfraces, explotar burbujas de popularidad…y algo más.
Loma Miranda es un ejemplo. Tesoro de agua y biodiversidad, salpicado de ferroníquel, ha sido escogida por los piratas mega-mineros del siglo XX y XXI como puerta de entrada a un tesoro natural mayor ubicado en la Cordillera Central y ha sido asumida por nuestro pueblo como fuente de vida innegociable, como asunto de vida o muerte para este país, su naturaleza y su vida en sociedad.
El choque de contrarios agotó la maniobras dilatorias que a duras penas sostenían la máscara del Presidente hasta verse impedido de ocultar su militancia en el bloque traidor y parricida de las Cámaras y Consejos corporativos del gran capital transnacional y local; escudado por gangas políticas, castillos enlodados y abogados del dólar que le dictaron textos sobre clima de inversiones, libre empresa, seguridad jurídica, manipulación de la Constitución y negación de soberanía y derechos vitales, para rechazar una ley que el pueblo hizo suya e hizo aprobar en el Congreso, que ahora le da marcha atrás.
La máscara presidencial se hizo añico por un acto parecido a un suicidio político, mientras las caretas congresuales mostraron nueva vez su cualidad camaleónica. La indignación popular habrá de crecer construyendo contra-poder en medio de una marcada decadencia de esta singular dictadura morada. Ya la máscara cayó al piso…la burbuja explotó. (7-09-2014)