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Europa :: 27/10/2021

Reforma o revolución

Michael Henkes
Hace 130 años la socialdemocracia alemana adoptaba el Programa de Erfurt: el comienzo del alejamiento del marxismo

Hace 130 años, del 14 al 20 de octubre de 1891, el Partido Socialdemócrata de Alemania se reunió en Erfurt para celebrar su congreso. El «Programa de Erfurt» adoptado allí fue el programa oficial del SPD durante 30 años y caracterizó el debate político-teórico de la socialdemocracia (no solo alemana) durante décadas. Fue un programa no exento de contradicciones, pues ya contenía los gérmenes del abandono de la vía revolucionaria.

Sin embargo, sería poco materialista deducir la trayectoria de la socialdemocracia alemana a partir de este programa, este fue más bien un reflejo de la situación social y teórica del SPD en ese momento. Como tal, probablemente es una programa progresista y debe ser apreciado en consecuencia.

Auge

Aproximadamente un año antes del Congreso de Erfurt, en septiembre de 1890, el SPD, entonces llamado Partido Socialista Obrero de Alemania (Sozialistische Arbeiterpartei Deutschlands, SAP), volvió a ser legal. Durante doce años, las leyes socialistas obligaron al partido a trabajar en la clandestinidad.

A pesar de esta represión, la socialdemocracia experimentó durante estos años un auge sin precedentes. La industrialización de Alemania, que había aumentado enormemente, creó una clase obrera numerosa y cada vez más segura de sí misma que se veía enfrentada a unas condiciones de vida miserables y a una superestructura plagada de reminiscencias de un orden feudal anacrónico.

Este fue el contexto en el que la organización se transformó en un partido de masas, capaz de llevar a cabo en 1889 la primera gran huelga minera. En 1890 el partido ya tenía 1.427.000 votantes, su base electoral era muy potente y sus “tribunos del pueblo” (August Bebel, Paul Singer y Wilhelm Liebknecht) eran respetados más allá de la clase obrera. El partido contaba, además, con varios diarios influyentes y el Neue Zeit era un órgano teórico de peso relevante. En resumen, como escribió Wolfgang Abendroth, era un partido con «una idea relativamente clara de su función histórica (y, por tanto, de su estrategia y su táctica)».

En el primer congreso legal del partido, celebrado en Halle en octubre de 1890, el SAP decidió llevar a cabo una revisión del programa del partido, así como cambiar su nombre por el de Partido Socialdemócrata de Alemania. Posteriormente, el ejecutivo del partido elaboró un primer borrador del programa que fue duramente criticado por Friedrich Engels (Aunque el propio Engels “en su parte teórica” el programa estaba “en general redactado sobre la base de la ciencia actual».

Finalmente, se presentó al Congreso un documento que constaba de dos partes. La primera parte, en forma de una detallada introducción teórica, era básicamente un borrador de Karl Kautsky: una breve exposición de los principales principios del análisis marxista del capitalismo, con fuertes paralelismos con el capítulo «Tendencia histórica de la acumulación capitalista» del final del primer volumen de «El Capital» de Karl Marx.

La segunda parte consistía en soluciones inmediatas. Aquí el partido tuvo que hacer malabarismos para encontrar cambios verdaderos (en lugar de simples bagatelas y no perder la legalidad que acababa de ganar (consideraban que un derrocamiento revolucionario de la monarquía era impensable).

Esto visión se pone de manifiesto en la demanda de una república democrática: pero escribirlo exactamente de esta manera en el programa del SPD habría dado lugar a su ilegalización. El programa sorteó la ilegalización reivindicando el sufragio universal, también para las mujeres, al mismo tiempo que reforzaba los derechos del parlamento; todo el mundo sabía que todo esto era incompatible con la monarquía alemana.

En realidad, ambas partes del programa tenían “contradicciones irreconciliables entre sí”: de reforma (soluciones transitorias) y revolución (introducción teórica). En la primera parte se definía la condición material necesaria (incluidos los derechos democráticos) para la revolución socialista.

Decadencia

Sin embargo, sería un error describir este programa como un «programa marxista revolucionario». Porque en él se pone de manifiesto un punto de bifurcación: el comienzo del alejamiento del marxismo por parte del SPD. Como escribió Leo Schwarz, en el 125 aniversario del Programa de Erfurt, los argumentos esgrimidos por los socialdemócratas de la Segunda Internacional y por los «neomarxistas» de nuestra época no tiene nada que ver con Marx. (sostener esto es un auténtico disparate escribe Schwartz).

En el programa, pero sobre todo en un artículo de Kautsky («El programa de Erfurt explicado en su parte fundamental»), publicado un año más tarde, queda clara su concepción reformista: la revolución no llega como un producto de las decisiones y las acciones políticas sino como una ley natural del capitalismo.

Kautsky escribió en el Neue Zeit en diciembre de 1893: «La socialdemocracia es un partido revolucionario, pero no es un partido hacedor de revoluciones. Sabemos que nuestros objetivos sólo se pueden alcanzar mediante una revolución, pero también sabemos lo poco que está en nuestras manos hacer una revolución.»

De esta política se deduce una evidente actitud de espera, de pasividad ante una supuesta «necesidad histórica», es decir, una política antirrevolucionaria. Precisamente aquella política creía que una «mayoría obrera» en el parlamento era la condición suficiente para esperar la revolución que se avecinaba. De ahí al reformismo y a gestionar el régimen del capital no hay mucha distancia. Así lo ha demostrado la historia de Europa.

Junge Welt / observatoriocrisis.com

 

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