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Europa :: 11/08/2019

'Intermarium'

Maciek Wisniewski
Intermarium en la práctica -gracias a las políticas ultrarrestrictivas de la mayoría de los gobiernos- es una zona libre de refugiados

Curioso cómo algunas ideas se niegan a morir. Cómo resurgen, mutan, cambian de piel y cobran nuevas vidas.

Aún más curioso cómo de repente aparecen, resuenan y dejan huella en contextos y lugares menos esperados.

Veamos por ejemplo el curioso –me sigo repitiendo por falta de mejor palabra− caso de Intermarium, una vieja idea geopolítica polaca que dada cierta faceta anticomunista/conservadora/católica inspiró –aunque debo admitir de modo sorprendente− a la ultraderecha mexicana (El Yunque) en el combate al comunismo, sus cruzadas anti-izquierdistas y su modelo del nacionalismo católico (véase: Samuel Schmidt Nedvedovich, Diego Martín Velázquez Caballero, Xóchitl Patricia Campos López, Intermarium: la estrategia anticomunista católica en el México del siglo XX, en: Albores, jul-dic 2018).

Todo incluso aún más sorprendente –me sigo repitiendo…− dado que Intermarium (bit.ly/2MMe8wT) fue mucho más que anticomunismo y lo católico en él era muy ambiguo.

Mię dzymorze −Entre Mares en polaco, latinizado como Intermarium− fue idea de una federación centroeuropea acuñada a principios del siglo XX por Józef Piłsudski (1867-1935), el líder nacional polaco, cuyas raíces se remontaban al siglo XVI y al legado multicultural de la Mancomunidad Polaco-Lituana y dinastía de los Jagiellon que gobernaba una amplia región entre tres mares: Adriático, Báltico y Negro.

En sus ojos, tal federación –compuesta de Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Bielorrusia, Ucrania, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Yugoslavia y Finlandia− era un necesario contrapeso al imperialismo alemán y ruso y sus respectivos afanes colonialistas (Mitteleuropa). Garantizaría a Polonia también estatus de cierta potencia regional (véase: P. Okulewicz, Koncepcja ‘mię dzymorza’ w myś li i praktyce politycznej obozu J. Piłsudskiego w latach 1918-1926, Poznań 2001).

No obstante las complicadas relaciones de Polonia con Lituania y Ucrania –legado a su vez del colonialismo polaco−, una serie de conflictos internos territoriales –legado de la Primera Guerra Mundial (Versalles 1919/Trianion 1920)− falta de lazos económicos, las excesivas ambiciones polacas, la resistencia alemana y rusa, indiferencia del resto de Europa y finalmente los hechos –la Guerra Polaco-Bolchevique (1920)−, cancelaron toda la idea (posteriormente Polonia trataba de reanimarla en otros formatos).

En el plano ideológico Intermarium iba acompañado de prometeismo, otra idea de Piłsudski de ir rompiendo a Rusia por costuras nacionales/étnicas. El blanco final de esta elaborada –y poco exitosa− campaña nacionalista en la región fue la URSS, pero la estrategia nació todavía a fin de desmembrar el imperio de los tsares en tiempos en que Piłsudski aún era un socialista (PPS), o sea, un zurdo, aunque de estos con deviaciones nacionalistas como lo denunciaba la propia R. Luxemburgo (SDKPiL).

Así que si de algo Intermarium es un ejemplo, no es de una exitosa estrategia anticomunista −ni de defensa de catolicismo−, sino de la histórica incapacidad de países centroeuropeos de formar un bloque regional alternativo y las falacias de buscarlo (pero bueno…).

Es aquí donde varios analistas sonaron la alarma cuando hace tres años el ultraderechista gobierno polaco de Ley y Justicia (PiS) lanzó la Iniciativa Tres Mares (Trójmorze) modelada en Intermarium que abarca a Polonia y a otros 11 países de la UE ubicados entre el Adriático, Báltico y el mar Negro.

Si bien según PiS su objetivo es “construir una alianza defensiva, fortalecer lazos comerciales y crear una ‘nueva identidad regional dentro de la UE’”, muchos lo vieron como proyecto competitivo a ésta y a la cooperación en materia de seguridad con Berlín. A ojos de T. Snyder –reconocido historiador de Europa Central y del periodo de entreguerras− Tres Mares, efectivamente divide a Europa y fortalece geopolíticamente sólo al Kremlin.

Aunque hoy el énfasis ideológico en la defensa de los valores católicos es clara −he aquí donde se perfila la oposición a Bruselas, que según Varsovia o Budapest es promiscua culturalmente y permisivista hacia los refugiados− si nos remontamos a los '20/'30 nada podría ser más equivocado. Piłsudski era contrario a la Iglesia, igual que su campo político, Sanacja; su principal rival en la derecha, Endecja por otro lado efectivamente era muy católico.

Una de las curiosas –me vuelvo a repetir…− operaciones de PiS en los pasados años es casar estos dos irreconciliables campos y catolicizar a Piłsudski (véase: L. Koczanowicz, “The polish case”, en: New Left Review 102, nov-dic 2016), algo que se ve reflejado también en su restreno de Intermarium.

El resultado del distanciamiento de Bruselas y Berlín hacia Polonia es mayor acercamiento con Washington, tanto en el plano ideológico como en materia de seguridad: PiS ya expresó un profundo deseo de tener una base estadunidense (Fort Trump) e incluso pagar por ella.

En vez del anticomunismo, hoy el terreno común para la derecha es la xenofobia y el antimigrantismo. Intermarium en la práctica –gracias a las ultrarrestrictivas políticas de la mayoría de sus gobiernos− es una zona libre de refugiados. Trump y la ultraderecha mexicana −que siempre parece estar tomando notas, aunque sea con la mano izquierda...− han de estar muriéndose de envidia.

@MaciekWizz

 

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