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Cuba :: 23/02/2016

Notas sobre la crisis cultural de hoy: una mirada desde Cuba

Abel Prieto
Impulsar la crítica rigurosa de los mecanismos legitimadores de los “famosos”, de las trampas con que se engaña a sus seguidores y de toda la maquinaria “educativa” paralela

Con respecto a las TIC, se han construido algunos mitos. Uno de ellos tiene que ver con que aportan una “libertad” al consumidor de cultura que nunca tuvo hasta ahora, es decir, que con las nuevas tecnologías nació un protagonista activo de los procesos culturales. Se supone (según este mito) que un joven de nuestros días, ajeno ya a la tiranía vertical, unidireccional, de la televisión y del cine en su formato tradicional, está en disposición de prepararse su propio “menú” cultural. Esto no es cierto, o es cierto solo muy parcialmente: ese joven diseña su “menú” a partir del número limitado de platos que la industria hegemónica del entretenimiento pone a su disposición. Ese consumidor, a la hora de ejercer su “libertad”, está ya atrapado por la maquinaria, y escogerá las opciones de moda. Si alguien tiene dudas, que revise las cifras millonarias de fans que siguen a los “famosos” de moda a través de las redes sociales. No es posible que esas multitudes hayan decidido “libremente” convertirse en adictos de personas que a menudo carecen absolutamente de talento. Al ser puestas al servicio de la agenda de la industria hegemónica, las TIC contribuyen a reforzar el mensaje omnipresente. Sería absurdo pensar que las adolescentes que levantan altares caseros para exaltar la imagen de Justin Bieber están haciendo uso de su libertad para “elegir”.

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