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Nacionales E.Herria :: 03/08/2005

Detenido Garikoitz Mújica por la policía francesa (por segunda vez)

La Haine - Euskal Herria
Alrededor de las 5 de la tarde de ayer era detenido en Ipar-Euskal Herria el joven Garikoitz Mújica, debido a la euro-orden cursada contra él desde el estado español.

Tal vez haya gente que todavía recuerde el aún reciente caso de Gari Mujika. Fue detenido hace meses por la policía francesa por estar buscado por el estado español, y en principio se iba a seguir el procedimiento habitual contra él (mantenerlo encarcelado hasta que se llevarían a cabo todos los trámites legales necesarios para la aplicación de la euro-orden cursada contra él). Pero tras estar un corto tiempo en manos de las autoridades galas, fue puesto en libertad. Esto, que en principio debería ser lo más lógico, resultó en una alegría para todos, por ser, desgraciadamente, inesperado (rara vez se dan casos en los que se pongan en libertad a detenidos a la espera de ser entregados). Nadie sabe qué les dijo a sus captores, pero el hecho es que pudo seguir adelante llevando a cabo su vida normal al otro lado de la muga, hasta que llegara la orden que habría de privarle de su libertad.

Garikoitz es otro joven, como Araitz Zubimendi, Unai Berrostegieta y otros más que va a ser entregado por un hecho que aquí es delito, pero en el estado francés no está descrito como tal: por su militancia en la organización juvenil Segi.

Resulta paradójico que a pesar de todos los esfuerzos del gobierno de Aznar y sus sucesores y de la tan comentada colaboración antiterrorista franco-española, el estado vecino se haya negado a ilegalizar organizaciones que aquí se han dejado fuera de la ley de un plumazo y sin que ningún "demócrata de bien" haya dejado de aplaudir tal decisión. La justificación gala para no tomar dicha decisión, es tan simple como escueta: tanto Batasuna, como Segi o Askatasuna son organizaciones políticas y no terroristas, por tanto, no pueden ser ilegalizadas. Matiz éste que, dándole una vuelta de tuerca más al inverosímil cuento que aquí habían montado, no es válido para la justicia española: hace poco se declaró a Segi como organización ilegal pero no terrorista. ¿Motivo? Aquí estamos esperándolo como agua de mayo...

Puede parecer curioso el hecho de que nuestros vecinos no tomen esas decisiones que aquí parecen tan lógicas en un estado de derecho. Se nos olvida que, aunque aquí el poder político-mediático-judicial esté por encima del bien y del mal, hay lugares donde los casos se analizan con perspectiva no sólo del interés que pueda haber en un país por su momento político, sino volviendo a los orígenes de la justicia: dirimir entre el bien y el mal, distinguirlo y aplicarlo a la situación del siglo XXI. Allí tienen una ventaja clara: el hecho de tomar una u otra decisión al respecto de esas organizaciones va a ser criticado, alabado y podrá suscitar mil reacciones, pero se respetará, sin que nadie llegue a poner en tela de juicio sin motivo alguno la capacidad de juzgar de las personas que hayan tenido que resolver esa cuestión. Pero eso, en un país donde el "conmigo o contra mí" es el pan nuestro de cada día, se sabe que cualquier decisión que no convenga con el criterio de los mandatarios políticos, va a desembocar en una campaña de acoso y derribo contra la persona que haya tenido el mal fario de tener que resolver la misma cuestión.

Sin embargo, esa presión no cae en saco roto, y buena muestra de ello es la decisión contra Mujika que ha adoptado el estado francés. Pese a que allí no está cometiendo ningún delito, será entregado por hacer aquí el mismo trabajo que allí, siendo aquí algo totalmente punible. Si no fuera por la gravedad de la situación, nos echaríamos a reír, pensando cómo tal disparate puede suceder entrados en el tercer milenio. Pero la cruda realidad nos vuelve a recordar que ser joven en Euskal Herria no es fácil, y mucho menos si se intenta levantar la cabeza contra el pie que te lleva aplastando desde que naciste. Represión y castigo vuelven a ser noticia, una vez más contra los jóvenes vascos.

Contra esto, sólo nos queda seguir adelante. Seguir el modelo de Gari, que como tantos otros decidió que él sería dueño de su futuro, y no lo dejaría en manos de nadie que sólo le habían mostrado caminos de dolor y de sufrimiento. Recordar que va a ser otro encarcelado más por su militancia política, simplemente por sus ideas, por llevar con orgullo unas siglas que durante más de 25 años, miles de jóvenes vascos han llevado y llevarán, y por llevar a cabo un trabajo a favor de los derechos de la juventud de este país. Y recordar también a los estados fascistas español y francés que pese a todos los golpes que quieran dar contra los jóvenes de este país, estos seguirán en pie, luchando y organizándose por lo que es suyo. Porque si en 25 años no se han echado atrás, ahora más que nunca es el momento de seguir adelante. ¡Ánimo Gari, y esperamos verte pronto entre nosotros!

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/aC07