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Argentina :: 30/12/2016

Primer y Segundo semestre: derrotero(s) de "La vía PRO"

Ezequiel Espinosa
De la epización de la militancia, a la militancia de la banalización. De la "ideologízación" de la "cosa pública", a su gestión "desideologízada"

"Es caro ser pobre. La gente no tiene acceso a otros servicios que otras personas sí pueden tener. Microcréditos es una de las herramientas para cumplir con las metas de inclusión financiera" Máxima Zorreguieta, Reina de Holanda en su visita a la Argentina, 12/09/2016

El primer año de la nueva alianza nos dejó una serie de desplazamientos político-culturales que sumariamente podríamos caracterizar como el paso de la epización de la militancia, a la militancia de la banalización. De la "ideologízación" de la "cosa pública", a su gestión "desideologízada". De la interpelación discursiva (el relato), a la provocación semiótica (la imaginería). En el plano económico, las denuncias y la dramatización en torno a la corrupción kirchnerista, fue la forma retorcida en que el gobierno intenta lograr "la lluvia de dólares" que aún no ha conseguido, a pesar de sus medidas económicas y de la continua cesión de soberanía que las mismas le han implicado. Y en lo político, el gobierno de conformo como una "CEOcracia de necesidad y urgencia", que en su apuro por colonizar con la lógica empresaria las instituciones estatales, cometió una serie de tropelías institucionales que, al menos durante el primer semestre, supusieron una tendencia a la fujimorización -id est, una degradación- de las formas republicanas que, en teoría, venían a rescatar del desgobierno populista.

En términos generales, el gobierno amenazó con una política de sincericidio y honestidad brutal que se vio forzado a menguar ante el primer atisbo de una resistencia social. Así las cosas, al concluir su primer año de gestión, la nueva alianza ha terminado por defraudar a propios y extraños. A los unos por no aplicar decididamente "la doctrina del shock", y a los otros porque esta política de ajuste de cuentas sólo significó una burda transferencia de ingresos desde los sectores populares, hacia los grupos sociales privilegiados, más acaudalados o favorecidos. A todos en general, porque no solamente que no se solucionaron los problemas económicos "heredados" de la gestión anterior, sino que, en todo caso, la situación socio-económica fue desmejorando punto por punto.

Hasta ahora, el único "éxito" que la alianza Cambiemos tiene para mantener contentos a sus simpatizantes es la desarticulación, persecución y acorralamiento del "kirchnerismo". Por lo demás, ha sabido sortear con relativa facilidad su falta de control parlamentario, ha logrado la complicidad de las centrales sindicales y ha conseguido negociar la paz social con los diferentes movimientos sociales. No puede considerárseles méritos menores, atendiendo a al deterioro general de las condiciones de existencia. Y el objetivo de este bosquejo, es barruntar un principio de explicación que nos permita una mejor comprensión de estos derroteros.

En pos de ello es que hemos decidido dar crédito por un momento -¿por qué no?- a lo que postulan ciertos sectores de la militancia del PRO respecto del carácter progresista (liberal, desarrollista, republicano) de su partido, en contra del populismo (justicialista, desarrollista, liberal) encarnado por el FPV (el justicialismo continuaría siendo "el hecho maldito del país burgués"). Asistiríamos, en tal caso, a un cambio que iría desde un "cesarismo populista" (caudillista, carismático y paternal -bonapartista, o "bonapartista con faldas" vale decir), a un "cesarismo liberal" (altruista, filantrópico y fraternal -las comillas van de suyo- centrista, por decirlo de algún modo).

El uno, indican, "ideologizado", el otro, nos dicen, "espiritualista". El uno, agregamos, de tono "épico", el otro, en todo caso, de tinte "banal". El uno, señalan, "agonista", el otro, resaltan, "sinérgico". El uno, agregamos, con pretensiones "estadistas", el otro, de estirpe "empresarial". El uno, insinúan, adelantado por un voluntariado de "vocación", el otro, remarcan, por militantes "de profesión". El uno, agregamos, apoyado por movimientos sociales ("minorías"), el otro, forjado en "el circuito de las ong's" (fundaciones). El uno, han dicho, atento a generar "igualdad de oportunidades", el otro, se ha dicho también, a garantizar una "igualdad de resultados". El uno, nos aclaran, "dialoguista" pero al que "no le temblara la mano" (dura), el otro, nunca quedó claro, "confrontativo" pero "garantista". El uno, al parecer, enraizado en "la rebelión de las masas", el otro, entroncado a su "devenir multitud". El uno, más proclive a "la hegemonía", el otro, más atento a "la gubernamentalidad". El uno, con claras "tentaciones" librecambistas, el otro, con ciertas "jactancias" proteccionistas. El uno, decidido a volver a una orbitación PRO norteamericana, el otro, que había coqueteado con orbitaciones internacionales alternativas. El uno, claramente cercano a "la ética protestante y el espíritu del capitalismo" (libertad individual), el otro, a "la doctrina social de la iglesia" (justicia social).

Sea como fuere, debemos comenzar por reconocer que tanto el PRO (Propuesta Repúblicana) como el FPV (Frente para la Victoria), de algún modo, son efectos o resultados genuinos del 2001. Si el FPV fue una versión más audaz y resuelta del FREPASO (Frente País Solidario), el PRO se presenta como una versión menos pusilánime e incompetente del Radicalismo aliancista (UCR). Si esto es así, resulta claro que más allá de ciertas analogías superficiales, el gobierno de la nueva alianza no significa una "vuelta a los noventa", como a sus impugnadores "nacionales y populares" les tranquiliza conceptuar. Al contrario, ya el sólo hecho de que en esta alianza los liberales dirijan al radicalismo marca una diferencia sustancial con aquella década en que el justicialismo conducía a los liberales.

En todo caso, nos resulta imperioso dejar en claro la diferencia específica del neoliberalismo de los noventa, respecto de esta restauración neoliberal post-populista. A/El neoliberalismo menemista se (le) impuso una misión histórica eminentemente destructiva; la de terminar con la tarea iniciada por la dictadura del Proceso de Reorganización Nacional en cuanto al desmantelamiento del Estado de bienestar justicialista y a la liquidación del proceso de industrialización por sustitución de importaciones. A/El neoliberalismo macrista, a su tiempo, se (le) plantea una tarea constructiva; la de producir una sociedad de emprendedores (1). El neoliberalismo menemista fue de un talante "negativo" (anti-desarrollista); el macrista lo es de carácter "positivo" (pseudo-desarrollista).

Cuando el menemismo, el sistemático saqueo de los bienes públicos era un momento necesario en el desmantelamiento de lo que quedaba del viejo modelo de Estado empresario y benefactor; la fortuna de los Macri es heredera de ese proceso (como de la "patria contratista", etc.). En su momento, el menemismo implicó una creciente mercantilización de los vínculos sociales. El macrismo supone una capitalización de sus más diversas mediaciones vitales. El uno fue un neo-liberalismo extensivo (objetivista), el otro se proyecta como un neo-liberalismo intensivo (subjetivista). Ambos, sin embargo, unidos por el hilo rojo de la enajenación (fraudulenta) de los bienes públicos y (a los desfalcos) de la "patria financiera".

Mas, como se sabe, las gestiones y estilos de gobierno no flotan en el aire, y en la cancha se ven los pingos. La política teme al vacío y algo así como "la determinación económica en última instancia" suele manifestarse como una verdad muy cruda o ruda. En este sentido, el derrotero de este primer año nos muestra -nos confirma quizás- al PRO como una suerte Neoliberalismo new age; pseudo-republicano, pesudo-social y pseudo-desarrollista (el sistema de crédito y la promoción del emprendedurismo anudan estas dos últimas facetas) (2). Y si bien la "Vía PRO" se despliega de acuerdo a una cierta relación de fuerzas ("la pesada herencia"), la misma se proyecta como un régimen dual conducido por especuladores y estafadores, de una parte, soportado por una masa de emprendedores (y) cuentapropistas, de la otra (allende la precarización laboral, la desocupación, la reprivatización, etc.). Macri nos propone convertir el país en "el supermercado del mundo"; y esa proyección de "la Argentina que todos soñamos" se parece demasiado a una imagen idealizada de la feria de "la Salada" (3).

Pero más allá de esta suerte de hermenéutica de la sospecha con la que escrutamos la "Vía PRO" -y de la que no podríamos desembarazarnos-, una inferencia clínica de este primer año nos muestra que la dinámica voraz del "sistema de especulación y de fraude" al que el actual gobierno se ha supeditado, amenaza incluso con malograr de antemano la configuración de esa válvula de seguridad social emprendedora que el mismo gobierno ha maquinado. Y así como la premura por tomar control de la maquinaria gubernativa obligaron al gobierno a saltarse ciertos protocolos republicanos, advertimos una dialéctica negativa en "la vía", capaz de dislocar a priori la proyectada unidad dualista del modelo (4). El organigrama fragmentado del ministerio de economía es apenas la confesión "superestructural", tanto de este dualismo como de su tendencia hacia la dislocación. Y lo que aquí propongo, es que la reciente renuncia del ministro de hacienda, Alfonso Prat-Gay tendrí a que interpretarse como un síntoma en este sentido.

Por fin, del modo como se articulen las resistencias sociales (sindicales, estudiantiles, vecinales, territoriales en general) al despliegue de esta nueva "vía" del neoliberalismo en argentina, dependerá tanto su eficacia como la matriz de gestación de una alternativa política a la misma. Por lo pronto, el gobierno de la nueva alianza ha conseguido desarticular las oposiciones político-parlamentarias, derrotar fácilmente a "la resistencia" kirchnerista y maniobrar con relativo éxito sobre las tensiones socio-económicas que afectan a su proyectada "válvula de seguridad" emprendedurista. De cara al próximo año electoral no resultan logros menores, aunque es evidente que no logran ocultar el fracaso en atraer la famosa "lluvia de inversiones", ni los peligros de una tozudez recesiva que hasta ahora venía siendo atemperada por un cierto "gradualismo".

El gobierno cierra el año defraudando a propios y extraños, y la renuncia de Prat-Gay no hace más que sumar incertidumbre a la defraudación. De seguir así, la persecución y estigmatización de la resistencia organizada pasará a ser interpretada por todos, como una patética muestra de desesperación y debilidad.

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Notas

(1) EMPRENDEDURISMO: (A) Ideología de los sectores advenedizos de las clases medias, dotados de una relativa independencia y formación cultural. (B) Teoría apologética de las clases medias advenedizas, y de su energía o empeño puesto en apreciar de un modo más o menos ingenioso el valor comercial de cada cual. (C) Un emprendedor es un "capitalista advenedizo", más implacable y sediento de dinero que la media de los viejos capitalistas, a la vez que dotado de un cierto savoir faire y un relativo conocimiento de los negocios.

(2) De hecho, la Vía PRO se explica por "el papel del crédito en la economía capitalista", que junto a la configuración de ese "sistema de fraude y especulación" que rige la economía global, ha dado lugar tanto a la denominada "revolución gerencialista" -la "transformación del capitalista realmente en activo en un simple gerente, administrador de capital ajeno, y de los propietarios de capital en simples propietarios, en simples capitalistas de dinero"-, como a las políticas de "promoción del emprendedurismo", es decir, la estratagema crediticia para la captación de "capitalistas potenciales". Y que más allá de sus resultados puntuales, se despliega con el propósito general de difundir el espíritu empresarial y de ensanchar, real o virtualmente, las bases sociales de la clase dominante -las clases medias-, a la vez que sujetarlas a un endeudamiento continúo.

(3) En la práctica, por lo general la categoría de los "emprendedores" (advenedizos acreditados como capitalistas potenciales) suele ser solamente un eufemismo del concepto de "prestadores de servicio", es decir, del "valor de uso particular del trabajo, en la medida en que éste no es útil como cosa sino como actividad".

(4) Si en general puede caracterizarse al denominado capitalismo financiero como un régimen especulativo, crediticio y de endeudamiento, resulta pertinente señalar que si en las denominadas economías del "primer mundo", la promoción del emprendedurismo que del mismo se desprende tiene como objetivo -o al menos como efecto objetivo- el relevo del antiguo empresario por un advenedizo más codicioso e implacable a la vez que dotado de un renovado espíritu emprendedor, como de nuevas gracias y destrezas comerciales; muy por el contrario, en las economías del "tercero" o el "cuarto mundo", con la promoción del emprendedurismo apenas si se intenta (re)construir los (nuevos) refugios para "la población sobrante" para, de esta manera, dotar a todo el orden social de una renovada válvula de seguridad cuentapropista.

La Haine

 

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