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Nacionales E.Herria :: 27/03/2017

Piedras

Borroka garaia da!
Cuando se produjeron los recientes enfrentamientos en las calles de Iruñea y las detenciones sentí esa mezcla de adrenalina y miedo

Había pasado un rato desde que el barrio había sido puesto en llamas. Algunas cristaleras rotas, piedras en la carretera por aquí y por allá y restos de barricadas que los bomberos terminaban ya de apagar.

Serían principios de los 90. Aún recuerdo la conversación. Estaba en un bar y se me acercó un amigo unos cuantos años mayor que yo. Estaba disgustado. Decía que en los 80 el barrio sí que se ponía patas arriba.

El complejo del “prime time”. La persona piensa que su momento personal álgido, que generalmente corresponde con su juventud, su mejor condición física y cierto nivel de experiencia adquirido es equivalente al mejor tiempo colectivo general de un proceso político sin tener en cuenta ningún otro factor y que una posible parecida cosa, en otro contexto puede significar algo diferente. A veces de una superior cualidad. Kale borroka lo llamaban.

A decir verdad no se de donde saldría ese nombre. Nunca fue utilizado como tal hasta bien entrados los 90 pese a que los incidentes en la calle, aquello considerado enfrentamientos o los sabotajes nacieran a escala mundial a la par de la clase obrera y a la par de los cuerpos policiales/militares encargados precisamente de someterla. Por lo que dar un label específico me parece que por una parte debió ser cuestión de dar traducción amable a “lucha callejera” para quitarle una supuesta acepción barriobajera y siendo a su vez rápidamente aceptado mediáticamente por la necesidad del estado de dar nombre y forma al enemigo. Cualquiera que tenga forma puede ser definido, y cualquiera que pueda ser definido puede ser vencido decía Sun Tzu hace siglos en el Arte de la guerra.

Existen dos tipos de idealizaciones románticas. Las que habiendo conocido algo no pueden superar el complejo “prime time”, y las que habiendo conocido algo pero habiéndose opuesto en su época ese pequeño detalle pasaría por alto y utilizaría esa supuesta idealización para desprestigiar retroactivamente. En cualquiera de los casos el significado viene a ser el mismo; la incapacidad de reconocer como sujeto autónomo y librepensante, para bien o para mal, de la juventud o sectores de ésta. Algunos lo llaman paternalismo. No se si es la palabra correcta pero si creo que parte de la falsa creencia de superioridad y sobre todo de la hostilidad generada ante la incapacidad de reconocimiento del otro como no atado a esquemas o lógicas preconcebidas. Todo esto siempre, por supuesto, ante la ausencia por causas forzadas del propio sujeto tratado. Siendo ésto un gran clásico durante décadas.

Durante muchos años funcionó una ley básica en la izquierda abertzale: Los debates que por las consecuencia represivas que podrían acarrear las diferentes opciones y opiniones expresadas, no deberían tener carácter público su desarrollo, y más tarde de alguna manera los portavoces realizarían como buenamente podrían las síntesis alcanzadas. No se en qué momento exacto ocurrió pero eso fue pasado por el arco del triunfo en la creencia al parecer de que un debate público con ausentes es fácil de ganar. Y tanto ayer como hoy cualquier tipo de disquisición en ese sentido me sigue pareciendo de una baja altura, acomodada en los resultados político-ideológicos de la ciega dinámica mediática y la falta de compañerismo.

Dicho esto, si que me gustaría expresar algunas reflexiones por mucho que algunas puedan causar sorpresa.

La kale borroka, pese a ser un fenómeno claro relacionado con el proceso de liberación nacional y social, nunca ha sido de la izquierda abertzale. Ni diseñada, ni puesta a punto, ni llevada a cabo pese a que siempre en toda lucha afectan impulsos políticos y hay un gran cruce de intenciones. Una ínfima minoría de la militancia estructural de la izquierda abertzale la ha practicado de forma seria (y solo de la juvenil en la que también ha sido minoría). La kale borroka no ha sido nunca parte intrínseca ni estructural de la estrategia de la izquierda abertzale. No podía serlo debido a su carácter autónomo, horizontal, dependiente de una amalgama de voluntades personales y basado en la inteligencia colectiva sin ataduras orgánicas. Por lo tanto diversificado en esencia y potenciado desde un prisma complejo de muchas caras. La kale borroka estaba ahí, y luego había gente que quizás debatía o teorizaba sobre ella, pero no suponiendo eso un factor determinante quedando inconexo en gran parte del cerebro colmena. El lema “kale borroka, herri borroka da” es muy exacto en su sentido literal.

Este cerebro colmena e inteligencia colectiva (para muchos, descerebrados, incluida una parte muy significativa  estructural de la izquierda abertzale, porque esa es otra; Es un mito que la kale borroka tuviera el apoyo decidido de toda la izquierda abertzale, no lo tenía ni de lejos) fraguada a pie de calle, generó una psique determinada. En el caso de detenciones y represión, las redes de afinidad activista no pensaban solo en hacer una recolecta para los afectados, sino para comprar gasolina y vengarlo esa misma noche. La represión jamás pudo romper ese círculo. La “ayuda recibida” a los represaliados también forma parte de un mito que no acabo de entender muy bien. En general todo se reducía a hacer una movilización de la cual casi nunca se enteraban los detenidos porque obviamente estaban incomunicados bajo la ley antiterrorista, la aparición de un abogado que nunca ha servido de mucho ante las maneras de la audiencia nacional y un recibimiento si se vuelve a casa o una foto en la herriko. Ya está. Es decir, como casi siempre y como en todo, son el círculo personal cercano y las amistades las que ofrecen la verdadera ayuda vital junto al movimiento anti-represivo organizado (¡que al parecer muchos dicen que no hace falta!) quedando el resto en una solidaridad a veces más pasiva que activa.

Nunca la represión pudo con la kale borroka, no solo por la propia esencia de ésta antes explicada sino por la imposibilidad de matar a un órgano donde sus células se cambian y metamorfosean solas y no se conectan entre ellas de forma vital. Son otros factores los que hacen que brote con más o menos fuerzas, que se repliegue o que se expanda, que hiberne o que se asiente en el tiempo. Que se haga esporádica o sistemática. Las leyes que funcionan aquí no son diferentes a las de cualquier otra parte del mundo donde exista un proceso más o menos revolucionario esté estancado o sea vigoroso.

Unido a esto, es todo un mito que la kale borroka hiciera perder a una generación o a varias en el camino independientemente de la represión sufrida. Represión que nunca se ha dejado de sufrir hasta hoy. Como se ha comentado antes, el número ha sido ínfimo desde un punto de vista estructural. Las lógicas han sido distintas también. El problema que existió fue político, y está relacionado con el fracaso de Lizarra- Garazi, la a continuación división a principios de los 2000 que se produjo en la izquierda abertzale, el incremento de la dinámica represiva contra organizaciones políticas y sociales que ha dado bastantes éxitos al estado que aún gestionan y el consiguiente proceso de marginación y desplazamiento de la juventud vasca del núcleo central del proceso de liberación nacional y social, en gran medida debido al poder adulto y ahora también a las consecuencias de la crisis. Que muchos opinen que la juventud ha perdido posiciones, yo lo interpreto inversamente, es el resto los que lo hemos hecho y la juventud en una parte ha pagado esas consecuencias pese a que aún siga siendo la punta de lanza de las luchas aunque mediáticamente totalmente infravaloradas y con un peso fáctico al interior de la izquierda abertzale en años de recesión por todos los factores negativos acumulados contra ella.

Pienso que si alguien tiene derecho a equivocarse o a acertar, ésta es la juventud, y si alguien está tan indignado o preocupado por ella no se qué pinta haciendo condenas y luego enviando a la policía a cerrar gaztetxes, mentir sobre ella o no hacerla ni puto caso si eso conviene de cara al PNV o Geroa Bai mientras se dice que no se está a favor de que desaparezca la policía autonómica española y más veces que no, se acepta el monopolio de la violencia de estado que no es otra cosa que la ley.

Tampoco entiendo porqué se piensa que no son conscientes de lo que hacen cuando posiblemente tengan más conciencia de la que llegamos a tener jamás cuando eramos jóvenes entre otras cosas, gracias a muchos de los que hoy condenan.

Durante mucho tiempo nos tiramos miles de horas hablando con personas, yo hasta con el jodido cura de mi pueblo, en busca de apoyos y solidaridad. Explicándoles una y otra vez que por encima de cualquier tipo de acusación, por encima de estar de acuerdo o en desacuerdo con planteamientos políticos debe existir una solidaridad y ayuda ante la represión y ésta debe de expresarse (humana, judicial, económicamente). Llegados al 2017 me pregunto… ¿Era mentira?

Cuando se produjeron los recientes enfrentamientos en las calles de Iruñea y las detenciones sentí esa mezcla de adrenalina y miedo, aunque no es nuevo, lo llevo sintiendo desde los 15 años. Es probable que algunos que sintieran lo mismo vehiculizaran una hostilidad intensa e irracional debido a ese mismo miedo en sentido equivocado. Lo nuevo es que también sentí miedo por algunos de los que he considerado hermanos y hermanas de sangre, y los sigo considerando, puedan acabar con el tiempo y debido a interpretaciones geométricas y cálculos siendo los próximos que lleven a cabo cosas que jamás hubieramos pensado. El estado juega con esa baza también, habría cerrado así uno de sus círculos.

https://borrokagaraia.wordpress.com/2017/03/26/piedras/

 

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