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Europa :: 27/05/2022

Donbass: Dudas y avances en el frente

Nahia Sanzo
Los militares creen que hay margen para la retirada y lo principal es salvar al ejército. Pero a Zelensky no le importan las muertes, para él las ciudades son más importantes

El final de la saga de Azovstal, con la que la RPD [República Popular de Donetsk] y Rusia han consolidado el control completo de la ciudad de Mariupol, no solo ha liberado a algunas unidades de sus tropas para ser destinadas a otras zonas del frente, sino que supone que el foco político y mediático ha pasado a otras zonas. Como se esperaba, la captura de Popasnaya por parte de la RPL [República Popular de Lugansk] y Rusia ha supuesto un notable aumento de la velocidad de los avances rusos y republicanos.

Aun así, continúa la estrategia de lento desgaste de las tropas enemigas por medio de la aviación y, sobre todo, la artillería. Al igual que se hiciera en Azovstal, los avances de las tropas aliadas en Donbass han dejado de lado la posibilidad de asaltos frontales a las principales ciudades en favor de un avance más lento, pero que garantice menores bajas entre las tropas. La evidencia no ha convencido, sin embargo, a expertos occidentales, que siguen hablando del bajo valor de la vida de las tropas para Rusia.

La pérdida definitiva de Mariupol ha supuesto para Ucrania un problema político y militar con el que trata de lidiar. La escasa eficiencia con la que trató la rendición de Azovstal -lo que Kiev sigue calificando de una operación de evacuación– hace aún más necesario un correcto manejo de la crítica situación que se está desarrollando para sus tropas en ciertas zonas del frente, concretamente en Lisichansk, Severodonetsk, Artyomovsk (Bajmut desde que el nombre del camarada Artyom fue eliminado de los mapas de Ucrania), Svetlodarsk y Soledar.

En esa situación, y temiendo que la rendición de más de 2000 soldados -de algunas de las unidades más ideológicas de la estructura militar ucraniana- pueda minar la moral de las tropas, el Gobierno ucraniano pretende incentivar la participación en las Fuerzas Armadas. Si apelar al nacionalismo no es suficiente, siempre está el factor económico. “Nuestra fuente en la Oficina del Presidente espera que la asistencia financiera de Occidente suponga aumentar los beneficios de las Fuerzas Armadas de Ucrania”, informaba el canal de Telegram Rezident. “En Bankova no solo quieren reclutar para las filas del ejército, sino hacer de esta opción algo atractivo económicamente. Un salario de 100.000 grivnas para los soldados es uno de los elementos de la estrategia de la Oficina del Presidente para hacer popular el servicio en las Fuerzas Armadas”.

Pero las dudas ucranianas van más allá de cómo lograr un mayor número de soldados motivados para la lucha. Desde hace semanas, cuando se ha hecho evidente que la estrategia rusa en Donbass pasa por la creación de pequeñas bolsas en las que los soldados ucranianos, aislados, tendrían escasas posibilidades de resistir durante mucho tiempo, se ha gestado una disputa entre las autoridades políticas y las militares ucranianas. Esta lucha implica fundamentalmente a la Oficina del Presidente, que, con el apoyo de sus socios occidentales -fundamentalmente el Reino Unido- se han hecho con el poder político completo y a las Fuerzas Armadas de Ucrania.

El canal de Telegram ZeRada, citando una información de Rezident que alegaba que Valery Zaluzhny había solicitado el derecho a ordenar de forma independiente una retirada de las posiciones militares en el Este para preservar así la capacidad de combate del ejército, explicaba el lunes la lógica de la postura de ambas partes:

En la disputa entre Zelensky (Bankova, sede de presidencia) y Zaluzhny (Fuerzas Armadas de Ucrania), cada una de las partes tiene sus propias motivaciones, diferentes puntos de vista y soluciones. Zaluzhny quiere preservar las capacidades de combate de las Fuerzas Armadas de Ucrania, así que para él la posibilidad de que queden sitiadas algunas de las unidades más preparadas para el combate en las ciudades del este de Ucrania es una amenaza crítica.

Bankova tiene otros motivos. La rendición de ciudades llevará a una caída de la moral del ejército y de la retaguardia, algo que el liderazgo político no puede permitirse de ninguna manera ahora mismo, tras la “evacuación” de Azovstal. Así que Zelensky prefiere mantener todos los efectivos posibles en la línea del frente.

De hecho, Zaluzhny cree que sigue habiendo margen para la retirada y que lo principal es salvar al ejército. Bankova confía en que no habrá problemas con el reclutamiento, que habrá suficientes soldados, así que las ciudades son más importantes.

A ello, Rezident respondía: “Compañeros, la táctica de Zelensky ya dio resultado en Kiev, cuando se luchó por cada localidad hasta el final. Fue el heroísmo de los ucranianos el que nos permitió conmover a los políticos de Occidente, que no querían darnos armas letales. La guerra será larga y en Bankova lo comprenden perfectamente”.

Sin embargo, existe una diferencia fundamental entre la situación en Kiev y la situación en Donbass: como correctamente planteó el asesor de la Oficina del Presidente Mijailo Podoliak, Rusia está dispuesta a retirarse de todo el territorio a excepción de Donbass y el sur de Ucrania. Donbass es el teatro principal de esta fase de la guerra y la estrategia planteada por el comando ruso -más lenta, pero que ha dado avances significativos- está poniendo en peligro a las unidades con más capacidad de combate de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

El lunes, fuentes rusas como Boris Rozhin, Colonel Cassad, apuntaban a una ruptura del frente ucraniano en la zona al este de Gorlovka: “Estamos viendo el colapso del arco de Svetlodarsk, con el que no se pudo acabar en 2015. Inmediatamente después de la liberación de Troitskoe, el enemigo se ha visto bajo amenaza de que la agrupación de Svetlodarsk quede sitiada y se ha visto obligada a retirar tropas hacia Artyomovsk. Habrá buenas noticias desde allí en los próximos días”.

Ayer, esa situación se confirmaba, tal y como recogía la misma fuente:

La ciudad de Svetlodarsk ha sido liberada. Al igual que Mironovskoe, Svetlodarsk ha sido tomada por los miembros de la empresa de seguridad privada “Wagner”. Ante el peligro de quedar sitiados (especialmente tras la pérdida de Troitskoe y Mironovskoe), el enemigo se ha visto ante la necesidad de abandonar sus posiciones en el distrito de Svetlodarsk y se ha retirado en dirección a Artyomovsk. El lunes se produjo un fallido intento de hacer volar la presa de la planta de energía eléctrica de Uglegorsk. 

De ahí que ayer cayera el arco de Svetlodarsk, que ha existido durante siete años [esta ha sido una de las zonas más estables del frente, fuertemente fortificado y sin ningún éxito de las milicias populares en el tiempo de guerra de trincheras-Ed] y que no pudo romperse con la batalla por Debaltsevo en el año 2015. En aquel momento, existían los planes de crear una gran bolsa en dirección a Artyomovsk. En lugar de eso, solo pudo crearse una pequeña bolsa tras la ruptura por Uglegorsk y el cierre del cerco por Logvinovo (y a pesar de eso una parte de la agrupación de las Fuerzas Armadas de Ucrania pudiera huir). Siete años después, el área fortificada de Svetlodarsk ha pasado bajo control de nuestras tropas sin grandes batallas.

La captura de Svetlodarsk, confirmada por las fuentes ucranianas, se produjo sin que mediara batalla. En peligro de quedar sitiadas, las tropas ucranianas se replegaron en dirección a Artyomovsk. Con ello, la población de la ciudad, que según las fuentes ucranianas se mantiene prácticamente en sus niveles anteriores a la intervención rusa, no ha sufrido, de momento, consecuencias por la batalla y se ha evitado la destrucción que habría supuesto un enfrentamiento directo.

Lo que se juega ahora no es el destino de la guerra, ni siquiera de quién llevará la iniciativa en las próximas semanas, sino la forma en que se va a desarrollar la batalla. La repetición del escenario de Svetlodarsk en otras zonas -fundamentalmente Severodonetsk y Lisichansk, pero también Artyomovsk o Soledar y Krasny Liman en el norte de esta zona, donde las tropas rusas han comenzado el asalto- para replegar las tropas a la segunda línea de defensa en la zona de Kramatorsk-Slavyansk, supondría la victoria de la estrategia de las autoridades militares rusas y de los asesores internacionales. La opción contraria supondría, en cambio, la repetición de una batalla destructiva como lo fue la de Mariupol en esas zonas de Donetsk y Lugansk.

En este contexto de evidente crisis militar en el Este, las autoridades ucranianas continúan prometiendo una contraofensiva una vez que lleguen al país las armas pesadas con las que Ucrania está convencida de que será capaz de recuperar los territorios perdidos desde el 24 de febrero. Pero esas promesas a largo plazo contrastan con un frente que se complica en su sector más importante y en el que, pese a ocho años de guerra de trincheras y preparación de las fortificaciones, Ucrania se encuentra en retirada.

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