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EE.UU. :: 01/09/2017

El torrente imperialista

John Saxe-Fernández
El contratismo vincula la administración del gasto militar al lema trumpista del [Norte]'America First' por medio de la subrogación mercenaria

Es en medio del torrente imperialista desencadenado por el 11/S del 2001, que ahora emana la perorata del nacional-trumpismo con su supremacismo blanco, anti-latino/mexicano, anti-inmigrante, neo-nazi y militarizado hasta la coronilla. Gracias al diputado norteamericano Ron Paul se supo en su expresión presupuestal, de la magnitud y contexto de la militarización, que junto al creciente peso de Mnuchin, de Goldman Sachs, Wall Street y los tres generales son el gabinete de EEUU. Con Trump ellos encabezan lo que Naomi Klein llamó capitalismo del desastre, ahora en su estampa neofascista de nacional-trumpismo: el Departamento de Defensa (DdD), las 37 mil firmas bélico-industriales, incluidos poderosos consorcios, junto a miles de sub-contratistas, tienen acceso privilegiado (cost plus) a la mayor asignación absoluta de recursos públicos en la historia de EEUU y en lo que va, de nación alguna, desde el despegue del mundo industrial.

El torrente imperialista no es asunto menor ni nuevo pero se recrudece y ensangrienta desde el 11/S junto al negacionismo climático de Trump de grave riesgo a la biota global. La suya es una actitud dirigida a corregir, censurar o reprimir a la comunidad científica, pero sólo cuando las cifras y conclusiones apuntan a peligros de corto, mediano o largo plazo que chocan con negocios y tecnologías (motor de combustión interna) y ganancia de la quema de combustibles fósiles, eje de las fortunas de ExxonMobil, Chevron/Texaco, BP, etcétera, y pieza fundamental en la vulnerabilidad de ciudades como Houston, hoy ahogada con billones de litros de agua, pero que, según el Ministerio de defensa de EEUU y sus socios los combustibles fósiles permanecerán en función hasta mediados de siglo XXI (LJ 6/10/2011), para cuando la catástrofe climático/ambiental será irreversible. Van por la ganancia hasta la extinción de las especies.

Trump también censura a los analistas “cuando echan por tierra supuestos geopolíticos y estratégicos y, bajo pretexto del 11/S, EEUU y sus socios en la OTAN prosiguen con la ofensiva por el control del petróleo mundial, una hazaña neo-nazi denunciada en 2007 por el general Wesley Clark, ex comandante supremo de la OTAN. (Ibid)

El masivo aumento al gasto militar es de la magnitud requerida para librar una suicida guerra nuclear. Los preparativos para esa guerra, como mostró C. Wright Mills en Las causas de la Tercera Guerra Mundial, están en marcha desde hace décadas. Para 2018 el presupuesto del Pentágono es de 696 mil millones de dólares (mmdd). Eso incluye 54 mmdd propuesto por Trump más 30 mmdd agregados por los diputados republicanos. Aunque existe una ley de 2011 que limita el gasto militar, ya ese límite fue rebasado en 72 mmdd. Como dijo Paul, la ley es laxa y ya se las arreglarán para gastarlo todo. El sueño de magnates.

Esta ampliación presupuestal para la masiva proyección militar de EEUU se dirige al mundo en general y a la periferia capitalista en particular, sede de localizaciones estratégicas como Afganistán y grandes y codiciados yacimientos minerales y de los combustibles fósiles que, advierte la ciencia, aceleran el calentamiento global (Venezuela, Irak, Libia, México, Canadá, Nigeria, etc). Es un diseño de subrogación vinculado al interés corporativo por el intenso contratismo del tipo Reconstrucción y Estabilización puesto en práctica luego de la brutal devastación de población e infraestructura de Irak y de la estabilización lograda con brutal represión. En sus inicios el diseño estuvo a cargo de Carlos Pascual, ex embajador de EEUU en Ucrania y México. Ahora el contratismo vincula la administración del gasto militar al lema trumpista del [Norte]America First por medio de la subrogación mercenaria (cost plus) de las guerras de agresión, puesta en marcha en Irak.

[El general norteamericano] Mattis propone el establecimiento de bases permanentes cuando ya EEUU tiene entre 800 y mil bases desplegadas cerca de Rusia y China que EEUU considera retadores hegemónicos, sea en lo nuclear/balístico inter-continental o en lo comercial/industrial/bancario/financiero. También hay bases próximas a grandes yacimientos de recursos naturales. En territorio nacional de EEUU el DdD cuenta con ¡6 mil bases y campos de adiestramiento! localizados en estados, condados o distritos, puertos y aeropuertos (civiles/militares) de impacto sobre la ecuación político electoral relacionada a la asignación de grandes contratos bélico-industriales.

El planteo de Mattis no se limita a la experiencia histórica de bases de EEUU sobre los polos capitalistas devastados hace más de 70 años luego de la Segunda Guerra Mundial. Ahora se informa que el presidente Macri de Argentina piensa facilitar bases a EEUU al norte, frente a Brasil y al sur, en dirección a la Antártida, por lo que los dichos de diplomáticos al servicio del menemismo entreguista de que el rechazo popular a instalar bases extranjeras en territorio nacional es cosa de setenteros, son una histórica desfachatez.

La Jornada

 

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