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Nafarroa :: 12/09/2018

Mano de hierro, guante de seda

Borroka Garaia da!
Se suele decir, y es muy cierto, que cuando se entra en un cuerpo policial represivo, la pistola se te sube a la cabeza

Se suele decir, y es muy cierto, que cuando se entra en un cuerpo policial represivo, la pistola se te sube a la cabeza. El policía prototipo, también el militar, tiene una psicología débil. Se ven con una falsa seguridad tras el uniforme, la pipa, la porra y la ley, debido a su propia inseguridad. Las bases de esta psicología policial se sustentan en el propio reclutamiento y formación borreguil y acrítica posterior en las que serán forzados a ser un mero eslabón sin cerebro de una cadena de mando. Mientras obedecen al poder haciendo acatar sus leyes se sienten seguros y protegidos. Su obediencia les hace participar del poder que han sido inducidos a reverenciar y por ello se sienten artificialmente fuertes. Es la psicología del títere, del muñeco con hilos. Un ser muy débil y dependiente.

Son las personas autoritarias, débiles psicológicamente, con identidades poco desarrolladas y por tanto, necesitadas de una autoridad superior que las proteja y guíe, las más manipulables por el terror inducido o provocado por el poder establecido. Y si esto ocurre con los uniformados que se dejan comprar por la burguesía también ocurre o acaba ocurriendo en muchas ocasiones con los que forman parte del entramado institucional de esa misma burguesía. Sean concejales o ministros. Que se les sube el poder a la cabeza y los delirios de grandeza.

Está dando mucho que hablar el gaztetxe Maravillas. Y ocurre como con aquel mayordomo que en los 80 se paseaba en spots publicitarios de casa en casa haciendo la prueba del algodón. El algodón no engaña, decía, y ahí salía la mierda al pasarlo por los azulejos. Claro que la mierda está saliendo en gobiernos, ayuntamientos, partidos, concejales y policías.

No ha sido suficiente con que el ayuntamiento de Iruñea desalojara varios locales y gaztetxes desde el 2016 [1],[2]. Que mandara también cesar en sus actividades al gaztetxe Maravillas y amenazara con la policía. Que el gobierno finalmente enviara cientos de policías a intentar cerrarlo. Que una vez archivado el caso el gobierno volviera a reabrirlo. No. No ha sido suficiente. Faltaba otra vez el ayuntamiento de Iruñea. Y esta vez con toda su cara más dura que el cemento del TAV, se cree con el derecho de exigir que tipo de actos se pueden o no se pueden realizar en el gaztetxe, rechazando que se puedan hacer actos de memoria histórica de los y las desposeídas. No se qué se habrán creído estos señoros y señoras concejalas para intentar manduconear tanto, aunque sea entendible su pataleta ante el poder juvenil y popular asambleario al que no pudieron hacer frente ni con su violencia macarra y armada. Lo que si se sabe seguro es que algunos, incluso defensores del zapatismo mientras no sean mis zapatos, no quieren saber nada de aquello de que el pueblo manda y el gobierno obedece. Se sienten tan débiles y heridos en su ego autoritario y sus delirios que intentan pedir sopitas ahora , como decía otro spot publicitario, al primo de zumosol, o sea, a sus amigos de Madrid, a ver si poniendo más alfombras represivas desde ahí se animan y pueden ser más violentos.

Tiene su miga, que unos partidos que hablan tanto de memoria histórica e incluso a veces de “abuso policial” sean incapaces de recordar que antes de ayer mandaron a la policía bien armada a apalear a la desarmada juventud obrera de Iruñea y que eso les pareció impecable. No solo el intentar robar un espacio colectivizado para la juventud y clase trabajadora, sino dejar marcado a palos los cuerpos de estos y estas jóvenes. Nada indica que algunos de los disparos de las bocachas del subfusil a bocajarro no pudieran haber causado alguna desgracia mayor. Quizás un ojo perdido. Igual una muerte. La probabilidad está ahí.

Claro que estos concejales aparte de patéticos son cobardes. Ellos nunca se atreverían a ir a desalojar ni a pegar por eso mandan a sus perros, cosa que no se atreven a mandarlos por ejemplo a las Bardenas por mucho que digan oponerse al uso que hacen de ella diversos ejércitos. Normal, están armados y no son clase obrera.

 

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