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Medio Oriente :: 31/10/2023

¿Por qué la narrativa liberal condena la Resistencia Palestina?

Xavier Villar
¿Que subyace detrás de la nueva apropiación discursiva sionista?

¿Por qué la narrativa liberal condena la Resistencia Palestina?

En este artículo se intentará explicar, de manera crítica, la narrativa liberal en relación a la Resistencia palestina. En términos generales, se puede decir que esta narrativa condena cualquier forma de respuesta palestina contra el régimen colonial sionista.

Un ejemplo de esta narrativa se puede encontrar en el comunicado publicado hace unos días, justo después de la operación de Hamas, por el ex candidato presidencial estadounidense Bernie Sanders, considerado por muchos como la voz más progresista dentro del espectro político de ese país. En el comunicado, Sanders explicaba que la situación de injusticia en Palestina estaba siendo denunciada por "multitud de instituciones y personas", pero todo esto se vio interrumpido "por el asalto terrorista de Hamas" que "puso fin a cualquier posibilidad de una resolución justa para el pueblo palestino".

El primer mito en el que se sustenta la narrativa liberal sobre Palestina es la negación del momento originario de la violencia, que no es otro que la instauración del régimen colonial sionista en 1948. Evidentemente, no se trató de un único momento aislado de violencia, sino que es un episodio que se repite de manera constante y diaria.

Sin tener en cuenta ese momento originario y su iteración diaria, es imposible comprender la violencia coyuntural palestina. El mito liberal se basa en la omisión de ese momento originario y se enfoca, como en este caso, en la operación de Hamas, que desde esta narrativa se percibe como una "violencia gratuita y totalmente irracional". En otras palabras, una vez que se pasa por alto la violencia estructural sionista, cada acto de resistencia palestina se interpreta como el acto inicial de la violencia.

El segundo mito en el que se fundamenta la narrativa liberal es la falta de un análisis racial de la situación. Desde sus inicios, la Entidad Sionista ha establecido una división ontológica entre israelíes y palestinos, lo que se manifiesta en una separación entre ciudadanos considerados humanos y aquellos considerados no humanos. Las palabras del actual ministro de defensa sionista, Yoav Gallant, al describir a los palestinos como "animales", sirven como ejemplo de esa visión racial que da forma al proyecto colonial.

Por tanto, se puede afirmar que no es posible analizar Palestina y la respuesta de los palestinos sin considerar la estructura racial-colonial sionista.

Un tercer mito liberal es lo que se conoce como "culpabilizar a la víctima". Desde esta perspectiva, se espera que la víctima sea "perfecta" para recibir el respaldo de la opinión liberal. En el momento en que la víctima decide tomar acción y dejar de ser pasiva, surgen las críticas y condenas.

La víctima perfecta debe ser aquella que carezca de la capacidad real de ejercer agencia para alterar el status quo político y, en cualquier caso, debe ser considerada "respetable" según los estándares políticos liberales. Por lo tanto, se puede afirmar que lo que el liberalismo busca en esta "víctima perfecta" es mantener su romantización constante dentro de una pasividad absoluta. Esta perspectiva es antipolítica, ya que niega la posibilidad de cambiar el estatus de la víctima y la confina a un perpetuo estado de opresión sin ninguna oportunidad de modificarlo.

De manera perversa, la "víctima perfecta" se transforma en "opresor" en el momento en que adquiere agencia. Como se ha visto en el caso palestino.

Esto último debe entenderse como una respuesta originada por la ansiedad blanca y su resistencia a aceptar la descentralización de Occidente y la blancura como puntos nodales discursivos universales.

En otras palabras, se puede brindar apoyo a las víctimas siempre y cuando no cuestionen los fundamentos discursivos occidentales. Sin embargo, esto no es aplicable a la situación en Palestina. En este sentido, es importante destacar que enfocarse en señalar las presuntas "imperfecciones" de las víctimas palestinas equivale a ser cómplice de la dominación colonial sionista.

El cuarto mito en el que se sustenta la narrativa liberal es el mito de la ilegitimidad de la resistencia armada frente al régimen colonial sionista.

Desde esta perspectiva, no se tiene en cuenta que Hamás fue fundado en 1987, 20 años después de la ocupación de Gaza y Cisjordania, y 40 años después de la colonización sionista de 1948. Asimismo, se omite el hecho de que la respuesta pacífica y colaboradora de la Autoridad Palestina, especialmente de su actual presidente, Mahmud Abbas, no ha logrado poner fin a la política de exclusión racial ni a la expansión ilegal sionista.

Por último, resulta interesante observar un tipo de mito que ha perdido fuerza y que, de alguna manera, también formaba parte del discurso liberal. El hecho de que Israel dependa del portaaviones más avanzado tecnológicamente de los EEUU para defenderse de los ataques del llamado "Eje de Resistencia" ha erosionado cualquier vestigio de disuasión por parte del Estado sionista. El mensaje que transmite este despliegue estadounidense es que la Entidad Sionista no puede enfrentarse a Hamás y al resto de los miembros del Eje de Resistencia, en particular Hezbolá, sin la ayuda de los EEUU.

Por todo lo anterior, se puede afirmar que lo acontecido en Gaza y Palestina Ocupada es, desde una perspectiva política, una revuelta anticolonial expresada en lenguaje islámico. Es precisamente por esta razón que el enfoque liberal no puede analizar la situación más allá de condenar la violencia "irracional" perpetrada por Hamás, y tampoco puede, como se ha observado, identificar las causas de larga duración que explican la respuesta de la Resistencia Palestina.

¿Que subyace detrás de la nueva apropiación discursiva sionista?

El genocidio sionista en Gaza, además de las evidentes matanzas de civiles, tiene un aspecto discursivo al que pocos medios de comunicación, por no decir ninguno, están prestando la debida atención.

El ataque de Hamas el pasado 7 de octubre no solo causó un impacto significativo en la entidad sionista desde el punto de vista militar, sino que también socavó el mito sionista de la seguridad colonial en relación a los colonizados. La ansiedad generada por esta operación explica por qué las autoridades sionistas, con la complicidad de los medios de comunicación occidentales, están haciendo todo lo posible para evitar una nueva "rebelión colonial" en Gaza. Para lograrlo, han difundido el discurso tradicional sobre el terrorismo, esta vez con la intención de equiparar a Hamas con la banda Daesh.

En esta movilización discursiva no se tienen en cuenta las profundas diferencias entre ambos grupos ni sus distintos horizontes políticos. Tampoco existe, dentro de esta narrativa, la intención de analizar las diferencias teológicas entre ambos. Una simple búsqueda en Internet serviría para poner de manifiesto la absoluta incompatibilidad entre Hamas y la banda takfirí Daesh.

Tampoco se busca analizar de manera crítica las bases políticas en las que se apoya Daesh, lo que dificulta la comprensión de su antagonismo con respecto a Hamas. En este sentido, es importante señalar que Daesh no representa la culminación del proyecto islamista, sino más bien lo contrario. Su enfoque tiene más similitudes con la epistemología occidental de buscar una homogeneización absoluta a través de métodos violentos que con el proyecto de resistencia colonial articulado en un lenguaje islámico que caracteriza a Hamas.

En otras palabras, mientras que el ISIS aboga por un proyecto homogeneizador basado en el supremacismo sunní, Hamas es un grupo de Resistencia palestina que no enmarca su proyecto descolonizador en términos sectarios.

El discurso sobre el terrorismo, al equiparar a Hamas con Daesh, busca retratar a aquellos palestinos que desafíen la situación colonial en la que se encuentran atrapados, o que respalden esta causa, como bárbaros no civilizados. Una vez lograda esta asimilación, cualquier esfuerzo por resistir al colonialismo sionista, incluso las demandas de respeto al derecho internacional, puede ser criminalizado y descrito como complicidad con el terrorismo.

Este discurso también destaca que ya no es necesario buscar excusas legales para justificar el colonialismo sionista. El colonialismo más severo y crudo está resurgiendo con la normalización del discurso que retrata a los palestinos como "animales".

La reaparición de este colonialismo descarnado se puede atribuir a la reciente operación de Hamas, que ha generado en el lado palestino una sensación de victoria, mientras que en el lado sionista ha confirmado la pérdida de la seguridad que parecía garantizada. El lema palestino, "desde el río hasta el mar", utilizado para reclamar la liberación de toda Palestina desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo, ha dejado de ser un ideal para convertirse en un objetivo tangible. De ahí la ansiedad en el ámbito sionista por evitar una repetición de lo ocurrido el pasado 7 de octubre.

Con este propósito, se recurre una vez más al término "terrorismo" para desacreditar cualquier rebelión anti-colonial que ponga en peligro la estabilidad y supervivencia de la colonia sionista.

Es necesario señalar que el término "terrorismo" no busca simplemente describir, sino que tiene un carácter prescriptivo. Es decir, su objetivo es crear lo que pretende describir. Cuando se califica algo como terrorismo, lo que finalmente se logra es dar luz verde al Estado para reprimir, limitar la disidencia, violar las libertades civiles, torturar, detener, deportar, invadir, bombardear, matar y llevar a cabo una serie de acciones, todo en nombre de una amenaza llamada "terrorismo" que se acepta como tal.

Desde un punto de vista discursivo, el término "terrorismo" funciona como un medio para estigmatizar a "lo salvaje" y perpetuar la dicotomía entre civilización y barbarie. Se utiliza para marginar a individuos, grupos de personas e incluso ideas, excluyéndolos de la comunidad humana o la familia humana. En consecuencia, se les percibe como una amenaza para la comunidad humana y, como resultado, se considera necesario eliminarlos.

El lenguaje sionista, en particular el intento de equiparar a Hamas con Daesh, responde a un esfuerzo constante por perpetuar la división entre seres humanos y aquellos a los que se retrata como "animales" amenazantes para los primeros.

Por lo tanto, lo que subyace detrás de esta nueva apropiación discursiva sionista de Palestina es el intento de deslegitimar no solo a Hamas, sino a toda la Resistencia anticolonial palestina.

Hispantv.com

 

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