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Nacionales E.Herria :: 07/10/2018

El elefante en la habitación

Borroka Garaia
La explicación en corto es que la socialdemocracia abertzale necesitaba “limpiar” el camino para el encuentro con el PNV

Hace una década había tres organizaciones revolucionarias herederas ideológicamente, aun con sus propios altibajos, del socialismo revolucionario abertzale que se abrió paso a finales de la década de los 60: ETA, Segi y Ekin. La izquierda abertzale era más amplia, para ello existía una unidad popular donde convergían diferentes trayectorias y sectores ideológicos (socialdemocracia, etc..). En un principio fue la alternativa KAS el punto unitario y posteriormente si bien nunca estuvo demasiado definido cual lo era, la existencia de diferentes organizaciones, formas de lucha y posicionamientos hacia de la izquierda abertzale un movimiento político (en su forma y fondo) en lo que los diferentes intereses ideológicos y de clase pudieran llegar a ciertos acuerdos pese a fricciones o desacuerdos ya que había estructuralmente medios para lograrlo, ciertas balanzas y contrapesos pese a todos los errores que se hubieran podido cometer.

ETA , Segi,(KAS) y Ekin, por decirlo de alguna manera eran los sectores más a la izquierda de la izquierda abertzale, no solo hacían suyo los mínimos de encuentro entre la izquierda abertzale sino que aspiraban a la revolución socialista, cosa que no era el caso de otros sectores de la izquierda abertzale más de carácter institucionalista o reformista.

Hace ya unos años se auto-disolvió Ekin, también Segi. Me pregunto cuánta gente que estaba ya en otras coordenadas y adheridos a otras organizaciones y fundamentos fueron vocales en tal decisión, o si la losa represiva fue lo instrumental, o una mezcla de todo. El caso es que de esta manera se perdían dos de las organizaciones abertzales y más a la izquierda que había tenido este país. La siguiente fue ETA que dando marcha atrás a sus decisiones en asamblea del 2007/2008 y por no enfrentarse ideológicamente ante dinámicas de hechos consumados contra ella, durante casi una década llegaría a auto-liquidarse. Y así ya serían las tres. Todas ellas. Es decir, aquellas personas y militantes adscritos al socialismo revolucionario abertzale se quedaron sin referentes ni organizaciones propias.

Por otra parte la unidad popular llegaría a desaparecer y se transformaría en un partido que no tiene forma de movimiento ni de unidad popular sino que asume los paradigmas estructurales de la socialdemocracia clásica. De esta manera se cierra un círculo estructural que desplaza totalmente a la izquierda revolucionaria abertzale y que no crea mecanismos para la solución de problemas al desaparecer los centros de debate y acción del socialismo revolucionario abertzale, que luego puedan intervenir y colaborar para la toma de decisiones o para subsanar desencuentros de forma colaborativa. Ni que decir tiene que todo este andamiaje estructural desplazado tenía como base la lucha popular y la militancia de calle, así como las tareas de construcción nacional y social. Mientras que por otro lado y debido a la centralización del partido al uso en vez de unidad popular las conexiones se rompieron quedando monopolizado por el partido que a su vez se arrogaba desde el institucionalismo el control absoluto de toda dinámica política global de cualquier organización que se le adhiera (y hasta en algunas que no).

También le llegaría el turno de la auto-disolución al organismo anti-represivo de Askatasuna. Y el discurso con el tiempo de que no hacen falta ya organizaciones pro-amnistía y anti-represivas. Y allá cuando surgió una, el Movimiento Pro Amnistía y Contra la Represión, una campaña de criminalización, demonización y difamación contra ella desde el primer segundo de los que precisamente tendrían que velar tanto por la autonomía de los movimientos populares como por el acuerdo allá donde se pueda. Pasados los años se da apoyo y bendición a dinámicas estructuradas para los presos y presas políticas pese a que había sido una de las excusas precisamente que no había que montarlas.

También surgiría Ezkerretik Bilduz con la intención de aglutinar sectores a EH Bildu desde la izquierda para intentar dar forma a una unidad popular abierta pero es igualmente criminalizada, rechazada y señalada. Se le cerró el paso. También llegaría a resurgir el ekintzale Eusko Ekintza recabando un rechazo frontal del institucionalismo y mas señalamiento. El que no se tuvo cuando se mandó al matadero de la represión sus siglas históricas

Años después el propio EH Bildu afirmaría que es necesario aglutinar sectores pero ya no quería nadie ser atacado por la cara ni había nadie por aglutinar. Al contrario. Desde el 2011 lleva bajando decenas y decenas de miles de votos EH Bildu. Y EH Bildu sigue siendo una coalición de partidos socialdemócratas, muy lejos de una unidad popular y que no aceptan a nadie que puedan intuir algo más a la izquierda de sus dinámicas.

La lista negra para esa izquierda abertzale (que es obvio a estas alturas que no representa a toda ella ni de largo) que un día no tan lejano fue punto de encuentro, se va haciendo cada vez más grande con los años. Una buena parte de la militancia antigua de las organizaciones revolucionarias disueltas, comunistas abertzales, libertarios no menos abertzales, sindicatos estudiantiles como Ikasle Abertzaleak (al que además le quieren quitar locales), movimientos populares ecologistas, internacionalistas, antirepresivos o de cualquier signo que no cuadre al milímetro con sus postulados, Gaztetxes a los que se desaloja y después se les criminaliza o intenta dividir o cooptar, medios de comunicación populares y columnistas a los que se intenta avasallar de mala manera. Hasta ELA se convierte en enemiga declarada cuando se pone algo peleona con la burguesía vasco-española o algún podemita rara avis si cojea demasiado de comunista se convierte en el mayor españolista que haya podido parir primo de rivera. Incluso hasta dentro de la propia militancia interna cualquiera que tenga una voz discordante se convierte en objetivo para acabar con su paciencia.

No pueden existir muchas explicaciones para dispararse en el pie de esta manera tan zafia, y mantener una postura tan de secta, tan obsesiva con el control. Comprendo bastante bien a la gente que a lo largo de los años se ha sentido marginada y atacada , aunque no comparta que en algunos casos esto les haya llevado a tomar una posición beligerante. Ese era el efecto buscado también para librarse de todo lo que está a la izquierda de posiciones reformistas, impidiendo el acuerdo aprovechando el peso burócrata de estructuras desfasadas. Pero el tiempo pasa, y lo que no puede ser no puede ser aunque muchos lo hayan intentado con toda su buena voluntad.

La explicación en corto es que la socialdemocracia abertzale necesitaba “limpiar” el camino para el encuentro con el PNV. Esa era la idea no explicitada hace una década para “el cambio de estrategia” aun siendo la real de fondo de todo movimiento camuflado con otras excusas a cada cual distinta. Por eso la izquierda abertzale revolucionaria tenía que desaparecer estructural y humanamente (he ahí el disparate). El problema para la vía interclasista dependiente y reformista del estatuto de “oposición constructiva” que no ve un futuro sin el PNV es que el proyecto de independencia (por no hablar del socialismo) se le escapa de las manos y el hábito va haciendo al monje integrado en el sistema. Por no decir que a la izquierda abertzale revolucionaria no se le ha podido evaporar y eso tiene y tendrá sus consecuencias. También estructurales, solo que ya en caminos diferentes.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fL6b