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Medio Oriente :: 25/10/2023

El colonialismo israelí, variante del occidental

Emile Badarin
En la mentalidad eurocolonial, sólo los identificados como europeos son vistos como capaces de experimentar el verdadero sufrimiento y el anhelo de libertad

Guerra entre Israel y Palestina: Gaza ha provocado un colapso en la mentalidad colonial de Occidente

Hoy en día es evidente en Occidente que la afiliación política de cada uno apenas marca diferencias cuando se trata de Palestina y de la lucha palestina. Líderes, políticos, expertos y figuras de los medios de comunicación de todo el espectro político, incluyendo la derecha, los conservadores, los liberales, el centro y buena parte de la izquierda, han prestado su apoyo al régimen israelí de colonos-colonialistas y de apartheid.

Para comprender realmente este hundimiento moral, es esencial situar esta respuesta colectiva occidental en un contexto más amplio. El mundo occidental está lidiando con un importante «colapso mental» a raíz de la actual redistribución mundial del poder, que se está alejando de la esfera euroamericana. Esta respuesta es bastante comprensible porque renunciar a privilegios coloniales seculares y a la licencia para dominar naciones no europeas y el mundo es un reto innegable.

En la actualidad, la clase dirigente occidental y sus principales medios de comunicación han vuelto a los fundamentos eurocoloniales y racistas que apuntalaron la licencia para invadir, colonizar y cometer genocidio en las Américas y en otros lugares del mundo desde 1492.

Emplean una inquietante variedad de lenguaje racista y deshumanizador para vilipendiar a los palestinos y deslegitimar su lucha, etiquetándolos de «bestias», «animales», «bárbaros», «terroristas», «malvados», «salvajes», que están cometiendo un «segundo holocausto» y «otro 11-S», etc.

Este discurso refleja fielmente los mismos temas y patrones que los célebres filósofos, pensadores, figuras fundadoras y héroes liberales y de la Ilustración de Europa utilizaron para justificar la subyugación y colonización de naciones no europeas en todo el mundo durante los últimos cinco siglos.

No es de extrañar que la postura oficial occidental haya abrazado sin reservas la narrativa colonial de los colonos israelíes, que es esencialmente una imitación del discurso euro-moderno/colonial original.

El estándar colonial occidental

Muchos condenan con razón la hipocresía y la parcialidad expresadas en los principales medios de comunicación y discursos políticos occidentales.

Resulta sorprendente que los mismos medios y líderes occidentales que acusan sin reparos (y sin datos) a Rusia de cometer crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad se hayan abstenido sistemáticamente de hacer lo mismo cuando se trata de Israel.

Han ignorado los crímenes de Israel contra Palestina desde 1948, incluidos los continuos crímenes de apartheid y limpieza étnica de palestinos, que han convertido en refugiados o desplazados internos a cerca del 80 por ciento de la población palestina.

Década tras década de castigos colectivos israelíes a los palestinos, como el bombardeo de sus infraestructuras civiles, viviendas, hospitales, lugares de culto, escuelas y universidades, así como el secuestro y la quema de sus niños hasta la muerte, el corte del suministro de electricidad y agua y muchos otros crímenes apenas han provocado la preocupación e indignación de Occidente.

Y lo que es aún más inquietante, los mismos políticos y figuras mediáticas que respaldaron la orden de detención de la Corte Penal Internacional (CPI) contra el presidente ruso han obstruido activamente la investigación de la CPI sobre los crímenes de Israel para negar a las víctimas palestinas un mínimo de justicia.

Paradójicamente, aunque esto parezca hipocresía y doble rasero, el Occidente oficial y su discurso y acciones mediáticas siguen siendo totalmente coherentes con las normas euro-modernas/coloniales, que ya determinaron que sólo los europeos son considerados plenamente humanos y, por tanto, tienen derecho a la libertad y al dominio sobre los demás.

Deshumanización

La actual deshumanización de los palestinos, así como de otros pueblos subyugados y racializados de todo el mundo, representa una continuación de las normas y estándares coloniales europeos profundamente arraigados.
Acusar de hipocresía a los gobiernos y medios de comunicación occidentales lleva implícita una esperanza de redención. Aunque esta esperanza es ciertamente genuina, es, por desgracia, una esperanza inalcanzable.

Como observó sagazmente el pensador anticolonialista y revolucionario afrocaribeño Frantz Fanon, las víctimas del colonialismo nunca conseguirán persuadir a sus colonizadores europeos de su sufrimiento y de su profundo deseo de libertad porque, en la mentalidad eurocolonial, sólo los identificados como europeos son vistos como capaces de experimentar el verdadero sufrimiento y el anhelo de libertad.

Incluso después de un siglo de lucha inquebrantable por la libertad, el mundo occidental permanece impasible ante el sufrimiento de los palestinos por el colonialismo sionista de colonos, apoyado por los europeos. En su lugar, los dirigentes y los medios de comunicación occidentales les piden que se condenen a sí mismos y a su búsqueda de la liberación.

El Occidente oficial y los medios de comunicación no sólo ignoran el sufrimiento palestino y fingen que el conflicto empezó la semana pasada, sino que, como observó acertadamente Edward Said hace casi cuatro décadas, desestiman su derecho a narrar y contar su propia historia.

Persisten en presentar a los palestinos como los máximos culpables, violadores y terroristas, a pesar de las abundantes pruebas de lo contrario. Su sufrimiento bajo un régimen de apartheid ha sido retransmitido en directo por televisión y en las redes sociales, y documentado por numerosas investigaciones y resoluciones de la ONU, informes, comités, estadísticas, infografías, así como por la investigación académica, basada en pruebas y de archivo realizada por estimados historiadores.

Castigo colectivo

El discurso oficial occidental está diseñado para manipular a la opinión pública a favor del castigo colectivo y el asesinato de los palestinos, no sólo por parte de sus inmediatos colonizadores israelíes, sino también por parte de las potencias coloniales estadounidenses, británicas, alemanas y otras que enviaron rápidamente sus portaaviones y armamento para disciplinar y castigar a las víctimas en Gaza.

Hoy en día, somos testigos del despliegue de los mismos tropos racistas del discurso colonial europeo para deshumanizar a los palestinos y negarles el derecho a luchar por la descolonización.

Su supuesto crimen no reside en sus acciones, sino en su firme determinación de existir en su tierra, resistir y buscar la libertad. El crimen de los palestinos es que siguen reapareciendo, negándose a morir en silencio y finalmente rompiendo la valla de la asediada Gaza.

Independientemente de que esta lucha adopte una forma violenta o no violenta, ambas legítimas en virtud del derecho internacional, inevitablemente se califica de violenta, ya que desafía el marco de justicia establecido por los colonos euroisraelíes y sus fundamentos esencialmente violentos, injustos e inmorales.

Desde esta perspectiva colonial, la mera existencia de los palestinos se considera un acto de violencia y una transgresión. El Occidente oficial ya se ha embarcado en la criminalización y prohibición de acciones pacíficas como protestas y boicots contra el apartheid israelí, la agresión colonial de los colonos, la limpieza étnica, el castigo colectivo, los asaltos a lugares sagrados musulmanes y cristianos, la transformación de Gaza en un campo de concentración al aire libre para más de dos millones de personas (de las cuales 1,7 millones son refugiados), el control de su ingesta calórica, por mencionar sólo algunos ejemplos.

El colapso mental del establishment occidental ha llegado a un punto en el que incluso exhibir la bandera palestina o llevar el keffiyeh palestino se considera un acto de violencia.

Al igual que otras poblaciones colonizadas y esclavizadas a lo largo de la historia, los palestinos luchan por un futuro libre de la opresión colonial. Como señaló hace más de siglo y medio el famoso abolicionista y antiguo esclavo negro de los colonos y amos europeos en EEUU, Frederick Douglass, el progreso nunca se consigue sin lucha, ya que «el poder no concede nada sin una exigencia». Nunca lo hizo y nunca lo hará».

El pueblo palestino, como otras naciones colonizadas antes que él, persistirá en su lucha por la libertad, incluso cuando el peso de la opresión apenas le permita respirar.

Middle East Eye / elviejotopo.com

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fM04