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Nacionales E.Herria :: 19/03/2019

Fascismo y extrema derecha venezolana en Euskal Herria

Pakito Arriarán
Hemos visto cómo eventos organizados con la República Bolivariana Han soportado intentos de boicot protagonizados esa extrema derecha venezolana

En estos últimos años se ha producido en Venezuela un fenómeno migratorio importante que es utilizado como un argumento más en contra del Proceso Revolucionario Bolivariano, queriendo hacer ver a la opinión pública mundial que es consecuencia de una “supuesta represión generalizada que la dictadura chavista aplica al pueblo venezolano”. Sin embargo, los que sostienen esta tesis olvidan siempre decirnos, por supuesto de manera deliberada, que la República Bolivariana de Venezuela lleva varios años sometida al más tremendo asedio político y económico que se recuerde en América Latina en muchas décadas. La presión y el ataque a la economía venezolana, principalmente dependiente de la exportación petrolera, por parte de los EEUU y sus aliados en la región y en Europa ha colocado a este país en una difícil situación que parece irá agravándose en el futuro a medida que esas medidas de agresión se sigan implementando.

Si algo ha caracterizado al Gobierno Bolivariano en estas dos últimas décadas en comparación a los gobiernos de sus países vecinos, es la inmensa inversión social realizada con el objetivo de pagar la escandalosa deuda social heredada de la cuarta república adeco-copeyana. Sin entrar a valorar detalladamente el alcance de esas políticas económicas iniciadas por el Comandante Chávez y continuadas por el Presidente Maduro, salta a la vista el importante cambio para las poblaciones más desfavorecidas que han supuesto toda la serie de Misiones y Grandes Misiones en temas como alimentación, salud, vivienda, educación, cultura, e incluso, esparcimiento.

Sin embargo, la arremetida de los EEUU y sus aliados para acabar con la Venezuela Bolivariana y su mal ejemplo de soberanía, dignidad y construcción de otro mundo diferente, ha puesto a la economía venezolana contra las cuerdas en un combate desigual de un pequeño país del Tercer Mundo contra el Imperio más poderoso y agresivo que haya conocido jamás la humanidad. Y en esa confrontación no cabía otro resultado que aquel donde el pueblo venezolano saliera afectado de manera muy grave. Con muchas de sus fuentes financieras bloqueadas, sin acceso al crédito internacional, con un continuo manejo de presiones descaradas en los mercados de parte de EEUU hacia los posibles proveedores de Venezuela, ha resultado que al país se le vea dificultada la importación de alimentos, de medicinas, de materias primas básicas para hacer funcionar su aparato productivo, de repuestos de todo tipo para mantener operativos los servicios públicos, etc. Y esta situación, como era de esperar, la paga en primer lugar el pueblo humilde que aquí, más que en otro lado, depende de las políticas gubernamentales por el abandono histórico al que fue sometido durante los gobiernos adeco-copeyanos.

Con esta situación, el incremento de la migración tenía la mesa puesta y el Estado español tampoco ha escapado a esta nueva dinámica migratoria venezolana. Sin embrago, y a diferencia de los países limítrofes de Venezuela: Colombia en primer lugar, Ecuador, Perú, o incluso el lejano Chile, donde la gran mayoría de los migrantes venezolanos pertenecen a las bajas clases medias o sectores populares en busca de mejorar sus situación económica y profesional, la migración venezolana hacia el Estado español tiene características diferentes. Sin menoscabar una migración de sectores populares que haciendo un esfuerzo enorme y casi siempre desprendiéndose de todos sus bienes alcanzan a costearse un viaje al Estado español en busca de nuevas oportunidades, lo costoso que resulta viajar a cualquier país europeo desde América Latina instala un importante filtro económico a esta migración. La migración venezolana hacia el Estado español se constituye pues por sectores de la clase media, media alta y alta en muchos de sus casos. Por un lado, profesionales que veían disminuida su tasa de ganancia de manera importante en esta situación de crisis en Venezuela, muchas veces acompañados de sus familias, lo que incrementa su número. Por otro lado, aunque muchas veces su estancia sea de manera limitada pues viven viajando en busca de oportunidades de negocios, miembros de la burguesía y oligarquía venezolana y que así ha puesto sus ojos e inversiones en negocios seguramente poco claros. Es el caso de la “nueva” especulación inmobiliaria que se está dando en zonas exclusivas como el barrio de Salamanca en Madrid, donde de la noche a la mañana importantes inversores venezolanos parecen querer controlar ese mercado.

Por supuesto, la gran mayoría de estos migrantes, acorde con sus características sociales, forman parte o son simpatizantes de la oposición venezolana en diferente grado. Y no podemos olvidar que las políticas intervencionistas de los diferentes gobiernos españoles, sean del PP o del PSOE, y de enfrentamiento con el Gobierno Revolucionario Venezolano han hecho del Estado español un centro de refugio de los sectores más radicales de la oposición venezolana. Muchos de los supuestos perseguidos políticos venezolanos residentes en el Estado español no son sino militantes de la extrema derecha violenta y racista prófugos de la justicia venezolana por delitos que van desde quemar vivo en una manifestación a un joven porque tenía aspecto de chavista, intentar asesinar al Presidente Nicolás Maduro y otros dirigentes de la Revolución Bolivariana o conspirar de manera violenta para derrocar a un gobierno legitimo. Los diferentes gobiernos españoles se han hecho cómplices de estos individuos y hoy en día, se les otorga una impunidad que ya raya el escándalo.

En las últimas semanas hemos visto cómo eventos organizados por diferentes colectivos, partidos o personas en solidaridad con la República Bolivariana frente a temas como las amenazas gringas de intervención militar, la pretensión de implantar un gobierno de facto con el autoproclamado Guaido, o el ataque al sistema eléctrico venezolano han soportado intentos de boicot protagonizados por elementos pertenecientes a esa extrema derecha venezolana residente en el Estado español. Los últimos dos ejemplos son elocuentes. Tanto en el acto organizado por Arran en Barcelona, donde participaba entre otros ponentes la periodista Arantxa Tirado, como en el celebrado en Eibar, donde exponía su ponencia el compatriota Agustín Otxotorena, la extrema derecha venezolana se hizo presente, previa una intensa campaña de agitación en las redes, con el objetivo de reventar los actos para impedir que la otra versión de la situación en Venezuela pudiese escucharse. Ellos, que cuentan con todos los medios oficiales para dar a conocer su versión, con la complicidad de todos los políticos del sistema, quieren hacernos callar y cuando no lo consiguen incluso llegan a agredir físicamente a los que nos oponemos a su particular visión del mundo, como en el caso de Agustín Otxotorena en Eibar. Y encima quieren callarnos en nuestra propia tierra, que descaro.

Euskal Herria se ha caracterizado de manera histórica por ser un pueblo solidario. Todo nuestro devenir está salpicado de nombres propios que aportaron en muchos rincones de este injusto mundo por hacer avanzar el progreso, la paz y la cooperación entre los pueblos. Buscando aprender de otras luchas para mejorar la propia, a veces incluso vascos dieron sus vidas en defensa de proyectos libertarios haciéndolos suyos. Es el caso de Pakito Arriaran, que da nombre al colectivo que inspira aquí nuestro trabajo, quien cayó combatiendo en El Salvador en busca de ese sueño de un mundo libre. Por esto, y sobre todo porque jamás nadie ha conseguido, ni conseguirá, hacer callar a Euskal Herria, no podemos permitir que nuestro País se convierta en la Miami de la gusanera, ahora venezolana, que venga a imponernos con quien debemos ser o no solidarios, con quien debemos o no solidarizarnos. La extrema derecha venezolana debe entender que en Euskal Herria está en tierra hostil, que sus planteamientos clasistas, antirrevolucionarios y retrógrados además de mentirosos y lacayos del Imperio, no van a encontrar apoyos que no sean aquellos que por algún interés cuasi oculto le otorgan personajes como los del señor Anasagasti y sus correligionarios y que más bien tienen que ver con intereses económicos que han puesto sus ojos sobre la riqueza petrolera y mineral de Venezuela.

Somos un pueblo que defiende su identidad como un bien colectivo, que lucha por lograr su independencia porque sabemos que sólo desde la soberanía podremos ser nosotros mismos, superar todos los retos que se nos presentan en este mundo globalizado y construir una sociedad más justa. Por esto mismo estamos en las antípodas de la extrema derecha venezolana y por ello, y por muchas otras miles de razones, nos sentimos solidarios con el pueblo venezolano y con su gobierno revolucionario que hace frente a las agresiones del Imperialismo en muy duras condiciones. Y nadie nos va a callar jamás. Si no lo consiguió la larga noche del franquismo, ni tampoco esta tramposa dizque democracia que nos heredó, si ninguna represión consiguió acallarnos, ni la tortura ni el asesinato ni la cárcel ni el exilio, ni todos los planes siniestros que se aplicaron y se siguen diseñando, ¿quién se cree que es la extrema derecha venezolana para hacer callar a los vascos y las vascas?

En las ciudades y pueblos de Euskal Herria, igual que sucede en otras muchas partes del mundo, la voz de la Revolución Bolivariana se seguirá escuchando. Pero no de la boca de los poderosos, no, esos seguirán intentando hacerla caer. En todos los rincones del mundo, donde nos incluimos de grato agrado, seguiremos haciendo frente al fascismo que esta gente representa, y cantaremos, bailaremos, reiremos y lloraremos acompañando al Pueblo Venezolano y a todos los pueblos que luchan por ese mundo que sí queremos. Venezuela Aurrera!!

Faxismorik ez, ez Euskal Herrian ez inon!!

Gora Venezuela Bolibartarra!!

Gora Euskal Herria!!

 

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