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Nacionales E.Herria :: 31/03/2019

Por ahora, ninguna otra opción que la abstención

Borroka Garaia
EH Bildu no cumple el papel requerido y camina en sentido contrario en muchos aspectos, por lo que no deja otra opción que la abstención independentista y socialista

Si los cálculos no me fallan, en 6 ocasiones he votado a candidaturas ilegalizadas quedando el voto anulado, en 5 ocasiones a Herri Batasuna y Euskal Herritarrok respectivamente, y en una a II-SP, ANV, EHAK y Amaiur. A lo que habría que unir varias abstenciones activas que fueron pedidas por el MLNV al congreso español. Posteriormente todas las veces que se ha presentado Bildu, y después EH Bildu (desde el 2011 hasta 2016) también les he votado, salvo al senado en 2016 que me abstuve, aunque si lo hice al congreso y también a las últimas al parlamento de la CAV.

Entre 1979 y 1982, Periko Solabarria fue diputado y dos de las cosas que más le gustaba contar era dónde entregó las actas de acreditación (en una cárcel a los presos políticos) y que no pisaba la institución española. En 1989 se presenta HB a las elecciones generales, asesinan a Josu Muguruza, se hizo una intervención y no se volvió a hacer en toda la legislatura. En 1993 se presenta otra vez HB, Idigoras interviene solo dos veces en toda la legislatura, para denunciar la corrupción del estado y la participación en la guerra de Irak. En 1996 familiares de represaliados encabezan las listas de HB y ni siquiera se recogen las acreditaciones. En el 2000 Batasuna legal llama a la abstención, en el 2004 la izquierda abertzale ilegalizada llama a a la opción ilegal, en el 2008 la izquierda abertzale ilegalizada llama a la abstención. En las siguientes tras acatar en teoría y práctica la ley de partidos y configurar una coalición soberanista de izquierda la participación es normalizada.

En el 2011 Amaiur consiguió 285.000 votos para el congreso español en la CAV que es donde voto.. Para el 2016, EH Bildu logró para el congreso español 153.000 votos. En 5 años 132.000 votos se quedaron en el camino. Casi la mitad. Y fue el peor resultado histórico tanto de EH Bildu como de los partidos de la coalición sumados por separado en todas las décadas anteriores, incluidas ilegalizaciones de por medio. Sin embargo, no parece importar a EH Bildu este dato y le parece buena idea proseguir con la participación normalizada en el congreso español. Solo que con una diferencia, a parte de participación normalizada, cada vez más normalizante.

Ya que normalizante es el proyecto que se resume en una apuesta estatutista de autonomía, que siguiendo la tradición del PNV se pretende negociar con Madrid, a poder ser con el PSOE. Lo cual encaja con la misma aspiración que tiene ERC en estos momentos desde su regreso a la obediencia institucional y al “diálogo de sordos” desde la aplicación del 155 y dando por finalizado el proceso independentista así como la unilateralidad para abrazar el nuevo procesismo ya inclinado al autonomismo, y a la defensa del “autogobierno”. Cuando la prioridad tendría que ser cortar amarras, como así lo entiende también la izquierda independentista y rupturista catalana, que fuera en su día aliada natural y prioritaria de la izquierda abertzale siendo ERC la homóloga de Eusko Alkartasuna y la ya extinta Aralar.

Un “autogobierno” que ahora EH Bildu también abraza, defiende y legitima, desde el estatuto de la moncloa hasta su reforma-fraude. Luego la labor y sentido de la presencia de EH Bildu en el congreso no tiene nada que ver con un proceso de ruptura sino con dar el voto al PSOE, que es la única función que puede tener dentro de ese esquema estratégico. Así como el cheque en blanco que el PNV ha tenido y tiene en la CAV y Nafarroa garaia para hacer y deshacer a su antojo en las cosas que son de comer que son las importantes. Ya que el PSOE y el PNV son los elementos centrales de la estrategia estatutista de “acuerdos de país”. El caso es reformar (“democratizar”) al estado español (y a sus estatutos / autonomías). Por eso, entre otras muchas cosas, el voto a EH Bildu no es válido para un proceso indepedentista de ruptura (único posible), sino que alimenta el marco actual y se convierte en parte del problema manteniendo ese esquema de reforma. Por lo que el voto a EH Bildu va a ser un voto al PSOE, y no a la independencia ni mucho menos al socialismo. Por lo que personalmente no me cabe ninguna otra opción que abstenerme a las próximas generales , ya que el intento de “democratizar” al estado lejos de generar condiciones para la confrontación independentista las va restando consiguiendo el efecto contrario, el de la asimilación.

Defender lo que hay, sea el autonomismo, el falso estado de bienestar, un partido u otro en el gobierno de Madrid o un supuesto capitalismo amable ante un “hipotético futuro peor” es bastante demencial, porque no sirve para nada. No estamos obligados a defender la falsa democracia burguesa ni un régimen capitalista falsamente más humano. Hay que defender el camino a la ruptura y la construcción de una sociedad que pasa por deconstruir lo que hay y no defenderlo.

Estamos lejos de la puesta en acción de un proceso independentista socialista para lo cual hay que reconstruir algunas bases destrozadas y erosionadas ademas de construir algunas nuevas. El frente político del futuro en las instituciones enemigas, de haberlo cuando se necesite, no podrá correr por carriles ya transitados e inoperantes, y no podrá ser un brazo disfuncional del movimiento real que además se arroga la prioridad a modo de centrifugador, sino una extensión natural del movimiento real y que opere con sus mismos principios. Mientras tanto las elecciones españolas ante el verdadero accionar de los poderes reales se presentan irrelevantes.

Cuando por primera vez Herri Batasuna se planteó como una oferta electoral de izquierda y abertzale, de las primeras cosas que se pusieron encima de la mesa fue hasta que punto eso iba a legitimar las instituciones y el entramado jurídico-político del estado español además de que efectos podía causar de cara a una ruptura democrática. Si iba a favorecerla o por el contrario iba a ser un proceso paulatino de asimilación. Todavía resultan de cierta actualidad las palabras de Argala en relación a las instituciones y los cargos políticos dirigidas al comité pro amnistía de Arrigorriaga poco antes de morir en atentado.

De esta manera, se optó por una participación variable dependiendo del contexto, deslegitimando las instituciones desde dentro y desde fuera, haciendo una crítica radical a todo el entramado político impuesto. Una posición que contaba y cuenta con cierto grado obvio de contradicción. Pues participar parcialmente del entramado del que se desea salir es una paradoja como brillantemente explicaba Telesforo Monzón en relación al parlamento español. Y si no se tiene eso bien presente en vez de generar una contradicción que puede llegar a ser asumible debido a otros factores positivos que se generan puede acabar siendo una contradicción insuperable y empezarse a cumplir los posibles peligros de los presagios previos.

Esta posición deslegitimadora no es un capricho. Ha sido la raíz que ha causado en gran medida a lo largo de los años que en Euskal Herria el marco político se erosione y quede en entredicho. Sin ese requisito no hay opción a una realidad política nueva. Pues lo viejo tiene que desgastarse totalmente para que nazca lo nuevo. Y para que eso nuevo surja, lo viejo tiene que estar totalmente deslegitimado y las leyes impuestas se tienen que sobrepasar.

Es decir, no sirve de nada el institucionalismo en baremos legales para llevar a cabo el proceso de cambio real. Intentar centralizar todos los cauces de lucha y energía con el objetivo de la alternancia política institucional como objetivo prioritario ya que se tiene la creencia que eso será lo que consiga el cambio pese a que no se dirija a otro sitio mas que a la asimilación al repetir el mismo camino marcado y ya recorrido por la experiencia histórica con destino a ninguna parte o realmente creerse que la lucha popular debe ser literalmente vanguardia y la lucha institucional estar a su servicio. Cómo hacer que la lucha institucional esté a su servicio es una tarea que no se realiza creando desajustes que pueden ser visibles en casos concretos de malestar en el movimiento popular pero que son mas de fondo y estructurales y entre otras cosas puede llegar a imposibilitar la creación de un contra-poder, limitando el poder popular, tan vital como necesario de cara a una ruptura revolucionaria y al verdadero cambio. Por eso tanto ayer como hoy , la asignatura pendiente es crear una clase trabajadora vasca auto-organizada lo suficientemente poderosa como para sin partidismos operar los cambios poniendo todos los frentes de lucha y herramientas a su servicio.

Hoy por hoy EH Bildu no cumple el papel requerido y camina en sentido contrario en muchos aspectos, por lo que no deja otra opción que la abstención independentista y socialista a un congreso como el español.

 

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