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Nacionales E.Herria :: 03/04/2019

Adelantando las manillas del reloj

Borroka Garaia
En los espacios de lucha que se han abierto, y en los que se abrirán, vas a ser necesario o necesaria.

Para conseguir cualquier objetivo decisivo que merezca la pena ser luchado hasta el final hoy no existen las condiciones y mínimos requeridos para lograrlo en Euskal Herria. Si no se parte de esa base cualquier cosa que se diga o haga tendrá efectos limitados

¿Y cuál sería ese mínimo necesario? Un cuerpo militante de miles de personas expertas en la dinamización política revolucionaria en pueblos y barrios, con amplia formación y curtidas ante posibles adversidades y turbulencias. Militantes 4×4 que se sepan adaptar a lo imprevisto y que eso imprevisto esté reducido al mínimo porque exista tal previsión que se ande varios pasos por delante del enemigo.

En la universidad de Yale en Connecticut existe un grupo de estudiantes elitistas de esas asociaciones universitarias típicas estadounidenses que suelen usar el alfabeto griego para nombrarse llamado Skull & Bones (calavera y huesos). Este grupo es bastante conocido porque a parte de ser muy teatrales formaron parte de él diversos presidentes de EEUU, secretarios de estado, jueces, senadores y peces gordos del empresariado. En su sede, que es una antigua tumba, tienen un antiguo reloj adelantado siempre 5 minutos para sugerir que los miembros de la orden siempre van por delante.

En las sesiones de tortura que siempre han realizado los cuerpos policiales españoles (ertzaintza incluida) con total impunidad en lo que a Euskal Herria se refiere, en ocasiones los torturadores han portado relojes o calendarios adelantados o retrasados para potenciar así la distorsión del tiempo en el agujero negro de las leyes de incomunicación, que existen precisamente para dar espacio material y temporal para que la tortura pueda ocurrir.

Controlar el tiempo es un factor muy importante, pero lo es aun más adelantarse a él. Adelantarse en el tiempo para ir pasos por delante es la clave de muchas cosas y por supuesto es la base fundamental de la represión y del proceso revolucionario. La represión más allá de lo palpable de su ejercicio busca asentar una relación de poder determinada y mover escenarios políticos en direcciones concretas y en un calendario temporal a largo plazo hasta la congelación temporal.. De la misma manera, el proceso revolucionario, más allá de lo palpable, buscaría destrozar esa relación de poder, y mover el escenario en una dirección concreta y en un calendario a largo plazo para llevarlo a medio y finalmente a corto plazo hasta la descongelación del muro de hielo impositivo.

Debido a diversas circunstancias relacionadas con el proceso de liberación vasco, y a los cambios operados en el sistema opresivo y el capitalismo, llevamos años de retraso y el enemigo va unos cuantos pasos por delante. Eso no nos debe hacer desfallecer. Se ha abierto una nueva fase global a escala internacional y debido a la experiencia acumulada en décadas estamos en una posición que nos puede colocar en un punto de partida inesperado y no tangible de ser fácilmente trazado para los que hoy controlan el tiempo, o al menos no a tiempo. Esta imprevisibilidad juega hoy a nuestro favor y es el umbral de lo nuevo, pues nueva es la situación y ya sabemos a donde se dirige pues no tiene alternativas como antes sí las tenía.

Ahora ha llegado el momento exacto de acelerar el tiempo. De mover nuestras agujas una década o dos hacia delante. Y eso significa ahora llenar la condición mínima para ello. La fábrica de militantes. Y nadie puede quedar al margen de ello. Nadie puede quedar al margen de la organización.

Cuando se empieza por primera vez a militar en cualquier tipo de organización generalmente se hace con mucha ilusión, siendo bastante joven y con escasos conocimientos a todos los niveles.

Prácticamente en ese momento se es un niño, no por la edad, sino porque al igual que los niños durante su crecimiento, se va absorbiendo toda la información (buena y mala) con muchas dificultades para discernir. Es por ello que nos buscamos referentes cercanos que seguir, conclusiones alcanzadas que adoptar sin realizar el proceso de llegar a ellas y generalmente se pone la confianza en algo externo que intentaremos mimetizar. El resultado es una militancia con componentes compulsivos, muy activista y llena de voluntarismo. Podría pensarse que eso está mal pero posiblemente sea una etapa que hay que pasar por fuerza ya que no se nace sabiendo y la militancia en cierta manera es una escuela de aprendizaje que nunca acaba pero si empieza.

El problema es que en Euskal Herria, debido a las intensas necesidades que ha generado el proceso de liberación nacional y social en la militancia, históricamente se ha potenciado ese activismo de corte compulsivo de cara a lograr la eficacia requerida. La represión ha sido otro factor importante que acelera esa compulsividad y que incide directamente en el proceso de crítica y auto-crítica, verdadero motor de toda organización revolucionaria, rebajando el tiempo para pensar. Siendo eso la fuerza motriz, se puede entender bien que cuando ese proceso se atasca, o no se despliega en toda su extensión, ese movimiento se estanca y se auto-bloquea resultando en un proceso de derrota. Fallos en el proceso de crítica y autocrítica son la base de todas las derrotas históricas de la izquierda. Eliminar la crítica y la autocrítica lleva también al desarme ideológico y a la delegación de tareas de pensamiento que tienen que ser llevadas a cabo por toda la militancia sin excepción ni exclusión.

De lo contrario, se puede pasar fácilmente del centralismo democrático al centralismo burocrático, de la asamblea participativa a la asamblea teledirigida y la militancia convertirse en animales de estructura, pasto del sectarismo, la ignorancia y el corporativismo.

La era reivindicativa está agotada. El futuro pasa por una sociedad auto-organizada donde las cosas que se hagan sirvan directamente para algo. Cuando se entiende por activación social el movilizarse o votar, lo que realmente se está haciendo es colocar la activación social de manera subsidiaria y secundaria a otras cosas. Es decir, la activación social sería un elemento necesario para otras cosas pero no en sí mismo algo autónomo y de valor creando al mismo tiempo una dependencia. Los ejemplos pueden ser muchos; Plantear la movilización social para ganar unas elecciones, utilizar el movimiento popular con fines partidistas, plantear la necesidad del voto como eje de cambio etc..

Sin embargo, la activación social para que realmente sea tal cosa debe suponer que los sujetos activados sean protagonistas y ejecutores de su propio destino. O sea, romper las cadenas del delegacionismo. O como dicen los modernos, ejercer la empoderación popular, solo que a diferencia de los modernos esta´se crea con poder obrero y popular, con un poder nacional de clase. Que es luego lo que puede dar opciones a una táctica diversificada y variable, y a una estrategia o confluencia de estrategias contundente.

En los espacios de lucha que se han abierto, y en los que se abrirán, en todos los ejes de intervención que están activos y en los que se activarán vas a ser necesario o necesaria. Los peces necesitan el mar, y el Pueblo te necesita a ti. Mientras perviva nuestra voluntad, el miedo no podrá imponerse. Toda persona que se haya desactivado por una cosa u otra, se va a volver a activar, y vamos a llegar hasta lo más profundo del pueblo trabajador vasco hasta abarcarlo por completo. Contamos con una juventud que nunca ha retrocedido ni lo va a hacer. Es hora de que los treintañeros, cuarentones y demás den un paso al frente acabando para siempre con ese corte que se producía. Es lo que exige el momento.

Y para eso se necesita un cuerpo militante de miles de personas expertas en la dinamización política revolucionaria en pueblos y barrios, con amplia formación y curtidas ante posibles adversidades y turbulencias. Militantes 4×4 que se sepan adaptar a lo imprevisto y que eso imprevisto esté reducido al mínimo porque exista tal previsión que se ande varios pasos por delante del enemigo. Y el que no lo sepa hacer pero tenga voluntad de ello, lo aprenderá. Por lo que no podrá existir un modelo de militancia sino sino militancia con diferentes modelos a todos los niveles. Siendo el más crítico el de la militancia revolucionaria. Si estás abatido, levántate. Si estás perdido, combate. Estate atenta a las oportunidades, no te puedes quedar fuera. ¿Quién podrá contener al que conoce su condición?

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fN3Y