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Andalucía :: 04/04/2019

Cayo Lara y la imposibilidad de un proyecto nacional español progresista

Antonio Torres
Cayo Lara está más cerca de Calvo Sotelo que de aquellos comunistas que lucharon contra el fascismo

En defensa de un proyecto nacional español progresista hemos tenido últimamente las propuestas posmodernas y populistas de Íñigo Errejón y César Rendueles, dentro de esa misma escuela populista posmoderna pero referenciándose más en Marx y en sus escritos sobre España tenemos Clara Ramas San Miguel, por supuesto, obviamos los exabruptos de Santiago Armesilla por su escaso valor teórico; pero ha sido Cayo Lara con una intervención contundente, sin medias tintas, en la localidad cordobesa de Palma del Río quien ha zanjado en la teoría y en la práctica este debate, y lo ha hecho evidentemente con un cierre reaccionario y nacionalista español, pero no solo eso, sino que deja claro cuál debe ser el rol del pueblo trabajador andaluz en ese proyecto: sumisión y dependencia.

Para quien no sepa de lo que estamos hablando antes de seguir leyendo este artículo, rogamos tomen nota de las declaraciones de Cayo Lara tal y como recogieron los compañeros de la revista La Comuna pinchando aquí. Declaraciones que se han viralizado.

Habrá quien piense que esa imposibilidad de implementar un proyecto nacional español progresista choca una y otra vez con los escollos catalán y vasco, probablemente también con el escollo gallego, estará en lo cierto; sin embargo, para la realización teórica y práctica de ese proyecto nacional español progresista no hay mayor escollo que Andalucía, esa anomalía, ese estorbo molesto, ese peso muerto que solo puede vivir con una maquina asistida que en vez de oxigeno insufle dinero a un pueblo incapaz de desarrollarse por sus propios medios.

No hay más remedio que reconocerlo: España creó el problema nacional andaluz.

Andalucía, siempre incomprendida, que expresa como ningún otro lugar del Estado español, y quizá de Europa, ese poema de Los Nadies de Eduardo Galeano:

Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la

Liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica

Roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Algunas consideraciones a tener en cuenta, sobre Cayo Lara:

Independencia nacional, solidaridad e internacionalismo. No, no vamos ahora a acudir a los textos de Marx sobre Irlanda, ni a los debates entre Lenin y Rosa Luxemburgo sobre la “cuestión nacional”, ni siquiera a la propia historia del movimiento comunista en el Estado español, que el propio Lara debería conocer, ni a por qué se fundó en 1932 el PCC y en 1936 el PSUC, ni a quién fue Joan Comorera, ni a los llamados de la III Internacional a los comunistas del PCE para encabezar la lucha de liberación nacional de Euskadi, Galicia, Cataluña o Marruecos; no, no nos hará falta hacer memoria, algo que tanto incomoda a algunos. El actual movimiento nacional catalán, como en el pasado, es amplio y en él pugnan diferentes visiones, algo consustancial a todo movimiento nacional real y de masas; a pesar de la existencia de visiones reaccionarias y derechistas, evidentemente, a día de hoy prima el contenido democrático, es decir, prima su contenido como movimiento contra el régimen postfranquista español, como movimiento contra el Estado de la gran oligarquía española. Negar políticamente este hecho supone o equivocarse de enemigo o, peor aún, ponerse del lado de la elite económica y política imperialista española.

La posverdad del PER. En la posverdad sobre el antiguo PER, hoy PROFEA (Plan de Fomento del Empleo Rural), se suelen mezclar sin criterio, tal y como hace Cayo Lara, el propio PER, la renta agraria, el subsidio agrario, etc., el caso es mostrar la imagen de un país, Andalucía, subvencionado, vago, que incluso disfruta de la buena vida que da el recibir dinero a cambio de nada. El PER es un programa destinado al mundo rural de Andalucía y Extremadura. El PER se paga con el dinero que el Estado español recibe de los fondos correspondientes a la Política Agraria Común (PAC) y lo reciben entre otros y, sobre todo, grandes terratenientes, si no que le pregunten a la Casa de Alba, a los Domecq o a los bancos más importantes del Estado español, entre otros. De los 3.500 millones de euros que recibe Andalucía de la PAC, el 80% van a parar a los grandes terratenientes. En cuanto al subsidio agrario y la renta agraria, lógicamente para ser cobrados es necesario cumplir una serie de requisitos, entre ellos trabajar y cotizar; y más allá de la posverdad lo cierto es que en 2013 este subsidio suponía el 2% solamente del gasto estatal en desempleo y lo cobraban el 23% de los trabajadores eventuales agrarios. Al contrario de que lo que sostiene Cayo Lara las trabajadoras y los trabajadores del medio rural andaluz no necesitan del dinero de Catalunya para vivir.

¿Reforma agraria?, ¿la tierra para quien la trabaja? Y es que a las trabajadoras y trabajadores del medio rural ni les gusta la limosna ni sienten especial predilección por ser mantenidos sin trabajar porque tienen dignidad. Si existe el PER es por la sencilla razón de que hay que mantener el actual modelo de explotación capitalista en el medio rural andaluz sin que salten chispas ni haya una explosión social. La solución no es otra que la nacionalización de los latifundios para que las jornaleras y los jornaleros puedan trabajar, pero no, Cayo Lara no fue a Palma del Río a defender la reforma agraria, ni la nacionalización de los latifundios en manos de terratenientes, multinacionales o bancos, ni que la tierra sea para quien la trabaja, no, fue a otra cosa que explicamos a continuación…

El discurso del odio. Cayo Lara fue a Palma del Río a crear incertidumbre, a crear miedo y peor aún a sembrar el odio entre pueblos, ¿desde cuándo la izquierda tiene que sembrar el odio entre pueblos? La respuesta es clara: el proyecto nacional español progresista es un cascarón vacío, por tanto acaba asumiendo en la práctica el actual estatus quo imperialista español y su discurso del enfrentamiento entre pueblos.

Es frecuente escuchar a militantes de Podemos o de Izquierda Unida afirmar que el movimiento independentista catalán ha desatado el fascismo y el nacionalismo español, pero, ¿acaso el discurso del odio de Cayo Lara no lo fomenta?

Cayo Lara de la mano de Durán i Lleida. Curiosamente, a quien beneficia el discurso de Cayo Lara es a lo más reaccionario del desaparecido universo CiU, concretamente al discurso de esa buena vida rural andaluza pagada con el esfuerzo de los empresarios de bien catalanes que defendía el líder de la extinta Unió, Josep Antoni Durán i Lleida. Curiosamente, o no tanto, las palabras de Cayo Lara vienen a reforzar a los sectores más atrasados del movimiento nacional y democrático catalán, aquellos sectores del PDCAT o de Esquerra que asumen el mito de la buena vida rural andaluza a costa del esfuerzo de los catalanes y catalanas; en definitiva, refuerza a ese sector del independentismo que basa sus argumentos en superar sus vínculos con pueblos atrasados como el andaluz, que supuestamente lastran el desarrollo social y económico catalán.

¿La dependencia y el subdesarrollo son progresistas? Esta pregunta se transforma en afirmación rotunda a tenor de las palabras de Cayo Lara. Mantener Andalucía en el extractivismo y en el neoextractivismo, es decir, el turismo, mientras que para que no haya un estallido social se colocan parches y remiendos. El proyecto nacional español progresista al no contemplar la cuestión nacional andaluza acaba por no tener una alternativa política y por tanto termina por reproducir lo que hay: un modelo económico extractivo que no beneficia al pueblo trabajador sino a terratenientes y multinacionales, basado en la explotación de una clase obrera cada vez más precaria y que refuerza la opresión sobre las mujeres trabajadoras y mucho más si encima son inmigrantes.

No contemplar la cuestión nacional andaluza significa negar al pueblo trabajador andaluz la salida de este círculo vicioso; es negar la posibilidad de que podamos decidir diversificar nuestra economía y vivir dignamente de nuestro trabajo. Quien le niegue la soberanía nacional a Andalucía le niega su futuro.

Defender el rol de Andalucía en el Estado español y en Europa. No nos cansamos de decirlo: la izquierda española no tiene más programa político para Andalucía que una mera gestión “humana” de lo realmente existente: el régimen postfranquista español y nuestro papel subalterno y dependiente. Habrá quien piense que son unas declaraciones aisladas y de una persona con poco peso político dentro de Izquierda Unida, sin embargo, ni la dirección estatal, ni, lo que es más significativo, la dirección andaluza han salido públicamente a desautorizar las palabras de Cayo Lara. Silencio, un silencio cómplice y vergonzoso.

Jesús Larrañaga y los comunistas malagueños de 1936. Es de sobra conocida aquella afirmación de Calvo Sotelo en la que decía preferir una España roja a una España rota, lo que no es tan conocida es la respuesta que le dio el dirigente del Partido Comunista de Euskadi (EPK) Jesús Larrañaga a esas palabras: “Se equivoca el Sr. Calvo Sotelo, porque una España roja será una España rota. Y Cataluña será libre. Y Galicia será libre. Y Euzkadi será libre”. Definitivamente, Cayo Lara poco tiene que ver con el legado de mujeres y hombres como Larrañaga que dieron su vida en la lucha contra el fascismo, por la democracia y el socialismo. Tampoco Cayo Lara tiene nada que ver con aquellos militantes del PCE de la Málaga la Roja de 1936 que junto a la UGT, la CNT, el PSOE y la FAI firmaron un pacto en cuyo punto número 15 se defendía el derecho de autodeterminación de Andalucía: “Las organizaciones abajo firmantes estiman debe concederse a nuestra Región el derecho de autodeterminación fundando los órganos propios para gobernarse libremente dentro de la Constitución, al igual que y en el concierto de las otras regiones hermanas de Iberia”.

Definitivamente, Cayo Lara está más cerca de Calvo Sotelo que de aquellos comunistas que lucharon contra el fascismo.

 

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