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Estado español :: 03/06/2019

«Todo está escrito en la memoria»

Maité Campillo
Fue un campesino del pueblo sencillo, brillante su humildad e incondicional de la resistencia antifranquista

“Réquiem” por un campesino

No es una pedrada inoportuna la que suelto es más que una estimación al personaje o una conciencia de los valores formales, es crítica contra el capitalismo, sistema absolutista despreciable, es la interrupción del sistema dialéctico entre pensamiento y revolución y su signo histórico de clase en decadencia, y es indudablemente, cercanía establecida, percepción del color sobre la vida la que me transmitió su propio poder emocional que me acercaba como a un ser mítico con su martirio represivo y su lucha por la libertad, la voz del campesino se impone ante mi como árbol de ciencia: “Quedan pocos campos para labrar están matando la tierra”, medita a su vuelta el que tuvo que salir, dejar los campos, reciclarse como obrero para poder estudiar sin dejar de trabajar, lejos de ellas donde se halla la clave de la trampa. Se sintió atrapado caminando calles con ahogo, como sintiéndose bajo un caparazón áspero, duro, percibió los pasos de la gente sin dirigir la mirada y le escoció como hoja de afeitar, una sensación ácida tomó su cuerpo e intentó sobreponerse del cambio que su existencia había dado, se dijo así mismo, ánimo, un verdadero campesino nunca deja de serlo, a forma de sobreponerse a la situación que presenciaba. La tierra era algo intrínsecamente profundo la llevaba dentro con él, supo sobre la tierra por alimento crear trazos de amor, lucha, nacer y morir con identidad propia, cultura e idioma ajeno al imperio impostor y cinturón carroñero de buitres por el mundo.

Fue un campesino del pueblo sencillo, brillante su humildad e incondicional de la resistencia antifranquista, que se resistió a doblegar su existencia combatiendo la usura en marcha hacia el futuro y se abrió al mundo, ofreció manos, brazos y puños que expandió entre sueños exteriorizando vísceras de insumisión. Militante activo contra la soberbia y sectarismo que mina hasta la humillación. Chispeaba brillo de honestidad inconfundible sus ojos como astros en actos de conciencia, sabiduría labrada y pasión, cascada desbordante humana del abrazo, quería, reconocía méritos y consolidaba amistad. El internacionalismo formó parte indiscutible en su fuero interno para entre los pueblos patente, internacionalista en lucha, sal en tierra latente y dispuesta, fuente de cultura avivando esperanza, vanguardia y trinchera ajena a la doblegación al oscurantismo miserable del oxígeno mostaza en potencia atómica, temple de acero de clase rural famélica. Así fue creciendo el hijo y nieto de campesinos, humectando entre actos se fortaleció en conciencia logrando salir del cerco de la ignorancia impuesta, la que el fascismo relega a los hijos de la tierra.

Caminó por el mundo directo hacia los silenciados saltando entre mugas contra la asfixia y su destrucción humana, impuso trazos sobre el silencio inaudito, hirientes las fronteras nunca abiertas a lo bueno por humilde fueron vencidas en militancia astuta. Avanzó paso a paso íntegramente sencillo y murió como había vivido, como un silenciado más sin moneda en lluvia ‘misteriosa’ y acecho sibilino en protección de lo oscuro, lejos de la tierra que le vio nacer descubrió seres entrañables e hizo familia. Exploró altitudes sobre el cemento, rascacielos y oficinas de la entraña de la trampa, mueca del monstruo, ciudades de la avaricia cada vez más desheredadas de la tierra, y luchó nunca dejó de hacerlo, de esculpir espacio ajeno a la fría Europa de la opulencia. Asentó años de nostalgia sobre los campos de labranza y vivió en aquél París donde miles de personas caminaban como zombis sobre horas puntas en transporte. Huye como puede de la alienación, contra la represión franquista que aún se perpetúa entre nosotros en pos-dictadura, impulsando espacio propio donde poder respirar y vivir militancia, que no declina hasta el último segundo de su vida por el que mantuvo el eco al abrigo de ella.

El cielo como techo fue cobijo de su huella militante camino de un futuro cuesta arriba y cuesta abajo hasta llegar al hoy donde la ‘fortuna’ no da guarida. Pasaron los años de vida y aún sigue vivo como caracola en lucha, se impuso, así mismo por sí mismo y con todos enardecido de internacionalismo proletario, organizador de revolución y filosofía marxista-leninista como guía de acción, agitando comunicación ciñó lo injusto sobre lo justiciero, sin olvidarse parte indisoluble de la incorruptible sal donde anida la raíz. Portadora de carga emotiva fue su variante literaria en pasquines de vida documentada en total entrega ajena a la economía del caos genocida contra las capas más desfavorecidas y el avance de los pueblos. Vanguardia en resistencia contra la tiranía y sus compinches anulando luz a la libertad, supera el analfabetismo al que los pueblos han estado sometidos años tras años siglos de aceituna y cosecha pies y manos presas. Dirigente de un tiempo de lucha encuadrada en avances escritos de historia. Su despertar como aureola responde aferrada al hilo conductor de la cotidianidad de los días enfrentados, cerco de la rapiña humana, amaneceres en noches de combate constante en vida.

Supo unir y unirse a miles de ramas por el mundo expandiendo como linterna hoz, martillo, fusil y cincel sobre el hielo de la ceguera. Nieve en lluvia serpentina, sol colorista, avanzó hacia los encuentros con todos los astros aliados posibles entre esbeltos picachos, afiladas agujas y gallardos torreones; se enfrentó, abarcó táctica y estrategia, visualizó arquitectura oculta, desafió y creó estela más allá de la tierra entre oleadas de mar por donde van los hijos de los hijos de la vida y en el legado la historia, su historia. Crea el MOR (Mundo Obrero Revolucionario), organiza con los suyos el corazón de un bloque abierto a lo imposible vía marxismo-leninismo contra el capitalismo, colonialismo, fascismo, monarquía, por el socialismo. Siento destellos profundos heroicos reconociendo la triple acción militante, sal en sudor proletario, nieve fertilizando, curtiendo leyes de vida y de hambre abriendo camino entre espinos, imponiéndose al cerco que alienta en fanatismo a forma de insulto del que valemos menos que nada porque no somos nadie. Caminó la estela del combate dialéctico inconfundible que supo trazar futuro pues varios tragos es la vida y un solo trago es la muerte. Visualizo al campesino alegre de ideario y cosecha, descubro caminos tras su estela pero siempre sobre el camino real vía revolución hasta encontrar la palma de Martí. Audaz y reflexivo el anticapitalista y por ende antiimperialista, educado raíz en tierra que no entiende la clave del ‘éxito’ pero sí que la clave del fracaso fue y sigue siendo tratar de complacer a todo el mundo.

‘El nadie’ clandestino existe aún después de muerto lo he podido comprobar en este viaje a la vida. Lo que haces te perfila, lo que comes te alimenta de esa manera, y es que hay egoísmos sin nombre en gentes de mente plata; el número de millonarios va en aumento, cada vez más mercenarios se suman al sistema. Las elecciones del 28 de abril y 26 de mayo del 2019, son purito ejemplo de un mismo pregón repartido de “izquierda”, a derecha y derecha a, “izquierda”. La clase proletaria sigue deambulando el intento de saciar el hambre más allá del pan, se muere de falta de vida y futuro en cultura propia, de vacío e ignorancia hasta de abundancia y se muere de soledad más allá del circulo infecto del saludo hueco. El modelo alemán dicta las coordenadas, eco en Francia la prostituida, a la cola rastrera la democracia franquista que a degradación cultural, prostitución de la lengua en declinación del imperio, pobreza y precariedad laboral encubierta NO HAY QUIÉN LE GANE. Sus aliados en operaciones de impresión de dinero de la Reserva Federal de EEUU (FMI) siguen intensificando descomunales descalabros ¿Elecciones generales… para qué? La tragadera, la tragadera y sus buitres, volada en permanente tonadilla con que la paz llega poniendo el culo.

PD.

El libro ‘INCOMUNICADO’ se presentó en Radio San Borondón, Centro Popular de la Cultura Canaria. Historia viva de una raíz donde lograr el abrazo libre del anti-imperialismo encarnado en Che; oír, vivenciar el paisaje de los hijos del sol y de los volcanes, escenas que se aprecian por cada uno de los pueblos contra la esclavitud de los seres donde el tren se detiene; sentir el encuentro como un torrente deshielo labrando valle y montaña hacia la huella del maqui, colorearon islas en resistencia. Abundan los hijos del sol y de los vientos isleños de la parte indisoluble que les vio crecer. Les presenté al campesino en roca militante fecunda esculpida por los vientos portadores de otras tierras a miles de kilómetros como un bosquejo de estela viva. Entrañables fueguitos isleños en reflejo de una cultura expoliada que se resiste a morir.

Maité Campillo (actriz y directora de Teatro Indoamericano Hatuey)

 

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