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Estado español :: 05/10/2019

La Corona puede ser corrupta, pero sigue siendo intocable

Lucía Nistal
La democracia liberal no es sino la “mejor envoltura de la dictadura del capital”, escribió Lenin

En marzo de este año el Parlament aprobó una resolución con los votos de JxCat, ERC, los Comuns y la CUP -obviamente rechazada por Cs, PSC-Units y PP-, para “investigar las actividades delictivas o irregulares de personas vinculadas a la Familia Real, incluidas las destinadas a forzar el traslado del domicilio social de bancos, grandes empresas y multinacionales fuera de Catalunya tras el 1-O".

La resolución, propuesta tras el escándalo por la salida a la luz de las grabaciones de Corinna, afirmando que el emérito tenía cuentas en Suiza o que cobró comisiones por la adjudicación del Ave a la Meca, entre otras perlas, tenía también como objetivo investigar estas cuentas irregulares de Juan Carlos I en Suiza y otros paraísos fiscales, para lo que pretendía llamar a comparecer a Villarejo o la propia Corinna.

La respuesta del PSC, PP y Ciudadanos, además de votar en contra, fue instar al Gobierno de Pedro Sánchez a llevarla al Tribunal Constitucional, de lo que tampoco hacía falta convencer al propio PSOE, que efectivamente presentó el recurso apenas unos días después de aprobarse la resolución.

Siete meses después, durante los cuales la resolución quedaba bloqueada, el Tribunal Constitucional ha declarado inconstitucional la propuesta, negando una de nuevo la posibilidad de investigar la corrupción que una y otra vez sale de Palacio.

Una vez más, con la inviolabilidad del jefe del Estado hemos topado. De nuevo, la Constitución heredera del franquismo, consagrada en un tiempo, un espacio y una relación de fuerzas específica y pasada, aparece como inmutable; como una verdad eterna que debe regir nuestras vidas por siempre, ilegalizando el más mínimo cuestionamiento a su institucionalidad, protegiendo a la Corona impuesta por el franquismo a cualquier precio. ¿Cuánto tiempo los muertos van a seguir gobernando sobre los vivos?

A pesar de que el Artículo 1º de la Constitución afirme que “La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”, esos poderes del Estado son opuestos a los intereses de la mayoría de la población. Y aunque su Artículo 23 dicte que “Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes”, la realidad es que cualquier iniciativa de participación popular y democrática, incluso cualquier expresión crítica que se proponga cuestionar la “institucionalidad” vigente como podría ser la investigación propuesta, es considerada un acto ilegal, o incluso sedicioso o de “rebelión”. Y si no que les pregunten a los detenidos del 23S o a las y los presos políticos catalanes que llevan dos largos años en prisión preventiva por el acto “subversivo” de haber puesto urnas.

La negación de la posibilidad de investigar a la familia Real a pesar de los manifiestos indicios de corrupción, de la misma manera que la brutal represión al movimiento independentista catalán por querer decidir sobre la autodeterminación, pone en evidencia el trasfondo de esta democracia para ricos.

La democracia liberal no es sino la “mejor envoltura de la dictadura del capital”, escribió Lenin. Es decir, la manera en que la burguesía presenta su dominación de clase de una forma más aceptable para las masas trabajadoras y populares. Pero en momentos de “crisis orgánica” como los actuales, los velos democráticos comienzan a caerse. Y así vemos más claramente las costuras de la “democracia borbónica”. Al cuestionamiento a la monarquía y la persistencia del movimiento democrático del pueblo catalán, el Régimen del 78 responde con prohibición, 155, criminalización, persecución y montajes policiales.

Ya es hora de que pongamos en pie una izquierda que impugne al poder judicial que impide la investigación de la Familia Real, que es el mismo que condena a activistas, periodistas y tuiteros, pero deja indemne al nieto de Franco después de atropellar y encañonar a guardias civiles. Ya es hora de que construyamos una izquierda que no sirva de muleta para el mismo gobierno del PSOE que protege a la Corona, aplica el 155 y recurre el procesamiento de los guardias civiles implicados en el crimen de Tarajal que provocó la muerte de 14 migrantes. Una izquierda anticapitalista, que denuncie este Régimen y su monarquía, que luche sin fisuras contra la represión y que pelee por el derecho a decidir y la independencia de clase.

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fP16