Principal |
Pensamiento :: 18/10/2019

Un programa que sirva para avanzar políticamente en el camino que las barricadas han abierto

Laia Altarriba
La juventud ha estallado contra las sentencias durísimas. Pero también porque ante sí tiene un futuro de paro, precariedad e inestabilidad laboral

La sentencia ha desatado la revuelta. Porque no es una sentencia únicamente contra nueve dirigentes políticos y sociales. Es una advertencia contra todas nosotras. Quiere ser un castigo colectivo. Esto es lo que ha llenado las calles.

Y al igual que hace dos años, hemos vuelto a ser conscientes de nuestra fuerza colectiva.

Esta vez hemos aprendido que podemos bloquear el aeropuerto de Barcelona. De manera masiva, en un día laborable. Por más policías que nos lleven. Por más que apaleen a los que están sentados en el suelo, por más que golpeen a periodistas, por más balas de goma que disparen contra los que se protegen detrás de las barricadas.

También hemos aprendido que tenemos decenas de miles de personas dispuestas a caminar las marchas por la libertad. Caminamos para poder ser, que canta el Lluís Llach.

Y también hemos aprendido que la juventud se ha cansado y ha estallado. Los echábamos de menos en las movilizaciones independentistas? Pues ya están aquí. Y han encontrado su manera de estar. Que es vaciando las aulas, llenando las calles y, cuando conviene, haciendo frente con sus cuerpos (y las barricadas, pañuelos y capuchas para protegerse) a la represión. Toda una generación politizada a porrazos. De las porras coordinadas de los Mossos y la Policía Nacional.

El coste de todo ello es muy duro. El balance represivo que ha contabilizado la Directa es de 131 personas atendidas el lunes por los Servicios de Emergencias Médicas, 125 el martes y 96 el miércoles. Dos de las heridas han perdido la visión total o parcial de un ojo por impacto de balas de goma. Y un total de 66 personas detenidas entre los tres días. Además, han enviado a prisión cuatro de los manifestantes detenidos el martes por la noche. Denunciados por la fiscalía y también por la Generalitat.

Y se suman los 7 presos políticos detenidos el pasado 23 de septiembre en una operación construida sobre un relato inventado y sin pruebas. Un relato que quiere criminalizar a los CDR. Un relato que desgraciadamente ha tenido efecto sobre la parte más institucional del independentismo, que mira hacia el otro lado y no los defiende como presos políticos.

Así estamos.

Amenazándonos con miles de policías de aquí y desplazados desde cualquier parte del estado. Y aún así, las calles vuelven a ser nuestras, como en octubre de 2017.

Pero a diferencia del otoño de hace dos años, ya no llevamos el lirio en la mano. Y sabemos que no hay que dejar secuestrar la política dentro de los despachos, como ocurrió entonces, porque sino nos convertimos en simples espectadores.

Y también sabemos que necesitamos un programa. Un programa concreto que nos sirva para avanzar políticamente en el camino que las barricadas han abierto. Y que la revuelta actual no quede únicamente como una semana gloriosa (el nombre popular que tenía la revuelta de 1907 que la burguesía bautizó como semana trágica) en que hemos desatado el dolor y la rabia por la sentencia.

El actual gobierno de la Generalitat debe dimitir. No vale criticar la sentencia y defender la independencia desde la tribuna y al mismo tiempo enviar la policía a apalear quienes hacen lo mismo desde las calles. No vale criminalizar los que llenan calles y carreteras en defensa de las libertades colectivas. No vale justificarse atemorizándo con la aplicación de un nuevo 155, porque de facto ya está con la coordinación policial, el acatamiento del límite de déficit y la aceptación de las sentencias del Tribunal Constitucional .

En el programa que tenemos que construir, no será suficiente exigir la necesaria dimisión del consejero Buch. No será suficiente exigir la dimisión del gobierno de la Generalitat entero. No será suficiente exigir la libertad inmediata de los veinte presos políticos y el archivo de las causas abiertas contra cientos de personas. También hemos de construir una nueva propuesta para ejercer nuevamente la autodeterminación (una propuesta que no sea un intento de patear la pelota adelante, como acaba de hacer el presidente Torra en sede parlamentaria). Y esta vez no dejar que nos paren.

La juventud ha estallado contra las sentencias durísimas. Pero también porque ante sí tiene un futuro de paro, precariedad e inestabilidad laboral. Un futuro en el que los desahucios son una realidad cotidiana para quien no llega a fin de mes. Un futuro marcado por el machismo que continúa enviando las mujeres a los trabajos más precarios y mal pagados. Un futuro marcado por las privatizaciones de los servicios públicos que quieren impulsar desde los despachos de la Generalitat. No podemos olvidarnos de todo esto.

Ayer fui a una asamblea para preparar la huelga general en mi barrio. Y no sólo estábamos independentistas. También estaban las compañeras que cada semana están parando desahucios. Y hoy el Sindicato de Llogaters ha anunciado que también se suma a la convocatoria de huelga general. Queremos ensanchar la base? Tomemos nota. Y que la garantía de una vida digna para todos sea también la base de nuestro programa.

Ahora que las calles vuelven a ser nuestras, construyamos el programa que nos permita avanzar colectivamente

 

Enlace al artículo: https://www.lahaine.org/fP3K