Cada vez que paso por aquí se me encoge el estómago. No puedo evitar sentir esta sensación de impotencia, que me hace gritar, aporrear puertas y ventanas, y a veces, incluso llorar.

Me acerco a una ventana y miro: montones de sillas, de mesas, de ceniceros,¡de platos!, las habitaciones de colores, las paredes pintadas, las frases de protesta, los carteles reivindicativos, el "CSAO" por todos sitios, el patio, un cuarto improvisado que da a la calle, con su mesa, y su colchón... no puedo evitar sentir ganas de llorar. No puedo evitar sentirme patéticamente mal, al ver tanto abandonado, tanto desperdiciado, arrebatado... Era una verdadera kasa, con un millón y más de cosas, de trastos, que para nosotros eran útiles.

Cuando miro hacia el patio, lo veo lleno de fantasmas. Fantasmas del pasado, caras sonrientes, felices, ojos brillantes, ruido de voces, jolgorio como de críos, conversaciones adultas en los cuartos.

Alfombras, sillones y paredes tienen mi recuerdo, y el de otras muchas personas.
Uno por uno, cada objeto, cada pared, tiene una parte de nuestra, se quedó con lo mejor, mientras que nosotros, lo perdimos todo. Y un grito de rabia, de dolor y de impotencia, sale del fondo de mi alma. ¿Será posible que nunca más vaya a pisar el suelo de esta kasa qué tanto costó limpiar, reformar y amueblar? ¿Será real esta vez la futura reforma que se plantea, de convertir lo que fue nuestro hogar en una "casa de pobres"?

¿Llegará a ser verdad que nunca más vuelva a pelearme con el portón para entrar, donde me esperaron siempre mis amigos?

¿Ya no oiremos conciertos, ni veremos a Nano pasearse con la sonrisa pegada a la cara andando con las manos por los pasillos, ni organizaremos talleres..? Nos desalojan y proponen un lugar para gente sin hogar. No es coherente.

Nuestra kasa era libre, y lo seguiría siendo. Aquí tenían cabida todas las personas, pobres o no, blancas o negras, con casa o sin ella. Costó mucho conseguir lo que tuvimos, ¿tenemos que perderlo ahora?

vegha16@mixmail.com
Contra el pasado desalojo del CSAO de Córdoba
30 Julio 2001