La política en la era del espectáculo: El caso Mamdani

Hollywood sigue haciendo películas. Como escribí en mi último artículo, "[...] sus líderes recrean un mundo mágico y falso cada día [...]". Y esta vez se trata de la película sobre el nuevo alcalde de Nueva York.
Zohran Mamdani, quien declara que los multimillonarios no deberían existir, se convirtió en alcalde de la Gran Manzana con el apoyo de George Soros, el filántropo multimillonario criminal que durante décadas ha financiado acciones y proyectos subversivos internacionales.
Como demuestra el New York Post mediante el análisis de algunos documentos financieros, durante aproximadamente diez años, la Open Society Foundation de Soros, a través de una red de fondos que el periódico describió como "ultra-progresista", canalizó indirectamente un total de 37 millones de dólares a una docena de grupos de "izquierda" y de fantasía marxista que apoyaron activamente e hicieron campaña por la candidatura de Mamdani.
Vuelvo, por tanto, al concepto de magia cinematográfica, a través de cuya lente los estadounidenses pretenden seguir distorsionando nuestra visión de la realidad.
Dejemos de lado el humo de los últimos efectos especiales y pensemos:
¿Cómo es posible que un ultracapitalista neoliberal impune, que se ha enriquecido mediante especulación financiera criminal, un subversivo y declarado enemigo del socialismo, miembro de los peores clubes de poderosos del mundo, financie la campaña electoral de un socialista, alguien que dice que los multimillonarios no deberían existir?
¿Y cómo es posible, por el contrario, que un socialista se comprometa con una persona así?
La representación, la ficción, como se suele decir, consiste en mantener viva una revolución normalizada e inofensiva, que satisface el deseo de rebelión de una opinión pública que aún expresa simpatías instintivas y residuales de izquierda.
El socialismo controlado de Soros no puede asustar a las masas estadounidenses; no representa ninguna amenaza para las oligarquías, del mismo modo que no amenaza al pequeño empresario conservador, porque es falso, instrumental y orgánico al mismo poder que lo creó.
El nuevo alcalde de Nueva York no tendrá ninguna influencia sobre las políticas económicas y sociales de la ciudad, ni sobre las nacionales, del mismo modo que no la tendrá sobre el imperialismo estadounidense.
Se trata, en otras palabras, de la ocupación encubierta del espacio "izquierdo" por parte de quienes están en el poder, que acarician las cabezas y adormecen a la gente, haciéndola sentir inofensiva y satisfecha por los efectos especiales y el toque de color del último reparto.
Esto sí que es buen cine, caballeros.
sinistrainrete.info. Traducción: Carlos X. Blanco







