¡Fuera el sionismo! (La Vuelta la ganó Palestina)


Tawfiq Zayyad:
…Yo no fui un débil en mi país y no me encogí de hombros
me planté frente a la cara de mi opresor
huérfano, desnudo, y descalzo.
Llevé mi sangre sobre las palmas de mis manos
y no puse de luto mis banderas
y protegí la hierba sobre las tumbas de mis ancestros
«CON LOS DIENTES»
Defenderé cada palmo de tierra de mi patria.
Con los dientes.
Y no aceptaré otro en su lugar.
Aunque me dejen
colgando de las venas de mis venas.
Aquí sigo.
Esclavo de mi afecto… A la cerca de mi casa.
Al rocío… Y a la frágil azucena.
Aquí sigo. Teniéndoos… Teniéndoos… Teniéndoos…
En mi regazo.
Tawfiq Zayyad, no aceptaremos otro en su lugar, Israel, es Palestina
La forma en que la participación internacional ciclista ha persistido en desafiar ha sido aberrante mostrado al mundo su aceptación mercenaria. Ningún ciclista a dicho ni mú, perdón, hubo uno al final muy al final, Jonas Vingegaard, cree entender que hay una razón… en cuanto a la unánime protesta que logró imponer en la meta al pueblo palestino, y es por ello que me pregunto – ante el pelotón inamovible – ¿se trató de deportividad o complicidad? esa es la cuestión. En la misma ofensiva a escala internacional otro ¨deporte¨ se ha visto obligado a retirarse, al ver deslizar el mástil de las banderas propalestinas hasta el cielo se ha visto retenublado en busca del blanco genocida a alejarlo del torneo de Sestao (Bizkaia). El boicot al sionismo abre vías, engarza pueblos, suma puños, grito, y banderas palestinas por su libertad e independencia ¡Todos los ajedrecistas del Estado sionista se han visto obligados a retirarse! Ante el rugir profundo de oleadas antigenocidas que no cesa de punta a punta de la Península al unísono con las islas.
Shakespeare (en boca de Hamlet):
Ser o no ser , esa es la cuestión.
¿Cuál es más digna acción del ánimo,
sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta,
u oponer los brazos a este torrente de calamidades,
y darles fin con atrevida resistencia?
»En medio del invierno descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible (Camus)». Siempre me ha gustado el deporte, participar a nivel popular dentro de él y no en ese espectáculo de masas que impulsa el capitalismo para adormecer y deformar el sentimiento de los pueblos doblegado a las élites. En cuanto al ciclismo (de élite) hubo un tiempo que disfruté algunas de las pruebas, subiendo a las altas cumbres en apoyo a Miguel Induraín (todavía queremos creer que los ciclistas, su gran mayoría, no se dopaba para ganar y algunos hasta se comprometían con su pueblo) Induraín se puso una camiseta del periódico más decente y profesional que ha existido en Euskal Herria, el desaparecido Egin, cerrado por jueces como Baltasar Garzón y gobiernos (Estado español y gobierno vasco).
Este año la Vuelta Ciclista hubiera pasado desapercibida como ha pasado durante estos últimos años si no hubiera participado el equipo sionista. El deporte, como la cultura en general así lo expresó el cantautor Horacio Guaraní: »ha de ser popular, revolucionaria, y no empresarial», un arma cargada de futuro, por y para el pueblo, y no para las empresas capitalistas de las que se lucran las grandes mafias a doblegar a los pueblos haciéndolos sumisos, serviles, y útiles a sus intereses. Hace cuarenta y tres años se cometió el genocidio de Sabra y Shatila a manos de fascistas cristianos al servicio del sionismo. Entre el 16 y 18 de septiembre de 1982 toma cuerpo una conspiración urdida por jefes del ejército de ocupación. Grupos de falanges libaneses invaden ambos campamentos con amplio respaldo de tropas israelíes que en ese momento ocupaban Beirut comandadas por el siniestro criminal ministro Ariel Sharon. Una masacre aciaga se cebó con la población refugiada mayoritariamente niñxs y mujeres cuyas familias habían sido expulsadas, por los mismos sionistas durante la Nakba de 1948, proceso que ocurrió antes, durante, y después, de la fundación del Estado genocida, unos 3.500 palestinos y libaneses fueron asesinados.
En el nombre de los dioses, la política del despojo, nunca ha de tener mayor relieve lo que se cuenta que los hechos en sí objetivos que enmarcan el antagonismo, de tenerlo seguiríamos padecimiento la ignorancia programada que su mundo desgarra sacudiéndonos siglo tras siglo sin hacer prevalecer la conciencia que nos trasfiere ¿Dónde los asesinos que mataron por matar?, quieta ahí fiera genocida, ni un paso más. Y el oscurantismo se eterniza, no hay países verdaderamente independientes, por lo que es muy difícil sentirse libre. Las garras del camello capitalista aprietan, invaden, otean, e intimidan. Garras soga al cuello y por cintura asfixian la economía y la impunidad nos trastoca, atraviesa nuestras sienes, el deterioro de la dignidad no tiene límites. La degradación histórica se sigue imponiendo, su convulsión nos retuerce con el agravante de cómo se cuenta, lo que van sembrando por el mundo, ahí es que radica la raíz absolutista que ampara la ceguera histórica, el látigo del abuso y hasta del absurdo de las democracias, instituciones y máscaras gubernamentales. Es el capitalismo un sistema de opresión y degradación al regocijo imperialista. La historia no la acreditan las láminas que pretenden encandilarnos con héroes que muchos de ellos simbólicamente existieron más como respuesta al hoy que como realidad objetiva. Acaparan este sistema medios oficiosos, imágenes a la espera de lo más tétrico sacudiendo su regocijo desequilibrar el sentimiento humano hiriendo en lo más profundo, no para que tomes conciencia contra el arma criminal ni saltes por los aires ordenes del genocida y al genocida mismo. Elijo lo profundo hoy y siempre por duro que sea, lo que escarbando desentraña el nido de las encrucijadas que nos sigue persiguiendo los talones, que ni el poder real ni la alternancia política desacreditada pero consentida, en sus democracias, nos impone como literatura de pregón no desnudar las verdades entre florituras entretejiendo al acomodo de los tonos la ceguera ya que la mentira nunca dará luz la verdad. ‘La Vuelta’ ha centrado la atención política en todo el mundo y esa es una aplastante verdad con más poder que las urnas. Duele profundamente Palestina, décadas de colonización, control, y dependencia de un gobierno cómplice con el que había que hacer justicia, no se regala a un pueblo la humillación, las violaciones, el sometimiento.
Mi primer pañuelo palestino tiene décadas, legado de familia, siempre me acompañó frontera tras frontera, no dejaré de escribir y denunciar mientras la coherencia, conciencia y aliento me acompañen, Palestina no se rinde ni se vende. Intento mirar atrás que es una forma de poner hacia adelante el padecimiento histórico y una nieve tupida sólida como una carpa de lona cubre la luz celeste confundiendo, constante, constantemente. Cierro los ojos no quiero sino mirar toda la luz que he acumulado en mi vida dentro de mi, para poder salir a flote lo más firme posible, de la forma más entera y digna y en ello va mi dignidad por delante. Amo las culturas del mundo que tanto enriquecen nuestras vidas, las amo con la misma fuerza que odio quien las oprime, quien las diezma, encarcela y extermina. Visualizo en mi interior países, océanos, continentes, clases sociales, poderes absolutistas, reinos, imperios, invasiones, colonos y hasta la cola del nazismo que se revuelve una y otra vez que no se venció sino su parafernalia, potencia militar, no su ideología.
Las culturas aborígenes antiquísimas como la Persa – las llevo dentro de mi cruce entroncado en familia – su persecución, el látigo que las oprime, el trueno de los misiles y estallido de las bombas que envía el imperialismo, y pese a ello, y con todo lo padecido, soy una ignorante. Nos han hecho ignorantes de nuestra propia historia, nos utilizan, nos engañan, nos confunden, nos mienten hasta desde dentro de nuestras filas, y la hipocresía triunfa, se impone, tiene muchos intereses, secretos y caudales mercenarios hasta coartar decir la verdad. Soy consciente del rechazo, muy consciente, no es fácil salir del atolladero de la podredumbre amparado por un sistema absoluto, red extensa y tupida cayendo sobre lo más lúcido donde no a todxs les gusta decir la verdad porque no todxs somos revolucionarios aunque digamos serlo. Aletea invisible la manta de la asfixia y no ya solo sin poder ver sino casi ni siquiera respirar, siguen señalando como resentidos inadaptados del “terrorismo” de una izquierda que quiso hacer justicia y no lograron exterminar, el 27 de septiembre se cumple el cincuenta aniversario de los que formaron parte objetiva de la verdad de la posible transformación revolucionaria. Desde lo aparente más “ortodoxo” se siguió aludiendo y vitoreando lo ‘coherente’ lo ‘razonable’ lo ‘sensato’ lo ‘perfecto’ o sea lo asumible por el capitalismo la adaptación y hasta el activismo por el activismo dentro de la legalidad, que en definitiva brinda por el entretenimiento en reniego de la lucha de clases como fondo, frente a los dioses absolutos, que siembran exterminios y de sus matanzas vive el capitalismo, con su fascio y su imperialismo, su liberalismo y asfixia a los pueblos en la ratonera de su economía al riego de guerras y hambrunas, la más eficiente expresión del crimen organizado a la suma de continuos genocidios al ¨dios dijo y la paz ordena él decide y declara y nos nombra protectores¨.
PD.
Te envió mi reconocimiento como siempre maestro, poeta y camarada, Félix Maraña, por haber nacido donde naciste y hasta del año en que naciste que muchos recuerdan y estiman con orgullo tu entrega y dispuesta juventud hasta nuestros días, por haber elegido tu estancia creativa asentado en Donosti en el corazón de los que luchan rodeados de su pueblo, te envío aunque no se encuentre ya entre nosotros el abrazo implicado de Ángel Campillo, y por ende el mío, te estimo y me implico en tu obra (os estimo) al no menos entrañable Alex Cerdeño, unidad sólida de dignidad, letra y voz insoluble para la historia:
Maité Campillo (actriz y directora d` Teatro Indoamericano Hatuey)
La Haine