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Mundo, Mundo :: 30/08/2025

Uruguay: El Interrogatorio a Dan Mitrione por el MLN Tupamaros

El Cernidor
"Conversación informal" en agosto de 1970 entre un grupo de Tupamaros y su prisionero Mitrione, agente de la CIA e instructor en torturas de la policía uruguaya

Ha sido dada a conocer en Montevideo una cinta magnetofónica que contiene el texto de una "conversación informal" entre un grupo de Tupamaros y su prisionero Anthony Dan Mitrione, agente de la CIA, días antes de la muerte de éste.

Hemos considerado interesante publicar este documento distribuido por el Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) por referirse a un acontecimiento histórico de reciente actualidad.

MONTEVIDEO

-Dan, ¿estaba durmiendo?

-Bueno, estaba.

-Lo siento.

-No, está bien

-¿Le gustaría charlar un poco?

-Sí.

-¿Le molesta?

-No, no. Me gustaría.

-¿Cuántos hijos tiene?

-Tengo nueve, cuatro hijos y cinco hijas.

-¿Alguno está acá? (en Uruguay).

-Cuatro están aquí.

-Oí que usted tenía un trabajo Importante en EEUU.

-No creo que fuera. Es un problema de lo que usted considere importante, era asesor acostumbrado a enseñar a los que venían a estudiar a EEUU sobre las últimas técnicas. Eso se ha venido haciendo durante los últimos veinte años, por lo menos. Gente de Irán, de Túnez, que vienen desde hace veinte años.

-¿Aprenden mucho?

-No pueden aprender todo, porque todas las sociedades son diferentes. Lo más importante es que aprendan las nuevas y las mejores maneras de hacer las cosas.

-¿Qué cosas? (No contesta nada).

-¿Fue jefe de Policía?

-Sí, fui.

-¿Dónde?

-En Indiana.

-¿Es grande Indiana?

-Cuatro millones de habitantes.

-¿Es difícil ser jefe?

-Bueno, no fui jefe del Estado de Indiana, sino de una ciudad en ese Estado, de sólo cincuenta mil habitantes.

-¿Qué ciudad era ésa?

-Richmond.

-¿Qué tal es? ¿Es trabajo fácil?

-No, es un trabajo placentero; para mí es un trabajo como cualquier otro: ser maestro o levantar basura (en español). Se necesita un poco de todo en una ciudad. Unos trabajan en fábricas, otros al aire libre. El trabajo de policía es un poco diferente, bastante diferente en muchas ocasiones. En una ciudad como ésta no es tan malo.

-¿Hace mucho que fue jefe?

-En mil novecientos sesenta dejé esa tarea.

-Pero las cosas cambiaron

-¡Oh, sí! (se ríe).

-¿Quizá ahora tiene un trabajo diferente a ser jefe en EEUU?

-Sí, completamente diferente, completamente. Trabajo para la Policía.

-¿Cómo fue su trabajo en Brasil?

-Yo era asesor (en español). Trabajaba en el interior de Brasil con... Era un asesor de la Policía Militar. Trabajaba en entrenamiento. Usted sabe: como en Uruguay, en el Brasil los policías trabajan cuando cumplen su deber. Nosotros buscamos la manera más pacífica de hacer las cosas para que sea mejor. Un poco para ellos, un poco para todos. Que trabajen un poco más en nuestros términos.

-¿Usted estuvo en la jungla?

-No, no era ese tipo de trabajo. También les enseñaba mejor mantenimiento de equipos, mejor cuidado de equipos.

-Bueno, se sabe que los pierden muy seguido. Nosotros mismos robamos setecientos...

-Sí, ya sé.

-¿Sabe que algunos estaban en mal estado?

-Mal estado?...

-Sí, tuvimos bastante trabajo para ponerlos en condiciones. Los revólveres estaban bien, pero las armas largas...

-¿Trabajaron fuerte, no?

-Sí, tenemos que hacerlo en vez de ellos, pero ahora están en muy buen estado. ¿Qué me dice de su trabajo en Uruguay?

-Es más o menos lo mismo. Más o menos lo mismo. Tenemos una oficina en la Jefatura y trabajamos con el Ministerio del Interior y el jefe de Policía allí, en Jefatura. Trabajamos en comunicaciones en el interior, para los estados (departamentos) del Interior. Especialmente en la red básica: telecomunicaciones. Y trajeron autos para patrulleros, pero el Uruguay los compra, no nosotros. Las radios las compramos a medias: cincuenta por ciento cada uno, algunas; otras las compra todas el Uruguay.

-¿Cree que los policías aprenden muy rápido en el Uruguay?

-No, no sé. Creo que los jóvenes uruguayos son muy inteligentes. Creo que es mejor que cualquier otro lugar de Latinoamérica, porque hay mejor sistema de educación, tienen escuelas. Lo único que veo malo es el poco deseo de trabajar más, de tener mejores trabajos, pero se les paga poco; sí, mal pagado. Yo no trabajé con ninguno de esos hombres, pero los conocía. Yo los vi. No trabajo con ningún policía en especial, trabajo en la parte administrativa.

-¿En qué departamentos?

-En mi oficina, en la Embajada. Paro el noventa y nueve por ciento del tiempo, allí.

-Sí, mis compañeros saben eso, ya que han estado trabajando sobre usted por largo tiempo.

-¿Quién?

-Mis compañeros.

-Entonces verán que paso la mayoría del tiempo en la Embajada. Para ser exacto, estuve en la Jefatura por dos semanas y media.

-¿Usted tiene lugar para estacionar su coche en la Jefatura?

-¿En la Jefatura?...

-Sí.

-No, no es para mí. Es para los otros asesores.

-¿Quiénes son?

-Ustedes saben sus nombres, ¿no? Yo creo que lo saben.

-Sí, los sabemos, pero ahora cambiamos papeles: yo soy el policía (Mitrione se ríe). Usted debe darme los nombres.

-¿Yo debo darle los nombres?

-Si, por favor.

-¿Qué ventajas tengo si se los digo?

-Sólo para saber si usted tiene realmente voluntad de colaborar.

-Bueno. No tengo necesidad de mentir, porque ustedes tienen los nombres. Uno de los hombres es Martínez, Richard Martínez. Otro es Richard Biava y el otro es Leo Schols.

-Uno es cubano, ¿no?

-No, mexicano.

-¿Mexicano?

-Bueno, es de ascendencia. Es norteamericano.

-¿Cómo prevé que el Gobierno uruguayo se comportará ahora?

-¿Respecto a mí?

-Sí, usted y los otros que están prisioneros.

-Espero que regateen con ustedes.

-Nosotros esperamos lo mismo. No nos gustan estas cosas feas. Estamos preocupados por su herida.

-Sí, eso fue un error, creo.

-Sí, estamos investigando.

-No sé por qué tiró. Realmente no sé. Yo estaba tirado en el fondo del camión.

-Estamos tratando de averiguarlo. Hay gente encargada de hacerlo. ¿Sabe quién es su compañero de cuarto aquí?

-No sé, pero sé que le han llamado cónsul.

-Sí, es un cónsul.

-No lo conozco.

-Y su Gobierno, ¿qué hará?

-Yo no puedo responder a eso, pero sé que hablará con el Gobierno uruguayo y le pedirá que interceda por mí. Pero no sé qué pueden hacer.

-¿Cuál es el pacto?

-No tengo idea.

-¿Cree que harán presión?

-Yo espero que sea así, y creo que sí harán como hicieron en otros países.

-Sí, es cierto.

-¿Cuánto tiempo tomará esto? ¿Sabe usted?

-¿Qué?...

-¿Cuánto tiempo tomará esto? ¿Sabe usted?

-Eso no depende de nosotros. Tenemos todo preparado para tenerle aquí meses, y en otros lugares también, pero esperemos que sea corto.

-Será lo mejor para todos. Eso espero.

-Nosotros también queremos libres a nuestros compañeros.

-Comprendo.

-Creo que su Gobierno hará presión. Además, tenemos algunos de ellos prisioneros. Es muy importante. Pensamos que usted es muy importante también. Así que...

-Me alegro de que piense así alguien.

-Dígame algo de eso, me gusta James Bond, algo sobre la CIA, ¿qué me puede decir?

-Bueno, no me creerá y no importa... Lo que... tengo que convencerle es de que no tengo nada que ver con la CIA. Absolutamente nada con la CIA (en el original, en inglés, también hay vacilaciones).

-¿Y con el FBI?

-Sí, sé mucho del FBI. Me gradué en su Academia. Sé todo. Bueno, no todo. Sé mucho sobre el FBI.

-¿Cuáles son las conexiones entre el FBI y otros departamentos?

-Bueno, una de las razones por las que sé sobre el FBI es por ser una organización muy abierta. Reúne departamentos de información e investigación y tiene agencias en todos los EEUU trabajando directamente con los departamentos de Policía. De cualquier manera, el FBI sólo puede trabajar en ciertos casos. Por ejemplo, en mi ciudad, si hay un robo de dos mil o tres mil dólares, entonces no trabaja el FBI; debe ser más de cierta cantidad, o cuando un hombre se escapa de otro Estado. Sólo entra en el marco de las Leyes Federales y no tiene nada que ver con la protección de gentes ni el Servicio Secreto.

-¿Cómo puede ser que diga que no sabe nada de la CIA? Tiene que saber algo.

-Bueno, le puedo decir que la CIA es como cualquier otra organización que cualquier otro país tiene. De la parte interna de la CIA, lo siento mucho, no sé nada, y lo digo sinceramente,

-Con todo, debe saber algo.

-Bueno, le hablo de mi División, no sé nada más de ninguna otra cosa.

-¿Y si hay algo más?

-Estoy seguro de que no sé nada.

-¡Vamos, usted sabe! Nosotros tenemos una "CIA" bastante buena para nosotros mismos.

-Bueno; yo pienso que sí.

-Pero los dos sabemos, los dos somos inteligentes como para saber que cada país tiene su propio sistema de Inteligencia.

-Sí, ya sé. Pero yo no soy parte del nuestro. No sé si me cree.

-Nosotros tenemos la última palabra, tenemos los medios para saber qué piensa de nosotros. Como simple charla nada más: ¿Qué piensa de nosotros?

-¿Sobre los «Tupamaros»?

-Sí. Usted sabe bastante sobre nosotros. Estuvo viviendo aquí largo tiempo. ¿Cuánto?

-Un año.

-Es suficiente.

-Ustedes hacen un buen trabajo. Están bien organizados. Deben tener buenos líderes.

-Bueno, debo decirle -y espero que me crea- que no tenemos líderes. Hay gente más o menos importante, pero nada de jefes. Discutimos todo. Nosotros somos sin importancia, al menos yo, pero hay otros importantes. Todos somos compañeros.

-Bueno; es muy evidente para mí que su organización es una buena organización. Diría que hay muy buena disciplina y que han sido muy exitosos.

-Somos uruguayos que no dejamos para mañana lo que se puede hacer hoy. Seguro. ¿Y qué piensa sobre nuestras opiniones acerca de política, Historia, etcétera?

-Bueno; no sé. Veo difícil saberlo. Usted tiene que vivir mucho con las gentes antes de que sepa los verdaderos problemas. Se puede decir que hay problemas aquí y que, en algunos puntos, ustedes tienen razón, pero no puedo estar de acuerdo con la manera que lo hacen. Creo que es algo difícil de ver para gente como yo.

-Bueno; le diría, para informarle, que hoy -más o menos hoy- dos diarios fueron censurados por diez días, y de eso hay ya no sé cuántos.

-¿Dos diarios censurados hoy? ¿Hoy? ¿Dos más?

-Sí, dos más. Usted lo sabe: no pueden decir cosas, informar las cosas que no les dejan informar. Usted sabe que hay partidos políticos prohibidos acá.

-Bueno, no sé mucho de eso.

-¿Usted conoció a Zina?

-Sí, sí. Yo conocí a Zina Fernández (ex jefe de Policía).

-¿Qué piensa de él?

-Bueno, le conocí como jefe de Policía y como coronel del Ejército. Nunca estuve en su casa.

-¿Y en sus fiestas?

-No (Mitrione se ríe.) (Zina fue destituido por celebrar fiestas en locales policiales, entre otras cosas).

-¿Qué era él? ¿Blanco o colorado

-No sé. Pero sé que no era honesto. De acuerdo a lo que leí, no era honesto.

-¿Ve? Y era jefe de Policía.

-Claro. Creo firmemente que si las autoridades de la ciudad no son honestas, no se puede pedir que los demás lo sean.

-Estamos peleando por eso. Odiamos ser violentos. Espero que notará cómo le tratamos desde que fue herido. La forma con que trajimos un médico con rapidez.

-Fueron muy amables. Debo decir eso.

-Quiero decir que muchos médicos le cuidaron, y tenemos todo lo necesario para evitar sorpresas. No nos gusta matar para nada, pero lo haremos si es necesario, y matamos a Morán Charquero con una sonrisa. Sabíamos que hacíamos algo que algunos compañeros agradecerían. Era un torturador. Hay muchos y los vamos a matar a todos.

-Déjeme pedir que espero que lo resuelvan antes de que haya que matar a nadie de cualquier lado.

-Yo no lo veo muy pronto, pero espero que sí.

-Espero que sí; ha habido milagros antes. Los «Tupamaros», el MLN, no son marcianos, sino uruguayos. No son seres de otro planeta o enemigos. Son uruguayos y quieren ver al Gobierno hacer cosas que usted considera mejor, y, por eso, pienso que la gente debe ponerse de acuerdo. No es como en EEUU, donde tenemos una muy definida separación entre blancos y negros.

-Problema bastante duro ése, ¿no?

-¡Si, mi Dios; así es! Pero acá no tenemos ese problema. Acá todos son uruguayos. Sólo la ideología, la filosofía es diferente.

-Sí, pero bastante difícil hacerlo sin violencia. Yo traté mucho tiempo antes de decidirme por la violencia. No me importa tanto mi vida. Más me importan el hambre y la explotación. No me importa morir. Nos eligieron por eso. Damos nuestra vida por algo que sentimos que es importante, y lo es. Así que... Bueno; cuando trabajaba con la Policía Militar en Brasil, ¿qué conexión tenía con el DOPS? (Departamento de Orden Público y Social, Policía política).

-¿Con el DOPS? Ah!, bueno. Creo que... el DOPS... no sabía muchos en esos días. Son la Policía política, ¿no? Creo que uno de los problemas del DOPS es que son policías colocados por compromisos políticos y la Policía Militar son gente de educación militar. Tuve muy poco que ver con el DOPS.

-Bueno; creo que el entrenamiento de la Policía Militar es antiguerrillero. El principal problema ¿no?

-En esos días no hacíamos eso. Los problemas no eran las guerrillas. Para lo que entrenábamos era para manejar las huelgas obreras, problemas laborales y quizá manifestaciones de gente. Cómo usar métodos humanos, cómo no herir a nadie si es posible; pero también cómo salir a pelear si es necesario.

-Sí, eso está cambiando ahora, ¿sabe?

-Sí.

- Leímos los manuales de interrogatorios, medidas especiales, y todo eso es muy interesante. ¿Cuándo piensa retirarse si sale todo bien y podemos dejarle libre?

-Si vuelvo junto a mi familia, me voy a mi país lo más pronto posible.

-Eso espero. ¿Y volvería a Indiana?

-La Universidad tiene también sus problemas: manifestaciones hippies, estudiantes por una sociedad democrática...

-Sí, pero no están todos equivocados. Tienen sus buenas ideas también. No son tontos todos. Hay mucha gente inteligente entre ellos.

-Sí; lo que usted dice.

-Pero creo que antes trataron de hablar. Todos los intentos de búsqueda fueron inútiles. ¿Vio Zabriskie Point? (film sobre la encrucijada de la juventud norteamericana actual).

-No. El último film que vi fue Funny Girl.

-Es muy buena, ¿no?

-Si... ¿Qué es Zabriskie Point?

-Es sobre EEUU y la violencia allí.

-Bueno, no voy al cine. Me quedo con la familia. A veces tengo que ir a cócteles, fiestas, ese tipo de cosas.

-¿Trabajo diplomático?

-No mucho, no mucho.

-¿Conoció a Pacheco?

-No.

-Debiera.

-No tengo el placer.

-¿Placer? Me gustaría a mí conocerle como le conocí a usted. No le odio a él, sino lo que él significa. Bueno, linda charla. Me parece que usted es inteligente y elige la manera más hábil de estar con nosotros. No puede hacer nada, así que...

-Estoy estrictamente bajo su merced y así lo entiendo.

-Bueno, merced no es la palabra. No sé la palabra en su idioma, pero «merced» no es. Depende más de las presiones de su Gobierno sobre el nuestro que de nuestra «merced» (ruidos) ¿Usted sabe? Su vecino es un poco más ruidoso.

-Lo único que siento de todo esto, lo que no me gusta es el sufrimiento de muchos inocentes. Mi mujer e hijos no tienen razón de sufrir.

-Yo también tengo mujer e hijos, y usted lo hace por dinero. Yo no. Usted eligió su trabajo.

-Así es

-Y su país eligió una vía política para lograr sus fines, y usted está comprometido con su país; está bajo su ley. Lo siento por usted y su familia, y también lo siento por la familia de mis compañeros en prisión o que fueron muertos. Mucha gente inocente tiene que sufrir. Usted sabe que millones de niños de menos de cinco años mueren anualmente en Latinoamérica de hambre

-SI. Y esa no es forma de control de la natalidad

-¿Y qué le parecen los otros movimientos guerrilleros? No somos todos iguales.

-Cada uno sabe trabajar según el medio, unos mejor que otros. Por lo que leí, los Tupamaros son más inteligentes que otros grupos. No matan sino cuando es necesario. Hay otros que asaltan indiscriminadamente, matan y preguntan después.

-Probablemente, lo que pase, aunque en algo pienso como usted, es que están bajo condiciones diferentes. Los uruguayos tenemos historia diferente a otros países. La violencia en Brasil es aún más fuerte que en Uruguay, en Guatemala, etcétera. Se acepta, ¿no? Quizá la vida humana sea más barata que acá. Estoy seguro que Uruguay es diferente. Pero acá también se tortura. En Brasil es horrible, Me gustaría matar a Delegado Fleury.(*) ¿Lo conoce a Fleury? Es el jefe de Policía del Escuadrón Especial. En Río, ¿cómo se llama? Estuvo acá enseñando cuatro o cinco meses atrás, ¿sabe? El «Escuadrón de la Muerte».

-¿Sí?

-No pudimos encontrarlo.

-Pero me encontraron a mí ¿eh?

-Hicimos todo lo posible para encontrarle a usted. Yo personalmente no sabía quién era usted hasta que me lo dijo y mis compañeros me lo confirmaron el otro día. No tenemos la información que necesitamos; así no podemos hablar de más. Usted debiera hablar en lugar mío.

-¿Me daría otro vaso de agua?

-Sí, naturalmente. Agua, por favor. ¿Qué cree que pasará en Latinoamérica?

-Se va a arreglar. No sé cuánto tomará. La gente aquí está llena de vida. El Gobierno tiene problemas. Algún día se va a resolver. Crea en mi palabra. Tiene que ser resuelto. Todos estos edificios, escuelas, no son accidentes; fueron construidos por gente inteligente y no se van a destruir de un día para otro.

-Espero que no.

-Yo sé que no. No sé cuánto tiempo tomará. En unas partes más que en otras. Hay muchos que tienen mucho y hay demasiados que no lo tienen, y es difícil sacárselo. Es verdad, es uno de los problemas de Latinoamérica.

-Poca gente tiene demasiados Intereses. ¿Conoce el City Bank, el Chasse Manhattan? Son muy poderosos.

-Pero eso es algo que sucede hace cientos de años

-Pero hay que terminarlo. Hablaremos luego.

-Muy bien.

Y así finaliza la conversación con Dan Mitrione.

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* (nota de posta) Sérgio Fernando Paranhos Fleury (19 de mayo de 1933 - 1 de mayo de 1979), más conocido como Delegado Fleury, fue un oficial de policía que se desempeñó como jefe del Departamento de Orden Político y Social (DOPS) de São Paulo durante la Dictadura Militar en Brasil. Fleury era conocido por sus acciones sádicas y fue acusado de tortura y asesinato de numerosas personas por la Fiscalía, pero murió antes de ser juzgado

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