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Medio Oriente :: 09/07/2025

La izquierda es parte vital de la historia palestina

Daniel Finn
Desde la diáspora hasta los territorios ocupados y la minoría palestina en Israel, las fuerzas de izquierda han desempeñado un papel crucial en la organización de las luchas populares

Las experiencias de la izquierda palestina en sus diversas formas son una parte crucial de la historia palestina en general. Durante el último cuarto de siglo, la rivalidad entre la hoy traidora Fatah y la progresista Hamás ha dominado la escena política en Palestina bajo la sombra de la terrible ocupación israelí. Pero hasta la primera Intifada, a finales de la década de 1980, el principal apoyo al liderazgo de Fatah en el movimiento nacional palestino provenía de la izquierda, más que de grupos como Hamás y la Yihad Islámica.

Más allá de su impacto en el movimiento nacional palestino, las organizaciones de izquierda han influido en el desarrollo de la vida cultural palestina. Algunos de los grandes escritores palestinos, como Emile Habibi, Ghassan Kanafani y Mahmoud Darwish, surgieron de este entorno político.

Dos tradiciones

Debemos hablar sobre las historias más que sobre la historia de la izquierda palestina, ya que no existe un único movimiento o partido que haya sido capaz de canalizar todas estas energías. Tal fragmentación refleja la división más amplia del pueblo palestino en espacios políticos y geográficos separados: la minoría palestina dentro del propio Israel; la población de los territorios ocupados, dividida a su vez entre Gaza y Cisjordania; y la diáspora en países como Jordania, Siria y Líbano.

El movimiento comunista palestino se formó en la década de 1920 bajo el dominio colonial británico. El Partido Comunista tenía una membresía mixta de judíos y árabes, aunque se dividió en dos grupos separados bajo la presión de las divisiones comunitarias durante la década de 1940.

Luego de la Nakba (expulsión violenta de los palestinos de sus tierras) y la fundación de Israel en 1948, los comunistas dentro de lo que ahora era Israel se reorganizaron como Partido Comunista Israelí, conocido como «Maki», por sus siglas en hebreo. Los comunistas desarrollaron un importante seguimiento entre la minoría palestina de Israel, ya que eran el único partido que se oponía al régimen de ley marcial al que estaban sometidos hasta la década de 1960. El grupo parlamentario del Maki incluía al novelista Emile Habibi, que se unió al Partido Comunista durante el Mandato Británico. Habibi fue una de las varias figuras literarias importantes que pertenecieron al movimiento, entre ellas el hombre ampliamente reconocido como el poeta nacional de Palestina, Mahmoud Darwish.

Tras la guerra de 1967 y la ocupación de Gaza y Cisjordania por Israel, tomó forma una nueva forma de política palestina de izquierdas, con su base más sólida en la diáspora. Esta corriente se desarrolló a partir del Movimiento de Nacionalistas Árabes (MAN), un grupo formado en Beirut durante la década de 1950 cuyos miembros tuvieron un impacto en la historia de varios países árabes, desde Kuwait hasta Yemen. Aunque el MAN se había opuesto firmemente al comunismo y al marxismo durante sus primeros años, su líder palestino, George Habash, y sus aliados formaron en 1967 un grupo abiertamente marxista-leninista llamado Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).

Mientras que Fatah, el partido de Yasser Arafat, tenía una política de no injerencia en los asuntos de los Estados árabes, el FPLP defendía que la lucha nacional palestina debía formar parte de una revolución árabe más amplia. Su líder habló de convertir la capital jordana, Ammán, en un «Hanoi árabe» derrocando a su gobernante, el rey Hussein.

En aquel momento, Jordania era la base principal de la guerrilla de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que llevaba a cabo ataques contra Israel. El rey y sus asesores estaban naturalmente decididos a impedir el derrocamiento del régimen monárquico hachemita, y ordenaron una violenta represión en 1970 que pasó a conocerse como el Septiembre Negro.

De Jordania al Líbano

Ghassan Kanafani y Leila Khaled fueron dos figuras destacadas del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Al igual que Habibi, Kanafani fue una importante referencia literaria. Su novela de 1963 Hombres al sol fue otro hito de la cultura palestina del siglo XX. Kanafani también escribió ensayos políticos y editó la revista del FPLP Al-Hadaf [El objetivo] antes de ser asesinado en un atentado con coche bomba del régimen israelí en 1972.

Khaled saltó a la fama mundial a finales de la década de 1960 tras participar en dos secuestros aéreos perpetrados por miembros del FPLP. La organización defendió el uso de los secuestros aéreos como forma de dar a conocer la causa palestina, pero se enfrentó a fuertes críticas de otros grupos palestinos, especialmente de Fatah. La segunda operación de secuestro en la que participó Khaled contribuyó a desencadenar la crisis del Septiembre Negro de 1970, tras la cual las guerrillas palestinas trasladaron la mayor parte de sus fuerzas al Líbano.

Durante la década de 1970, las disputas ideológicas y los desacuerdos sobre el liderazgo de Habash en el FPLP dieron lugar a una escisión y a la formación de un nuevo grupo que se autodenominó Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), liderado por otro graduado de la MAN, Nayef Hawatmeh. El FDLP formó una alianza con Fatah dentro de la OLP en torno a la idea de crear un Estado palestino en los territorios ocupados desde 1967, un paso hacia lo que se conoció como el modelo de dos Estados para un acuerdo de paz.

Mientras tanto, la presencia de la guerrilla palestina en el Líbano fue uno de los principales factores que contribuyeron a una grave crisis política, ya que los líderes maronitas de derecha que habían dominado el país desde la 'independencia' se enfrentaban al desafío de la izquierda. Los grupos palestinos se alinearon con el Movimiento Nacional Libanés encabezado por Kamal Jumblatt, que buscaba la refundación del sistema político libanés. Cuando la crisis, azuzada por el régimen sionista, estalló en una guerra civil en 1975, los medios de comunicación occidentales la presentaron a menudo como un conflicto sectario entre cristianos y musulmanes, pero las cuestiones de clase y la ideología política desempeñaron el papel más importante.

En 1975, el político comunista Tawfiq Zayyad fue elegido alcalde de Nazaret, que tenía una gran población palestina. Al año siguiente, Zayyad y sus compañeros encabezaron las protestas del Día de la Tierra, que supusieron un punto de inflexión para los ciudadanos palestinos de Israel. La experiencia del Día de la Tierra impulsó a los comunistas a establecer una amplia alianza de izquierda que aún hoy tiene presencia en la Knesset: el Frente Democrático para la Paz y la Igualdad, o Hadash, como se le conoce en hebreo.

Intifada

En 1982 Israel lanzó una violentísima invasión a gran escala del Líbano para expulsar a la OLP de su bastión en Beirut. El centro de la vida política palestina se desplazó entonces hacia los territorios ocupados, lo que dio lugar a la primera Intifada. La Intifada tomó la forma de un levantamiento popular masivo, con huelgas, manifestaciones y otras formas de protesta. Esto sometió a la ocupación israelí de Gaza y Cisjordania a una fuerte presión.

La Intifada se basó en años de trabajo de organización en los territorios ocupados. Los comunistas de Cisjordania fueron pioneros en este tipo de activismo durante la década de 1970. En 1982, se separaron del movimiento comunista jordano para formar un nuevo Partido Comunista Palestino (PCP), que se unió a la OLP cinco años más tarde. El PCP, el FPLP y el FDLP estuvieron representados junto a Fatah en la Dirección Nacional Unificada de la Revuelta, la alianza que dio orientación política a la Intifada.

En muchos sentidos, la primera Intifada fue el punto álgido de la influencia de la izquierda en la política palestina, con las dos tradiciones separadas del comunismo y el nacionalismo de izquierda trabajando ahora juntas en el mismo marco organizativo. Pero este periodo también vio el surgimiento de un nuevo desafío tanto para los grupos de izquierda como para Fatah en forma de Hamás, el partido islamista progresista formado por Ahmed Yassin y sus seguidores en 1987.

Los líderes exiliados de la OLP en torno a Arafat utilizaron la Intifada justo para lo contrario de lo que ansiaba el pueblo palestino en sus meses de lucha: como plataforma de lanzamiento para una nueva estrategia diplomática basada en el reconocimiento de Israel en 1988 y el impulso de una solución de dos Estados. Sin embargo, el fruto final de estos esfuerzos fue el fatídico acuerdo de Oslo de 1993, que frustró cualquier esperanza de libertad, que dejó "para más adelante" las cuestiones básicas sobre la soberanía palestina y el futuro de los asentamientos supremacistas en los territorios ocupados. Arafat hizo caso omiso de las críticas de figuras revolucionarias como Haidar Abdel-Shafi y Edward Said, que argumentaban que Oslo era un mal acuerdo para su pueblo.

Aunque el FPLP y el FDLP se opusieron a los Acuerdos de Oslo, lucharon por presentarse como una alternativa viable a Fatah durante la década de 1990. Muchos de sus activistas se vieron atraídos por los sueldos de las ONGs financiadas por Occidente que realizaban una importante labor sobre el terreno, pero que tenían que cumplir la agenda de sus financiadores. Con el auge del islam político progresista (como el de Hamás, Hezbolá o Ansarolá) en todo Oriente Medio y el declive de los partidos de izquierda, Hamás parecía cada vez más el único rival capaz de hacer frente a la traición de Fatah.

El fracaso de las conversaciones de Camp David en 2000 abrió las puertas al estallido de la segunda Intifada y los grupos de izquierda se vieron aún más marginados, ya que la competencia entre Fatah y Hamás se convirtió en la dinámica central de la política palestina. En las elecciones al Consejo Legislativo Palestino de 2006, las fuerzas de izquierda obtuvieron casi el 10% de los votos en la lista proporcional. Sin embargo, sus votos se dividieron en tres y su resultado quedó completamente eclipsado por la rotunda victoria de Hamás.

Durante los dos años siguientes, Fatah, apoyado por el régimen sionista, desconoció los resultados de las elecciones para seguir masnteniendo el poder en Cisjordania y la sumisión a Israel. La polarización entre Hamás y Fatah provocó violentos enfrentamientos, alentados también por EEUU, y la inevitable toma del poder en Gaza por parte de Hamás, con gran apoyo popular.

Solidaridad y supervivencia

Si bien el declive de la influencia de la izquierda en la política palestina desde la década de 1990 tiene sin duda sus propias características, se inscribe en un patrón más amplio en todo Oriente Medio y en el resto del mundo, evidente desde Italia hasta la India. En este contexto, no es de extrañar que los activistas y organizaciones de izquierda en Palestina hayan luchado por mantener su presencia en unas condiciones políticas extremadamente difíciles, incluso antes de la ofensiva genocida que Israel ha lanzado contra Gaza desde octubre de 2023.

Sin embargo, todavía podemos encontrar herederos de esta tradición política que se oponen con firmeza a los horrores que se están infligiendo hoy al pueblo de Gaza, desde el líder de Hadash, Ayman Odeh, hasta Mustafa Barghouti, líder de la Iniciativa Nacional Palestina, que comenzó su carrera en el Partido Comunista. La solidaridad con el pueblo palestino frente a la amenaza de genocidio se ha convertido en una cuestión determinante para la izquierda internacional, y esa solidaridad se aplica a todos los palestinos, independientemente de sus opiniones políticas.

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