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Nacionales E.Herria :: 23/10/2013

Intervencion de Ane Zelaia en el pleno del ayuntamiento de Gasteiz sobre la operación contra Herrira

Arabako tantak
Me paran en medio de la autovía y con las armas en la mano, me hacen salir del coche y me meten en otro al grito de Guardia Civil estas detenida

Buenos días y gracias por darme la oportunidad de participar en el pleno de hoy. Soy Ane Zelaia, ciudadana de Gasteiz, trabajadora de Herrira hasta el día 30 de Septiembre, día en que la audiencia nacional ordena a la guadia civil mi detención y la de 17 trabajadores más y el cese de actividades de la asociación hasta el momento legal.

El 30 de Septiembre hacia las 10 de la mañana salgo en coche y cojo la autovía dirección Donosti, al recorrer unos 10 km, veo por el retrovisor como las personas del coche que tengo detrás se encapuchan, otro coche me adelanta y aparece un tercero. Me paran en medio de la autovía y con las armas en la mano, me hacen salir del coche y me meten en otro al grito de Guardia Civil estas detenida. Me esposan, me meten en otro coche y me llevan a la sede en la que trabajo.

Me tiembla todo el cuerpo, lo primero que me viene a la cabeza son los testimonios de tortura de las comisarias de la guardia civil, la foto de Unai Romano, el abuso, ser mujer en sus manos… Estoy aterrorizada, pero intento mantener la calma y respirar.

Para cuando llego a la sede esta tomada por agentes armados y esta Txerra, un compañero de otro colectivo contra la pared. Me leen mis derechos, pregunto por mi abogada, parece ser que solo esta autorizado a venir un abogado de oficio. El guardia civil me dice que estoy comunicada, el secretario judicial me dice que no, que estoy incomunicada. Todavía no entiendo nada, no se que esta pasando. Sacan a Txerra de la sede, estoy rodeada de por 15 Guardias Civiles encapuchados, la mayoría no llevan uniforme. Comienza el registro, hoja por hoja, carteles, pancartas, ordenadores, camisetas, chaquetas, pins… 10 horas de registro. Mientras tanto la gente va agrupándose en las inmediaciones de la plaza Kutxa, lo sé porque oigo los gritos de apoyo. Me imagino que para entonces mi familia estará fuera y que estarán preocupados.

Van pasando las horas, cada vez se oyen más gritos. 10 horas, para llevarse ropa, documentación, el trabajo de todo un año, dossieres sobre la situación de los presos, pancartas denunciando la situación de las presas enfermas… Llega el abogado de oficio, que parece estar con el mismo miedo que yo en el cuerpo. Solo quiere que le firmen el acta para marcharse, le digo que al salir vaya a donde mi familia y le informe de que estoy bien. Ni siquiera hace eso, repito, hasta el momento es el abogado que me asiste.

Anochece y me sacan de la sede, tengo unos segundos para poder ver las centenares de personas que me muestran su calor en esos momentos. Me vuelven a meter en el patrol y me llevan a Sansomendi, creo, me ponen una capucha en la cabeza hasta que me vuelven a montar en otro furgón. De camino a Madrid, me empiezo a creer que estoy comunicada, pero cada vez que me cambian de coche, que tengo agentes encapuchados alrededor tengo miedo.

Me llevan a Madrid. Para cuando llego a Tres Cantos, algunos de los otros detenidos están allí. A las horas llegán más. No me lo puedo creer. Estamos 18, estamos 18 trabajadores de Herrira. Pasamos tres días en los calabozos de Tres Cantos, la segunda noche declaré con mi abogado delante de la Guardia Civil. El trato ha sido correcto, afirmamos. Correcto en este país, es que no te peguen, que no te pongan la bolsa, que no te torturen. No lo digo yo, lo dicen los dossieres de Amnistia Internacional. Parece que tengo que estar contenta de que no me hayan amenazado, de que no me hayan pegado, de la posibilidad de ir a prisión pero aunque sea con la cabeza en su sitio.

El jueves, nos llevan a la Audiencia Nacional. Los 18 quedamos libres, con cargos, cuatro con una fianza de 20.000 euros, con la imposibilidad de salir del estado, teniendo que ir a firmar cada quince días al juzgado y sobre todo con la prohibición de poder seguir haciendo nuestro trabajo. Estoy a espera de juicio, imputada por pertenencia a banda armada, financiación y enaltecimiento.

Comienzo a participar en Herrira hace año y medio. Para entonces, ETA había hecho pública la cesión definitiva de la actividad armada y supongo que para muchos sectores de la sociedad vasca, se abría el camino para la resolución del conflicto. En ese contexto nace Herrira.

La creación de Herrira, supone una apuesta por aunar fuerzas en base a unas reivindicaciones básicas, el respeto de los derechos fundamentales de las personas que conforman el coletivo de presas vascas. Presos y presas, a las que se les aplica una legalidad de excepción, que vulnera los derechos más elementales. Herrira, pretende desde un principio ser un movimiento abierto, no atado a una ideología concreta, que busca la complicidad de los diferentes sectores de la sociedad vasca. Según el auto de la Audiencia Nacional, Herrira, es el movimiento con más capacidad de activación social en el Pais Vasco. Y en efecto, las últimas manifestaciones más multitudinarias las promueve este nuevo movimiento. Las reivindicaciones de Herrira, buscan cambiar la actual política penitenciaria para poder avanzar en una resolución que traiga una paz definitiva. Esa ha sido la voluntad de todas las personas que lo hemos conformado.

Herrira ha sido una herramienta de transformación, de acercamiento, en la calle pero también para muchas de nosotras, una oportunidad para trabajar desde la diferencia, de escuchar las diferentes vivencias que ha generado el conflicto en Euskal Herria. Herrira, ha sido denunciar las situaciones en prisión, en el exilio, pero también ha sido escuchar las críticas, asumir nuestras carencias, nuestros aciertos. Y sobre todo encontrar complicidades en todas las iniciativas locales. Hemos organizado charlas sobre la doctrina en el colegio de abogados, en la universidad, manifestaciones, concentraciones, comidas populares, teatros… Todo ello, con la colaboración de cientos de Gasteiztarras. En Gasteiz, se ha hecho un enorme trabajo con todos los agentes. Herrira, se ha sentado a hablar con todas y cada una de las formaciones que están hoy aquí representadas. Con los agentes sindicales y sobre todo con el movimiento popular. Desde asociaciones feministas, pensionista, trabajadores del ámbito de la sanidad, movimientos juveniles o ecologistas.

En ello estábamos, como he dicho, aprendiendo. Si algo ha sido Herrira en su breve tiempo de vida, ha sido una apuesta sincera, y con esa sinceridad hemos hablado con todas estas personas. En ello estábamos, hasta que hombres uniformados y armados han venido a detenernos, a precintar nuestras sedes a cerrar las páginas web.

No quiero terminar sin mostrar mi gratitud a todos los representantes institucionales que se personaron en el registro y acompañaron a mi familia en ese momento. A los que fueron a ver con sus propios ojos lo que pasaba en su ciudad. Los que fueron a ver con sus propios ojos el dispositivo de la Guardia Civil para detener a una sola persona. Los que pudieron ver como a un hombre le abría la ceja de un porrazo la Ertzaintza a mi salida.

Voy acabando, en Herrira hemos participado gentes de muy diferentes edades, es una experiencia gratificante. Cada una de nosotras hemos vivido las consecuencias del conflicto de diferente manera, diferente intensidad, con miedos, sufrimiento… Como todos los que estais aquí presentes. Supongo después de lo acontecido hace dos semanas, que yo también acumulo ahora mas incomprensión, impotencia… y rabia sobre todo por ver a los que más quiero sufriendo. Y aún así sabiendo que estoy acusada de delitos que no he cometido, sabiendo que me enfrento a un juicio y años de prisión, sabiendo que cabe la posibilidad de que me conculquen a mi todos los derechos que he estado reivindicando hay algo que tengo muy claro.

Personalmente creo en la capacidad que tiene la sociedad civil para transformar la realidad, en la responsabilidad que tenemos cada una de nosotras para hacer de este pueblo un lugar más habitable. No dudo de que la sociedad vasca lo hará lo mejor que pueda, que el camino hacia el respeto de todos los derechos humanos esta recorriéndose, que el respeto de los derechos de los y las presas es parte de ese camino. Solo queda preguntarse, si ustedes la clase política les va a acompañar o prefieren quedarse mirando atrás y repetir episodios como las de estas últimas semanas.

Mila esker guztioi eta laster arte.

 

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