La austeridad en cuestión
Después del estallido de la crisis en 2007, recordémoslo, se procedió por doquier a la puesta en marcha de programas de relanzamiento económico, al rescate y a la nacionalización parcial o completa de empresas e instituciones financieras, a la garantía de préstamos y de depósitos bancarios y al rescate de títulos de deuda de mala calidad.
De ello se derivó un fuerte endeudamiento público. Ya, desde 1980 a 2000, la deuda media de las administraciones públicas de los treinta países más industrializados había pasado del 40% al 72% del PIB, expresión de un crecimiento mundial artificial propulsado por el endeudamiento. Bajo el peso de la crisis, este endeudamiento pasó del 75% del PIB en 2007 al 114% en 2013 (245% en Japón, 180% en Grecia, 128% en Italia, 112% en Estados Unidos, 88% en Canadá).