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Pensamiento :: 26/09/2015

27 de septiembre (la noche mas larga)

Maité Campillo
“Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo”. Federico García Lorca

Estas muertes y tantas otras van hilando la historia. . .


El Príncipe y Kissinger callaron ante el clamor mundial por los últimos asesinatos del dictador. Aunque el nacionalismo español aliado de Hitler, llevaba muchos años fusilando, asesinando, torturando, y desapareciendo a una parte importante de la población. Tras 40 años de represión el dictador dejó constancia que dejaba el poder absoluto “atado y bien atado”. El 27 de septiembre de 1975 llegó como colofón de sus últimos días. Intervino los Principios Fundamentales del Movimiento (los mismos pilares que juró fidelidad la dinastía borbónica impuesta a dedo por el dictador), aplicados con sádica paranoia contra cinco jóvenes militantes antifascistas, de las dos organizaciones que por aquellos años se destacaban en la lucha por la libertad (ETA y FRAP).

 ¿Quien dijo que la memoria histórica está a la vuelta de la esquina?, cierto. Aun persiste su sombra, la tiranía, el aparato de Estado represivo, el motor que estimula carga-apunta-dispara. Como dijo el entrañable compañero dramaturgo Brecht. . . Con paso firme se pasea hoy la injusticia. Los opresores se disponen a dominar otros 10 mil años más. La violencia garantiza: Todo seguirá igual. No se oye otra voz que la de los dominantes, y en el mercado grita la explotación: Ahora es cuando empiezo. Y entre los oprimidos, muchos dicen ahora: Jamás se logrará lo que queremos (eso dice la Loa a la dialéctica.) Y el motor sigue, gira y gira, reprimiendo, imponiendo. Motor siniestro como el propio dictador, fiel reflejo sus armas de destrucción; motor de “cambio”, motor ejecutor. Siembra para que florezca muerte, noches largas y lunas ciegas. Atroz motor esbirro al servicio de un guión de velas de exterminio, en toda su paz, y hasta su último día de vida mutiló hasta la muerte, y otros después seguirían haciéndolo con la misma demencia. . . Quien aún esté vivo no diga jamás.  Lo firme no es firme. Todo no seguirá igual. Cuando hayan hablado los que dominan, hablarán los dominados. ¿Quién puede atreverse a decir jamás? ¿De quién depende que siga la opresión? De nosotros. ¿De quién que se acabe? De nosotros también. . . Noche ciega como la muerte. Una vez mas el cerebro descabellado de los generales y sus aliados prontos a salir a la luz, tras la muerte del dictador, contra todo tipo de protesta con la misma sarna y mugre intocable, entre leyes de degüello sobre los calabozos de los condenados políticos a penas incalculables de tortura y acoso además de fusilamientos, como ejemplo de un poder que desde su imposición manó ríos de sangre y huesos, poblando mas cementerios que en plena guerra antifascista a favor de la República, cada vez más posicionada como vanguardia internacional contra el fascismo. Y los fusilaron cuando la luz del día es un pedacito de vida recién nacida, que se quedó ahí no más acorralada, sitiada en la oscuridad de la muerte para siempre. Ahora sí, aseguro la afirmación, ¡jamás!, lograrán borrar de su historia los crímenes, les perseguirán para la eternidad; el dolor del alba que desperezaba junto a las victimas alienta esta historia.

¡Que se levante aquél que está abatido! ¡Aquél que está perdido que combata! ¿Quién podrá contener al que conoce su condición? Pues los vencidos de hoy son los vencedores de mañana y el jamás se convierte en hoy mismo. . . Los disparos en la nuca prosiguieron. Los aportó la irónica pactada “democracia” entre las instituciones herederas del franquismo sin Franco. Siguieron segando derechos históricos y vidas de los sectores jóvenes con mas conciencia y, en otros casos al azar, prosiguieron los “escarmientos”. Abarrotadas sus mazmorras con penas que se postergaron hasta la muerte (de treinta y más años), en muchos de los casos enfermedades generadas por las condiciones infrahumanas, huelgas de hambre, abandono médico, casos sospechosos de suicidio en la propia celda, acoso sistemático, caos, desidia funcionaria. . . cientos de seres muriendo, pudriéndose en las mazmorras de la dictadura, hasta hacer desaparecer organizaciones políticas, hasta seguir después de veinte años y más (habiendo desaparecido la organización como tal), pudriéndose en la cárcel tanto mujeres como hombres. Murieron decenas de militantes; manifestantes por pedir agua, hospitales, escuelas, parques, jardines, derecho a trabajo y salarios justos.

Se decretaron estados de excepción. La policía cargaba a matar y defecaba en las calles de Euskal Herria a muerto y mas por día, como en la semana pro-amnistía. El garrote vil volvió a aparecer sobre la escena represiva. Era la paz de Franco “atada y bien atada”. Su pos-guerra. Su democracia. Su franquismo sin Franco. Miles de detenidos mientras torturadores y asesinos a sueldo eran reputados como héroes. No importaba nada. Había que seguir mirando de cara a la muerte, había que seguir luchando una y un millón de veces, empastelando consignas de urgencia.

 Palabras del ministro del ejército del gobierno del “cambio” (hechas al “ABC”) <<La misión del ejército es la defensa del orden institucional (. . .) acudiendo en apoyo o refuerzo de su vanguardia (las policías) cuando esta sea insuficiente para cumplir su misión. El ejército de la monarquía es el mismo que el ejército de Franco. Los enemigos de España son el comunismo internacional, la masonería, los revanchistas y los despachados de toda índole (Para acabar diciendo, respecto al discurso de Arias Navarro del 28 de febrero): Todo cuanto ha dicho el presidente Arias lo hubiera dicho Franco, forma parte de su programa.>>

Amanecer frustrado. Reprimido. Fusilado, junto a los cinco héroes internacionalistas de la lucha común contra el nacionalismo fascista, que degollaba seres por toda Iberia, engullendo las islas. Meándose sus esbirros oficiales sobre las cunetas, malolientes y borrachos, ebrios de fascio interno carnívoro, motor entonando valentía hacia el filo del crimen por ellos cometido. Ninguno tuvo dignidad para revelarse. Una vez mas el fanatismo encarnado en sus pelotones se vuelca hacia la masacre; ríos que nunca dejaron de emanar desde 1936. Sangre humana del pueblo. . . ya que el bando vencedor orgulloso de serlo, moría a favor de la gran masacre, y en honores al caudillo pantomima del nazismo internacional. No hubo un pueblo como tal al fondo ni ningún rey al frente. Si no traición de la “izquierda”. El rey no es, no fue, ningún motor de cambio. No existió cambio sino continuismo. Como tampoco lo es ninguno de su dinastía, fieles protagonistas de un pasado siniestro, y un presente sin juzgar a los asesinos de miles y miles de desaparecidos.

 Entre 1965 y 1975

Se decretaron en el Estado español seis estados de excepción. Más de medio centenar de personas fueron asesinadas en acciones represivas. En enero de 1975, fueron detenidas por motivos políticos doscientas personas en un mes. Durante el último estado de excepción, verano del 75, las detenciones se multiplicaron. El ministro de información, León Herrera, dictó a la prensa unas “normas de comportamiento fascistas, que implicaban la prohibición de criticar al Jefe del Estado, al Príncipe Juan Carlos y Presidente del gobierno”. . . los diferentes cuerpos de policía recibieron carta blanca para matar. Sólo en la pequeña ciudad de Bilbo (Bizkaia), ciento cuarenta personas fueron encerradas en la plaza de toros por no haber sitio en las comisarías. El 27 de septiembre de 1975 tres miembros del FRAP y dos de ETA fueron ejecutados. . .

Quince países europeos retiraron a sus embajadores. México llegó a pedir la expulsión de España de Naciones Unidas. Washington justificó los fusilamientos como un tema de carácter interno, y vetó una condena en el Consejo de Seguridad de la ONU. El príncipe (posteriormente rey Juan Carlos) apoyó la petición de muerte, dando la cara ante las pantallas del lado del que le proclamó heredero del franquismo, le importaban muy poco esas muertes; no había “democracia” en el mundo capaz de hacerle peligrar su enriquecimiento, su llegada al trono.

 Uno, dos, tres, cuatro, cinco. . . ¿Cuántos de aquella fría mañana se levantaron dispuestos para asesinar? ¿Cuántos cobardes de cerebro de charol y manos de sangre se mearon, cagones, cobardes, temerosos de que una avalancha del pueblo concienciado les sorprendiera? Eran momentos de lucha. De conciencia. De amor y también de odio.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco pelotones, ya queda menos. . . Y la luna desaparece entre nubes grises como la ceniza acorralada por el crimen. La tapan, la botan para siempre pretendiéndola sacar de la historia, ¡grave error!, uno de los cientos, miles, cometidos por la dictadura. Y el alba del 27 d`septiembre de 1975, luchó desesperadamente, aún lucha por despuntar el nuevo día. Las liebres más listas que los conejos corren como gacela al ver las luces de los faros apuntando el camino de no regreso, de no retorno de los cinco héroes. Los grillos no cantan y las mariposas intentan desperezarse del trauma ¡Y la luna corre, corre!, porque cuantas mas cercas mas lejos, y corre, corre. . .Txiki le hace un guiño a una estrellita que se empeña en alumbrar camino, le acompaña, ambos se miran y sonríen. Txiki canta una canción, una canción para su pueblo, una canción de despedida.

 Se revivía un pasado posguerra. Gases lacrimógenos asfixiando a la gente, descargas de agua reventando en el suelo donde empezaban las porras a terminar de romper costillas, reventar cabezas, hombros, piernas y pelotas de goma dejando tuertos, balas que apuntaban al corazón de los manifestantes, detenciones. . . y gente corriendo entre saltos de protesta, amotinamientos por doquier, parapetos donde se atrincheraban los militantes y cientos de barricadas espontaneas por barrios coreaban consignas contra el régimen. Era la ira. La ira desatada de los pueblos hartos de humillación, oscurantismo mediatizando sus vidas, y la esperanza de que volvieran los desaparecidos, huidos, escondidos, los “topos”, los exiliados, los “nadie”, ¡los todo! Y que las cárceles se abrieran por los siglos de los siglos para los perseguidos, los humillados que quisieron hacer realidad un sueño colectivo: ser libres, ser gente. Aute compuso una de las canciones más hermosas e hito en la historia (junto a Campanades a mort, de Lluis Llach): Al Alba, dedicada a los cinco condenados a muerte. Burló la censura y convirtió, letra y música en protesta de los hechos; poema de amor y lucha sin parangón, donde quedó plasmada la patética realidad de la noche mas larga y ciega. Y la luna se escondió, burló la represión, la lucha continuaba. . .

Las irregularidades de los procesos realizados ya habían sido denunciadas por el abogado suizo Chistian Grobet, que había asistido como observador judicial al consejo de guerra de Txiki en nombre de la Federación Internacional, y de la Liga Suiza, de Derechos del Hombre en cuyo informe del 12 de septiembre dice:

“Jamás el abajo firmante, desde que sigue los procesos políticos en España, ha tenido una impresión tan clara de asistir a un tal simulacro de proceso, en definitiva a una siniestra farsa, si pensamos un momento en el provenir que les aguarda a los acusados”.

 “¡Vamos a contar mentiras, tralará, vamos a contar mentiras!”

Canta una niña en el umbral de su casa al ver pasar el cortejo militar. . . Xosé Humberto, también recordaba para su adentro un poema de Rosalia de Castro:

¡Adiós ríos, adiós fontes
adiós, regatos pequenos;
adiós, vista dos meus ollos,
non sei cándo nos veremos.

A Xosé Humberto Baena le truncaron su vida de estudiante, y ni trabajo le daban por tener conciencia antifascista. El cañón apuntaba y la liebre corría, ¡corría al monte de la libertad! ¡Sube, corre, sube, juntos venceremos, lograremos llegar al final!. Los niños juegan a las escondidas, y al dictador no le tiembla el pulso: ¡muero matando! (dijo), ¡viva la muerte!, proclama la legión. Y, como el Cid, siguió ganando batallas tras morir.

 Karl Marx:

El motor de la historia es la lucha de clases.

Desde la promulgación de la nueva ley antiterrorista (durante la primera semana), el Gobierno detiene 39 sospechosos de pertenecer al FRAP.

Cierra revistas y secuestra ejemplares de prensa sentenciando periodistas y dotando a la policía de una eminente organización militar;

el clamor popular a nivel internacional se hizo oír contra las ejecuciones de la dictadura: ardieron embajadas, se bloquearon decenas de ciudades por el mundo; hasta Luis Echeverría (presidente de México), pidió la exclusión de España de la ONU, expulsando al embajador español y suspendiendo todo contacto con el régimen criminal, no fue suficiente.

El único autorizado a presenciar la ejecución de José Humberto Baena Alonso, Ramón García Sanz y José Luis Sánchez Bravo (en Hoyo de Manzanares), fue el párroco de la localidad, sintetizando así los hechos:

«Además de los oficiales y guardias civiles que participaron en los piquetes, había otros que llegaron en autobuses para jalear las ejecuciones. Muchos estaban borrachos. Cuando fui a dar la extremaunción a uno de los fusilados, aún respiraba. Se acercó el teniente del pelotón y le dio el tiro de gracia, sin dar tiempo a que me separara del cuerpo. La sangre me salpicó.»

 José Luis Sánchez Bravo, no cantaba en el corredor de la muerte, cuando apenas contaba 21 años, ni en el camino de los desaparecidos hacia el campo de estrellas, pensaba seguro en su compañera, Silvia, igualmente detenida e hija que nunca vería nacer:

"Reclamo que se juzgue a todas las personas que participaron en esa represión", afirma Silvia: "Fue torturado con electrodos en los testículos, ahogamiento en aguas fecales y golpes con toallas mojadas, y estuvo orinando sangre hasta que lo mataron." Sánchez Bravo, también quiso cantar, pero no pudo.

 Karl Marx:

La peor lucha es la que no se hace.

El dictador acompañado en todo momento por otro no menos dictador, el príncipe (por entonces) Juan Carlos, juntos, defendiendo la impunidad y el crimen en la Plaza de Oriente; todos sus ministros aprobaron por unanimidad los fusilamientos. A lo que se respondió con manifestaciones, avalanchas de protesta hasta los más altos niveles de entrega y repudio antifascista, y una huelga general que se respondió con un Estado de Excepción. Que llueva que nieve, que caigan piedras y aporree los cristales. . . Autobuses repletos de malolientes insectos cabalgaban al son de la música fúnebre compuesta por Millán Astray (como circo romano), querían ver el espectáculo de sangre del Cesar. Los niños seguían cantando, cansados de insistir que tiene que llover, pasaron a las noticias que traigo, de dolor, de dolor me caigo, las noticias que traigo, ¡son tristes de contar!. . . Ángel Otaegi, tuvo que soñar (con los ojos bien abiertos la última noche de los “lobos” hambrientos), con los montes de Gipuzkoa, con los de Nafarroa y mas allá de la muga, también con el mar, que él conoció muy bien trabajando en un pesquero debatiéndose entre cantos con las olas del Cantábrico. Seguro que alguna lamia o sirena escondida entre delfines juguetones le susurró algún poema de amor (la madre de Otaegi llegó a la cárcel a las dos de la madrugada, se despidió de su hijo delante de los guardias.) Ánguel Otaegi quedó acompañado por dos capellanes, uno de la Cruz Roja y otro de la cárcel. Habló con ellos, les dijo que no quería funerales católicos, pues consideraba que la iglesia católica española era fascista.

 El fotógrafo Gustavo Catalán, recordó con nitidez la tensa escena que se vivió en el cementerio, con los cuerpos de los ejecutados todavía impregnados de calor de vida, de amor, de odio:

<<Las tres fosas estaban ya excavadas y apilaron los féretros sobre los montículos de tierra recién vaciada. Como las cajas quedaron inclinadas, empezó a correr la sangre por las esquinas. Había militares, policías, abogados y algún familiar. La tensión era enorme. Allí se habían congregado muchos miembros de la Brigada Político Social, desde el famoso comisario Yagüe a Billy El Niño. Se habían puesto corbatas de colores chillones para la ocasión.>>

Ramón García Sanz, era otro obrero como Otaegi, con dignidad y conciencia revolucionaria que no dudó en luchar contra ese fascismo asfixiante, liquidador de ideas y vidas. Y, como militante consciente le fusilaron, ser obrero y comunistas de conciencia es harto peligroso.

Y, ni el Papa, ni mandatarios europeos, ni el clamor de millones de personas del mundo hermano motivaron a la bestia humana. Tenia que matar y mató. Y esa noche el Caudillo durmió a pierna suelta, con el deber cumplido. Otra cosa es que el presidente de EEUU Gerald Ford le hubiera llamado esa noche. . . pero al gringo, bestia imperialista, le importaba un carajo lo que hiciera o dejara de hacer el tirano; lo único importante para el yanqui era hacer lo que han estado haciendo siempre: dominar la economía de la “España y pandereta”, y sembrar de bases militares todo el territorio de la Península y abarrotar las islas de parásitos.

 Cinco clavos. Cinco espinas. Cinco golpes asesinos. Cinco guerrilleros rodeados por un cinturón de terror, intentaron abrir el camino. Varias descargas interminables y el tiro de gracia; ningún familiar presente o abogado amigo, ningún camarada o compañera a su lado que pudiera llenar esa ultima hora, a versos, besos, huracanes de amor, acariciar sus manos, pelo, los pómulos de su cara, palabras de orgullo para ellos que iban llegando de todos los confines del mundo, beber la humedad de sus ojos y engendrar flores en ellos, descifrar el último mensaje desprendido de sus miradas, y paso a la memoria patente como el más bello recuerdo.

 Silvia Carretero, recluida en la cárcel de Yeserías, y casada con José Luis Sánchez Bravo, se le permitió permanecer algunas horas junto a él durante la última noche con barrotes por medio. Estaba embarazada de varios meses: “Las torturas y el miedo no se olvidan, pero ya han pasado.

. . Me alegro de que me detuvieran porque, gracias a eso, pude estar con Luis su última noche”. A los tres condenados del FRAP, no les dejaron estar juntos ni un instante ni para despedirse y abrazar sus cuerpos, un gesto, un adios, una mirada. . . Ramón García Sanz, huérfano desde niño, agotó las últimas horas solo; el único familiar que tenía era un hermano con discapacidad física. Txiki pasó la noche en la cárcel Modelo de Barcelona; le acompañó su hermano. Así describió Flor Baena al periódico Público, en una entrevista en 2010, la última vez que vio a su hermano Xosé Humberto: "Le vimos entre rejas, a través de un cristal. Se le veían perfectamente las heridas. Estaba muy golpeado, con las uñas arrancadas. Le habían metido palillos en los dedos hasta que confesara. Nos reconoció que no sabía lo que había firmado y que era inocente."

 NOTA

El primer ministro de Suecia, Olof Palme, calificó a los ministros de Franco como "asesinos del diablo", exigiendo a EEUU una respuesta contundente, que nunca llegó. De Suecia sale una de las declaraciones más críticas, de un diplomático estadounidense hacia Kissinger. . .

<<El 9 de octubre, Robert Strausz-Hupé, comienza una misiva al secretario de Estado diciendo que, "la lógica explícita de nuestras relaciones con España es que las alianzas occidentales necesitan sus bases [militares]; la implícita es que España forma parte de los países de Occidente. Con el consentimiento de nuestros aliados hemos actuado de manera rutinaria como intermediadores entre España y la OTAN. Si no hubiera sido por la resistencia de algunos de nuestros aliados, habríamos asegurado ya un nexo más estrecho entre España y la OTAN, si no su plena integración.>>

La cima mas alta de cables diplomáticos, que se volcaron sobre el Estado español, se produjo entre el 23 y el 30 de septiembre de 1975 (coincidiendo con los fusilamientos.) La dimensión de cables recibidos superó muy por encima, a los recibidos sobre la fecha oficial de la muerte de Franco, y ascenso al trono del rey Juan Carlos.

 PD.

Dejo a este pequeño homenaje, a los cinco últimos fusilados por el dictador golpista, un relato de otro fusilado, éste, lo fue al principio de la masacre del fascismo contra la República, en agosto de 1936. Trata sobre la cultura como herramienta imprescindible que debe asumir el pueblo, como medio para avanzar, y no ser dominados por los poderosos; sólo un pueblo culto será libre. . .

Discurso de Federico García Lorca al pueblo de Fuente Vaqueros (Granada) septiembre de 1931:
“Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado, recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí.

«Lo que le gustaría esto a mi hermana, a mi padre», piensa, y no goza ya del espectáculo sino a través de una leve melancolía.

Ésta es la melancolía que yo siento, no por la gente de mi casa, que sería pequeño y ruin, sino por todas las criaturas que por falta de medios y por desgracia suya no gozan del supremo bien de la belleza que es vida y es bondad y es serenidad y es pasión.

“Por eso no tengo nunca un libro, porque regalo cuantos compro, que son infinitos, y por eso estoy aquí honrado y contento de inaugurar esta biblioteca del pueblo, la primera seguramente en toda la provincia de Granada.

“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos.

Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio de Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.

“Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento. Porque un hambriento puede calmar su hambre fácilmente con un pedazo de pan o con unas frutas, pero un hombre que tiene ansia de saber y no tiene medios, sufre una terrible agonía porque son libros, libros, muchos libros los que necesita y ¿dónde están esos libros?
¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.

Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: «¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!».

Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua: pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida.

 Maité Campillo (actriz y directora de teatro)

 

 



 


 

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