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Estado español :: 09/03/2005

Agroecología y Consumo Responsable desde el campo, desde la ciudad y desde el movimiento antiglobalización

Grupo Autogestionado de Konsumo del CAES
La generalización de la comida basura tiene que ver con la proliferación de trabajos basura y de una vida basura para mucha gente. Mientras crece el despilfarro de recursos naturales y la contaminación, también crece la pobreza y la falta de condiciones de vida digna para muchas personas. Nuestras formas de consumir tienen mucho que ver con estos problemas.

La insuficiente agricultura ecológica

Parece que se ha puesto de moda la palabra agroecología porque reclamar una agricultura ecológica ya no es suficiente. La producción y consumo ecológicos y/o saludable en principio y en sus principios, no cuestionan la lógica mercantil, origen y desarrollo de la agricultura industrial y aceptan el modelo de distribución como forma de despliegue del consumo ecológico. Desde esta posición, no integran la pobreza y falta de acceso a los alimentos de la mayor parte de la población (alimentos ecológicos sólo para ricos), ni la desaparición de la agricultura familiar y campesina. El mercado resuelve las contradicciones e integra esta nueva demanda. Productor@s ecológic@s de menor escala en busca de mercados de consumidor@s ecológic@s muy solventes y/o solidari@s que les permitan mantenerse. La "ficción" acaba con la generalización del consumo ecológico a través de las multinacionales de la alimentación y suministrando los insumos y la tecnología a unos productores ecológicos cada vez de mayor escala, más competitivos.

El despliegue de la productividad, competitividad, escala productiva ocurre también al interior de la producción ecológica. La colonización del mercado mundial por parte de la producción etiquetada como ecológica acabará siendo una mera sustitución de tratamiento químicos por biológicos. Incluso aunque sólo miremos al interior de lo que se certifica como agricultura ecológica. No se contemplan criterios de sostenibilidad que deberían incluirse (origen de la materia prima utilizada, consumo de agua, tecnologías culturalmente apropiadas, escala de producción, canales y formas de comercialización, distancia a los mercados) pero también criterios sociales, económicos, culturales, etc. que tienen que ver con las formas de explotación de las personas y la naturaleza, con los derechos humanos, la salud y la seguridad alimentaria, con una vida más segura para todas las personas que habitan el planeta y no sólo para los que puedan pagarlo a un precio superior a la agricultura química y a la comida basura.

En esa nivelación violenta de condiciones de producción, l@s pequeñ@s productor@s ecológic@s desaparecen. Los alimentos no son ecológicos, sino que se certifican como ecológicos. Ecológico como marca colonizando el mercado mundial, pudiendo incluso, minorizar la producción de alimentos en base a la química, pero no los daños sociales y culturales. Aun más, la coexistencia "pacífica" con la producción industrial de alimentos y los transgénicos reducen las posibilidades de zonas libres de contaminación genética y química. La falta de integración de las consecuencias sociales facilita su asimilación por parte de la lógica económica, siempre dispuesta a incorporar los criterios ambientales que puedan expresarse de forma monetaria (quien contamina, paga).

Las determinaciones del binomio Agroecología y Consumo responsable
En los GAK queremos ir más lejos. La generalización de la comida basura tiene que ver con la proliferación de trabajos basura y de una vida basura para mucha gente. Mientras crece el despilfarro de recursos naturales y la contaminación, también crece la pobreza y la falta de condiciones de vida digna para muchas personas. Nuestras formas de consumir tienen mucho que ver con estos problemas. La industrialización y mercantilización de la agricultura y la alimentación ya ha demostrado que no es capaz de alimentar a toda la población. El nivel de consumo de las sociedades desarrolladas, suponiendo que fuera deseable, no es generalizable a toda la población. El consumismo desaforado de mil millones de incluidos supone la desigualdad y la exclusión de la mayoría de la humanidad. Apostar por la agricultura ecológica para quien pueda pagarlo, además de insuficiente, es injusto, para la mayoría. La solución de generalizar la comida ecológica en base a las grandes cadenas de distribución es una falacia que extiende un nicho de mercado ecológico sobre la base de no interrogarse sobre los problemas de la globalización de la alimentación.

No hay alternativa al hambre y la comida basura, a la contaminación y destrucción ecológica y a la pérdida de autonomía de los pueblos para cuidar los recursos indispensables para la vida, sin oponerse a la modernización capitalista de la agricultura, es decir a la producción, distribución y consumo de alimentos para el mercado global, una de cuyas dimensiones principales es la producción, pero no sólo. Resulta insuficiente para abordar una problemática que es también circulación, consumo. Tampoco se puede reducir la crítica al modelo globalizado de producción, distribución y consumo de alimentos, a la crítica de las multinacionales y las empresas del Agrobusiness. Hay que crear las condiciones para que el derecho a la soberanía alimentaria sea una realidad para todos los pueblos del planeta. Recuperar la autonomía de los pueblos en su derecho a la alimentación exige, por un lado, asumir la responsabilidad de la propia forma de alimentación y por otro, promover una alianza entre ciudadan@s del campo y la ciudad. Conseguir la soberanía alimentaria desde el dialogo con las necesidades de los otros en múltiples direcciones: campo-ciudad; campesin@s-consumidor@s; autócton@s-inmigrantes; Norte-Sur.

Agroecología no es la agricultura sostenible para los campesinos en los países pobres, ni para los campesinos pobres de todos los países. La agroecología es una forma de producir alimentos contando con la naturaleza y no contra ella; un conocimiento secular anclado en una sabiduría campesina que la modernización capitalista ha desterrado del ámbito de la producción porque no es competitivo en términos de mercado. La agroecología campesina aparece como la forma de superar tanto la agricultura industrial como la agricultura ecológica para el mercado global. Es agricultura inserta en el territorio, mediante tecnologías apropiadas (variedades autóctonas y prácticas de protección del ecosistema en su conjunto superando el límite de la finca), contando con los conocimientos tradicionales y partiendo de un principio de austeridad en el uso de insumos, especialmente energéticos. Otras dimensiones vinculadas a la vida rural: combatir el abandono rural; recuperar huertos y actividades agroganaderas tradicionales en proceso de abandono en aquellas zonas marginadas de circuitos comerciales y, sobre todo, entender la producción agroecológica campesina como una dimensión inserta en la vida social rural (salud, educación, cultura, reparto de trabajo de cuidados de niñ@s, mayores y personas dependientes, etc).

Pero la Agroecología campesina necesita de un Consumo responsable que persiga la forma de superar una sociedad de mercado y un individuo construido para producir y consumir como única sociabilidad y forma de pertenencia social. Para que sea posible una agroecología campesina hoy, tiene que propagarse una inversión del énfasis en el consumo por el reconocimiento de quién está al otro lado del producto. Dialogar con las personas y no con el producto a través de su precio. Preocuparse de cómo y quien lo ha producido y cómo ha llegado hasta mí. Establecer redes de consumo organizado mirando hacia la realidad rural. El consumo responsable es la contraparte necesaria que construye redes de consumidores en las ciudades que, en legítima defensa de su seguridad alimentaria, se comprometen directamente con l@s productor@s agroecológic@s. Este compromiso implica un diálogo sobre las necesidades que ambas partes tienen, buscando la reciprocidad y la equivalencia, promoviendo el apoyo mutuo para producir y consumir alimentos sanos, con un precio justo que remunere de forma suficiente la actividad de los productores rurales, en lugar de ser resultado de las oscilaciones de los precios de los productos en el mercado, inasequible a comienzos de temporada e insuficientes para los productores cuando la oferta es abundante. El consumo responsable se interroga sobre lo necesario y lo superfluo, promueve el consumo de alimentos de temporada, la proximidad, la reutilización de envases. Es decir, mira más allá de la calidad del producto y del precio.

Agroecología y consumo responsable desde el campo y desde la ciudad, dos realidades que dialogan
En nuestra experiencia de 9 años empujando una relación directa entre productores y consumidores del campo y la ciudad, agroecología es producción, pero también consumo de buenos alimentos en una responsabilidad compartida. Es promover unas relaciones diferentes, de resistencia agroecológica, empujando desde los márgenes del mercado global. A continuación señalamos algunos de los rasgos que colectivamente hemos acordado a partir de nuestra experiencia. La mayor dificultad está, tanto en profundizar en la transformación de una relación social que también es económica, como en el cambio de conciencia, actitudes y prioridades para que nuestras palabras se correspondan con lo que hacemos al desarrollar proyectos cooperativos.

1)Agroecología es producción y consumo de alimentos en los márgenes del mercado global.
a)No es pensable la producción agroecológica sin una contraparte solidaria de consumidor@s organizad@s. Tampoco lo es una red de consumo agroecológico autogestionado sin una relación directa con l@s productor@s.
b)La relación entre productor@s y consumidor@s no es táctica sino estratégica. No es instrumental sino sustancial. No es anónima sino personalizada y basada en la confianza.

2) La relación entre productor@s y consumidor@s está basada en el apoyo mutuo
a)Desde el respeto a la autonomía de cada parte. Pero también desde la responsabilidad, la reciprocidad y la igualdad de derechos y centralidad entre ambos. La equidad en el intercambio dentro de un proyecto agroecológico, debe ser el modelo. Las situaciones de desigualdad, de falta de equidad, no deber ser estructurales sino puntuales. En caso contrario, el apoyo mutuo sería unilateral y por lo tanto no sería mutuo.
b)Desde la libertad de funcionamiento, organización interna y de coalición con otr@s en orden al cumplimiento de los fines (producir y distribuir alimentos sanos, en cantidad y variedad suficiente y a unos precios razonables)
c)Desde la trasparencia y el diálogo entre ambas partes
d)Desde esta relación prioritaria, los grupos de consumo o l@s productor@s pueden mantener, por separado, otras relaciones de intercambio, siempre que no comprometan el proyecto agroecológico común.

3)La agroecología debe contemplar diversos planos:
a)La seguridad y soberanía alimentaria.
b)La dimensión ecológica (austeridad, temporada, proximidad, reutilización de envases ...).
c)La dimensión social-laboral-tecnológica.
d)El máximo protagonismo y participación posibles de l@s integrantes del proyecto en todas sus fases y lugares. Tender a la rotación (alternancia en las funciones) respetando y dialogando con los deseos y posibilidades de cada persona, así como la defensa de las necesidades de continuidad del proceso.
e)La máxima información y transparencia y simétricamente, máximo respeto con los acuerdos compartidos.
f)Las políticas gubernamentales que defienden o atacan la seguridad y soberanía alimentarias.
g)Los movimientos sociales activos en el terreno de la producción y consumo de alimentos en clave agroecológica.

4)La escala. El crecimiento.
a)El crecimiento no sólo debe considerarse como tamaño, sino también de participación en las tareas y los principios, de perfeccionamiento de la distribución, de cantidad, calidad y variedad de los productos. Hay que mantener la tensión entre incorporar cada vez más amplios sectores sociales y no degradar los principios.
b)Un proyecto social como es la Agroecología y el Consumo responsable no puede mantener sus principios más allá de una dimensión en la que la economía, las estructuras organizativas, la eficacia, pueden imponerse a sus principios constituyentes, incluida una verdadera participación.
c)No es viable un proyecto agroecológico sin conseguir el tamaño mínimo para garantizar la viabilidad económica de sus distintas fases y una distribución de las tareas. Estamos, en la actualidad, en esta situación.

5)Consideramos el transporte, sobretodo el interno en la gran ciudad, como una parte del proyecto agroecológico a todos los efectos.

6)La participación en los MMSS
Nuestra actividad se enfrenta a las políticas del capitalismo global y a sus efectos en las formas de alimentación. Sin unir ambas cosas sólo tenemos el interés individual de agruparnos para comer mejor. Sin la participación consciente de los proyectos sociales pequeños y reales, los movimientos Antiglobalización no podrán dejar de ser marginales o burocráticos.

Desde la voluntad de participar en los movimientos sociales aportando nuestra realidad y aprendiendo de otras experiencias asociativas, debemos: a) respetar los distintos ritmos, experiencias, identidades y deseos. b) impulsar espacios compartidos por todas las experiencias agroecológicas y procurar la conexión con las redes agroecológicas presentes en el movimiento desde el respeto a la pluralidad y la situación de cada colectivo; c) fomentar el debate y la formación como garantías del avance de l@s integrantes del proyecto y del crecimiento del mismo.

Desde el campo, desde la ciudad y desde el Movimiento Antiglobalización

Hemos impulsado, en Madrid, desde julio de 2001 y junto con otros colectivos, el Area de Agroecología y Consumo Responsable del Movimiento contra la Globalización, la Europa del Capital y la Guerra. Durante la Campaña contra la Presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre de 2002, tuvo una actividad y coordinación estatal. Los planteamientos del Área son: a) impulsar la agroecología y consumo responsables como resistencia frente a la globalización de la agricultura y la alimentación; b) la articulación de vínculos entre colectivos de productor@s y de consumidor@s como forma de superar la marginalidad; c) alimentar experiencias y relaciones de cooperación y apoyo mutuo entre colectivos agroecológicos; d) desenmascarar los daños de la globalización, contribuir a la cultura política del consumo y establecer vínculos con colectivos autónomos articulados en otras áreas del movimiento. Solo desde muchas experiencias locales agroecológicas que se enfrentan en la práctica a los daños de la globalización económica, puede darse la fuerza para detener la lógica económica global de la agricultura y la alimentación.

En la Campaña 2002, el Área de Agroecología y Consumo Responsable no consiguió su objetivo de estimular un área que tuviera continuidad. Tuvimos poco tiempo, insuficiente experiencia y diversas dificultades superiores a nuestra voluntad. Además de la escasa sensibilidad de muchos sectores a los problemas ecológicos y sociales de la alimentación, no conseguimos calar en sectores teóricamente afines, consumidores y agricultores agroecológicos, para algo más duradero que una campaña puntual. El enorme esfuerzo cotidiano de los colectivos desanimaba a muchos a cooperar en tareas que fueran más allá de mantener su propia organización. También descubrimos que algunos colectivos, a pesar de tener entre sus fines explícitos el anticapitalismo, la cooperación y el apoyo mutuo, no estaban dispuestos a construir un espacio común en el que su sigla fuera una más entre otras, perdiendo una representación exclusiva y abusiva de la agroecología y la autonomía otorgada por las grandes organizaciones que, desde dentro del movimiento antiglobalización, representan "la unidad de la izquierda". Hoy en un contexto de protagonismo socialdemócrata en la crítica al neoliberalismo, el ecologismo político, referente de la unidad de la izquierda, es beneficiario neto de nuestra impotencia, ayudado por grupos de consumo agroecológico que pretenden negar el papel político de nuestro esforzado espacio de cooperación. Por eso, se hace más necesario si cabe, mantener la actividad, la autonomía y la cooperación de proyectos de producción y consumo de alimentos al margen del mercado global y las multinacionales.

Enero 2005, GAK CAES

 

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