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Pensamiento :: 03/08/2005

Anarquismo y libertad individual

Pablo Moras - La Haine
El anarquismo tiene en la defensa de la libertad individual una de sus señas de identidad. De entre las múltiples formas de entender la libertad individual hay algunas no exentas de problemas.

Buen ejemplo de esto es la exaltación de la libertad individual contra todo aquello que limite la capacidad de acción del individuo en favor del grupo, entendiendo que si no se respeta la libertad individual es imposible que exista la libertad colectiva.

El anarquista alemán Rudolf Rocker señala que la historia de la humanidad no es la historia de la lucha de clases sino la lucha del individuo por liberarse de toda autoridad.

Estos planteamientos abren la puerta al entendimiento del anarquismo como un modelo social sin autoridad. Y eso no sólo es impreciso sino además una posición peligrosa. Otra cosa es organización social sin Estado, puesto que los medios deben parecerse a los fines lo máximo posible y no se puede educar a nadie en la autonomía, la libertad y la responsabilidad desde estructuras autoritarias y burocráticas, que matan la iniciativa popular desde la base.

Obviamente, la libertad individual es incompatible con las instituciones. Otra cuestión es si deben usarse en determinado momento (legalizar una manifestación, por ejemplo), lo cual se englobaría más bien en un debate sobre las tácticas del movimiento. Pero es necesario afirmar que la acción directa educa para la libertad y la responsabilidad, mientras que las instituciones educan en aceptar la subalternidad y en la dejación de las responsabilidades sociales.

En este sentido Bakunin plantea: "Deseo que la sociedad y la propiedad estén organizadas desde abajo hacia arriba por medio de la libre asociación y no de arriba abajo por la autoridad del Estado"

El anarquismo militante se ha desarrollado en la contradicción entre la libertad individual y un orden interno que posibilite la revolución y la construcción de una nueva sociedad y unas nuevas personas.

El hecho de que el Partido como forma de organizarse se haya mostrado impulsora del hiper-personalismo y de la obediencia acrítica, desastrosa para el desarrollo de la libertad individual y la responsabilidad social, no quiere decir que l@s anarquistas hayamos resuelto esta cuestión.

Se trata de una vieja cuestión aún no resuelta dentro del anarquismo militante, la elección entre dos modelos. Por una parte, democracia interna, autodisciplina, mínima delegación y mandato revocable. Por otra parte, espontaneísmo en las relaciones sociales y negación de toda disciplina.

Es necesario distinguir entre la libertad que propugna el anarquismo y la absoluta independencia individual, expresada en el refrán popular: "Mi libertad acaba donde empieza la de los demás".

Esta máxima popular representa la realidad invertida: La libertad de un@ empieza donde empieza la de l@s demás. Bakunin lo explica mejor en su obra "Dios y el Estado": "Yo no soy verdaderamente libre más que cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igual de libres que yo. La libertad de los otros, lejos de ser un límite o una negación de mi libertad es, al contrario, su condición necesaria y su confirmación".

Detrás de los planteamientos individualistas sin límites se esconde la idea de que el hombre es anterior a la sociedad, y de que la sociedad no es más que la suma de individuos. Sin embargo, Bakunin señala que "El hombre aislado no es hombre, es mono, porque no puede hablar y sin lenguaje no hay pensamiento. El hombre piensa gracias a la conversación. Su individualidad humana, su libertad, es producto de la colectividad."

No se puede llegar a ser un individuo aisladamente, sólo se puede ser individuo dentro de un grupo (pero no cualquier grupo, claro está). Es decir, por paradójico que pudiera parecer, la libertad individual sólo puede construirse desde lo colectivo; fuera del grupo no hay libertad individual, hay individualismo.

Los planteamientos criticados en este texto no son exclusivos de ningún grupo anarquista, están presentes -en mayor o menor medida- en muchas tendencias libertarias, si bien hay que tener en cuenta que la defensa a ultranza de la libertad individual se aproxima peligrosamente al liberalismo.

Salud y libertad

 

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