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Andalucía :: 18/09/2013

Crónica del Videoforum “La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas"

Er LLano
Er Llano, lugar de reflexión política y ciudadana, siempre abierto al conjunto de la ciudadanía con el fin de tratar los problemas sociales y políticos

En la historia de las últimas décadas, hay fechas que han quedado muy marcadas en la conciencia colectiva. Tan sólo con mencionar siglas como el 23 F u 11 M todos sabemos a que nos estamos refiriendo. Cuando pensamos en la fecha del 11 S rápidamente nuestra imagen evoca las escenas del atentado contra la Torres Gemelas de Nueva York.

Sin embargo, este tremendo hecho ha ocultado otro de no de menores connotaciones trágicas y siniestras, pues fue también un 11 de septiembre, en este caso del año 1973, cuando se produjo el golpe de Estado en Chile contra el gobierno de Allende y de la Unidad Popular. Acontecimiento que rompió una de las tradiciones democráticas más longevas de la historia latinoamericana, e implantó una feroz dictadura que costó miles de desaparecidos y torturados al conjunto del Pueblo Trabajador chileno.

Por esta razón en homenaje a las víctimas, a los actores sociales y políticos que protagonizaron aquella etapa histórica; y para rescatar esta experiencia hoy en día algo olvidada por las generaciones más jóvenes, el pasado sábado 14 de septiembre se realizó en el Centro Andaluz del Pueblo-Er Llano un video-forum con la tercera parte del documental de Patricio Guzmán La batalla de Chile, la lucha de un pueblo sin armas. Est tercer entrega del film de esta trilogía se corresponde a El poder popular. Asistieron 22 personas al acto, que protagonizaron un fructífero debate al finalizar la exhibición del documental.

La experiencia chilena de la Unidad Popular va a marcar un hito histórico, no solo a nivel chileno o latinoamericano, si no a escala mundial. Por primera vez una coalición de partidos comprometidos con la ruptura con el capitalismo y la revolución socialista va a llegar al poder no por la vía insurreccional o guerrillera, si no utilizando los mecanismos de la democracia parlamentaria burguesa. De esta forma se inicia el mandato presidencial de Salvador Allende, quien pondrá como protagonista del cambio a la clase obrera, a los campesinos, pequeños propietarios y empresarios, así como a la mujer y a los grupos indígenas subyugados por la sociedad hasta ese momento. Sin embargo, su labor legislativa será torpedeada y obstaculizada por la oligarquía capitalista autóctona y el bloqueo que el imperialismo yanki someterá al país andino. Labor facilitada por la circunstancia de no contar el gobierno allendista con la mayoría absoluta en el poder legislativo. Pocas veces se ha podido constatar la máxima de Lenin de que conquistar el gobierno no necesariamente te da el poder como durante la etapa de la Unidad Popular.

A pesar de los obstáculos, del vandalismo económico perpetrado por los propietarios agrícolas e industriales, de la evasión de capitales al extranjero, del bloqueo comercial al país, del acaparamiento de artículos de primera necesidad por parte de los comerciantes, de la huelga de los transportes financiada por la CIA estadounidense, del bloqueo parlamentario, del continuo choque con los tribunales de justicia, de los actos terroristas, del incremento de la tensión social, del constante llamamiento al intervencionismo militar, de la más repugnante manipulación periodística. Pues a pesar de todo eso, el gobierno conseguirá nacionalizar amplios sectores económicos, constituyendo la denominada Área de Propiedad Social (APS), conseguiéndose un amplio y desarrollado grado de autogestión obrera.

Precisamente gracias a ese alto grado de participación d los sectores populares se pudo capear los graves embates a los que se enfrentó el proceso revolucionario. Y esta participación es la que se refleja en el documental expuesto. A lo largo de su duración podemos ver la constitución de asambleas de fábricas; de la coordinación entre empresas de una misma zona (los cordones); de la aparición de un comercio alternativo que se salta las redes comerciales capitalistas que están fomentando el mercado negro, directo entre productores y consumidores; de la gestión del transporte público; etc.

Otro dato muy llamativo de la película expuesta es el alto grado de identificación que las capas populares tendrán con el gobierno, así como con la figura de Allende. Ahora bien, no nos llevemos a equívocos, esa identificación no está exenta de crítica. Es muy llamativo como durante la ocupación de un predio por un piquete de campesinos apoyados por obreros urbanos, se pase a una crítica durísima contra el funcionario del gobierno que les comunica que con la ley en la mano llevan las de perder contra el propietario. Además, multitud de personas entrevistadas afirman que la política de conciliación hacia la burguesía y sus representantes políticos practicada por Allende va a llevar al desastre.

Como podemos ver, el sentir mayoritario dictado por el sentido común, era que muy presumiblemente la burguesía chilena iba a realizar un golpe de timón muy duro apoyándose en los sectores más reaccionarios del ejército, como de hecho así fue. La pregunta es, ¿era esto inevitable? Y si lo era, ¿no podía haber terminado la intentona militar de otra forma?

Estas preguntas no son puramente retóricas, son de una importancia vital para aquellas personas comprometidas con el cambio social. ¿Acaso no puede repetirse una situación análoga a la de Chile en 1973 no sólo para derrocar a un gobierno revolucionario, si no para frenar un ascenso de las reivindicaciones populares? Precisamente, sobre estas cuestiones giró el debate posterior, en el que se llegaron a una serie de conclusiones.

En primer lugar, es necesario que cualquier gobierno legítimo, que sea consciente de una amenaza de golpe de Estado o de desestabilización social, utilice de forma enérgica los mecanismos legales para evitarlo. James Petras dejó muy claro que este no fue el caso de la Unidad Popular chilena, que no fue capaz de distinguir entre oposición democrática legítima y subversión totalitaria.

En segundo lugar, es necesario tener previsto el escenario de golpe de Estado. Un ejemplo claro lo tendremos en Venezuela en el 2002. Allí hubo golpe de Estado que fracasó. ¿Por qué? Porque la población tenía muy claro qué hacer. En este caso no se fue a trabajar (dificultando las detenciones) y se salió en masa tomando las calles, ¿qué ejército va a masacrar a una gran masa de población?

En tercer lugar, debemos ser conscientes que el ejército no es un ente homogéneo. Los altos mandos suelen estar más calados de mentalidad y hegemonía burguesa, por contra los mandos intermedios y bajos suelen hallarse más cerca de las capas más populares, teniendo muchos de ellos esta procedencia social. Por tanto, es necesario realizar un mínimo trabajo político entre estos ámbitos y hacerles conscientes que como cantaba Manuel Gerena “soldado, (…) el pueblo no es tu enemigo”. En mucho procesos revolucionarios, los soldados se han negado a disparar contra la población y se han pasado a su bando. Esto sucede principalmente cuando el avance revolucionario es incontenible y los soldados le pierden el miedo a sus oficiales. Este punto, no fue bien trabajado por la Unidad Popular.

Por último, ya en cuarto lugar, es necesario ir desmantelando la máquina estatal burguesa. Sustitución del ejército por milicias obreras, del parlamentarismo burgués clásico por el obrero, de la ley electoral, reconstitución de las fuerzas de seguridad del Estado, etc. De lo contrario siempre existirá la posibilidad de un golpe de Estado contra el gobierno. La Unidad Popular esto no lo trató. Al ganar las elecciones sin mayoría absoluta, para lograr la investidura, Allende tuvo que pactar con la Democracia Cristiana no tocar estas instituciones. Así se vio atado en este aspecto. Tal vez, cuando en el transcurso de los años 71 y 72 se comprobó que la base social de gobierno iba incrementándose debió convocar nuevas elecciones y arriesgarse, porque hubiese tenido oportunidad de conseguir mayoría absoluta y verse librado de esa traba, traba que si se la saltaba hubiese podido legitimar el alzamiento militar por “extralimitarse” (en opinión de la oposición) en sus funciones legales.

Así finalizó un nuevo acto en Er Llano, lugar de reflexión política y ciudadana, siempre abierto al conjunto de la ciudadanía y a todas las personas de buena voluntad ,-algo que nunca nos cansaremos de repetir-, con el fin de tratar los problemas sociales y políticos que como ciudadanos, obreros, trabajadores, mujeres o inmigrantes nos puedan afectar.

 

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