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Estado español :: 26/09/2007

Deslocalizar la miseria

El Percal
Baja calidad de la producción, paro en el país de origen y explotación en el país de destino, desiertos industriales que se rellenan de chalets para consumidores con alto poder adquisitivo

“El fenómeno de las deslocalizaciones tuvo más incidencia entre el 2000 y el 2005, años en los que casi medio centenar de empresas nacionales y extranjeras cerraron sus plantas en España para instalarlas en otros países, lo que destruyó cerca de 25.000 empleos” (Periódico La Verdad, 6 de agosto de 2007)

Empezaríamos por la definición aséptica:

Se llama deslocalización al proceso por el que algunas empresas, generalmente multinacionales, trasladan sus centros de trabajo y/o sus capitales en países desarrollados a países con menores costes para ellos, generalmente del Tercer Mundo. La deslocalización es una consecuencia natural de la libertad de movimiento de mercancías y capitales y es uno más de los problemas que acarrea la globalización de la economía que se traduce en una expansión contra todo a nivel mundial. Esta puede presentarse básicamente de dos formas:

Internalizada: La producción está en manos de una empresa filial de otro país; se trata de una "deslocalización intraempresarial" que también se denomina cautiva. Así, pues, se crearían filiales de la empresa propia en el extranjero.

Externalizada: La producción se subcontrata a otra empresa extranjera; se denomina "deslocalización subcontratada". Es decir, se trata de la subcontratación de un servicio a otra empresa o proveedor.

Los efectos inmediatos de una deslocalización se resumen en dos situaciones: Que las empresas cierren completamente sus plantas productivas en el país originario (y más desarrollado) o que las reduzcan a un nivel meramente representativo. En ambos casos el problema social más visible es el desempleo generado en el país de origen por el cierre de planta o reducción de la mano de obra. Pero es tan solo el más notable. Examinando las principales causas de la deslocalización podremos hacer un listado más completo; hemos resumido en tres las causas por las que una empresa puede tomar la decisión de trasladar sus plantas a otro país, rechazando de la lista la falta de rentabilidad en el país de origen, al entender que una empresa que tiene capital para poder afrontar un traslado con despidos incluidos no se halla precisamente en bancarrota, así pues las causas de este proceso son la búsqueda de mayores beneficios en función de:

-Menor coste de la mano de obra; legislaciones menos estrictas con la protección del medio ambiente y la lucha contra la contaminación, inutilización de tierras, etc.; condiciones de trabajo más flexibles, que permitan menos seguridad en el trabajo, mayor jornada laboral, etc.

A estas causas, Blanca Sánchez Robles, socióloga de la universidad de Cantabria, añade las de estabilidad política en el país de origen y de destino y una menor carga impositiva (menos impuestos, vamos), estas últimas podrían no perjudicar a nadie en un momento dado, pero tras examinar las anteriores, las conclusiones sobre sus efectos son claras:

-Aumento del paro en el país de origen; creación de empleo de baja calidad en el país de destino; contaminación y destrucción del medio ambiente, al carecer el país de destino de controles ambientales o de sensibilidad para evaluar los daños apropiadamente, lo que puede causar sequías, desertización, etc; "efecto dominó" en la competencia: para poder competir con la empresa deslocalizada, su competencia debe imitar sus métodos y reducción de la calidad del producto final, al ser realizado por personal en peores condiciones laborales, a lo que hay que sumar la peor calidad de materiales que ya se practica con el fin de ahorrar en costes.

La economía de tiranía

“Delphi protagoniza la última huida de una multinacional, con 1.549 despidos” (Periódico La Verdad, 6 de Agosto de 2007)

Cuando la producción no esta destinada a cubrir unas necesidades reales y concretas de la población (productora y consumidora al mismo tiempo) sino a sacar de ella el máximo beneficio posible con la intención de acumular y poder reproducirse, no hay que extrañarse de que sus efectos negativos puedan llegar a repercutir en la propia población (Productores y consumidores). La honda expansiva que deviene de la espiral: máximo beneficio-mayor producción-máximo beneficio, necesita cada vez de más mercados, más consumidores, menos costes y más terrenos que dilapidar. Esta expansión continua y contra toda naturaleza es una característica (y no un defecto como se tiende a pensar) del sistema de producción capitalista que, cuando se ha visto empujado a una crisis, que venia de la limitación por las fronteras, no ha dudado en variar su estrategia y conquistar todos los aspectos de la vida y todos los rincones de la geografía.

Las mercancías son el resultado de una separación de los productores de sus productos, que observa su mayor distancia con el fenómeno de la deslocalización, donde toda la producción se traslada a países donde su consumo será muy limitado y solo regresa al país de origen del capital para ser consumida y, en peor de los casos, para ser almacenada hasta llegar a su país de destino-consumo. La deshumanización del proceso productivo, que otorga a los beneficios económicos obtenidos de la mercancía mayor importancia que a las condiciones de vida de los productores-consumidores, es la consecuencia de la tiranía de la economía capitalista, que siempre actuará en contra de la mayoría y muy especialmente en contra de los consumidores-productores, de los proletarixs. Baja calidad de la producción, paro en el país de origen y explotación en el país de destino, desiertos industriales que se rellenan de chalets para consumidores con alto poder adquisitivo que son tratados como receptores de sus productos, como cerdos para el engorde, en el país de origen y degradación de zonas naturales, destrucción del medio ambiente en el de destino. La economía de tiranía no entiende de la vida.

Para acercar el caso, y sólo de pasada esta vez, mencionaremos el fuerte proceso de deslocalización que se esta llevando a cabo en todo el tejido productivo e industrial de la zona de Alicante, donde el pasado 25 de Julio, de un plumazo y en tan solo dos semanas, se limpiaron a 60 personas de cadenas de montaje y producción de la empresa siderometalúrgica JOFEL. Con el visto bueno del sindicato CC.OO, que tan sólo convocó una asamblea para informar a los currantes/as de lo bien hechas que tenía las cuentas la empresa y lo rotundamente invariable que se presentaba el proceso de cierre, actuando así de colchón a las decisiones de sus amos. Nos queda la duda de si movieron el rabo a priori o a posteriori. Los trabajadores/as que quedan, en la sección de textil, tienen sus días contados hasta diciembre de este año. Después de esta fecha las instalaciones quedarán relegadas a funciones de almacenaje.

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