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Estado español :: 30/08/2019

El brote de listeria: entre la desvergüenza y la ignorancia

Izquierda Castellana
Aquí tenemos otro gran ejemplo de los “grandes beneficios” de las externalizaciones y privatizaciones. Obviamente los ricos no van a consumir estos productos

El viernes 16 de agosto Salud Pública de la Comunidad Autónoma de Andalucía notificó al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social un brote de toxiinfección alimentaria por Listeria monocytogenes en su Comunidad Autónoma asociado al consumo de carne mechada industrial de la marca La Mechá elaborada por la empresa Magrudis S.L. La asociación entre el producto implicado y el brote se produjo el 14 de agosto tras los resultados positivos para listeria en los análisis realizados en la Comunidad Autónoma en varios productos elaborados de carne mechada correspondientes a diferentes lotes y que habían consumido la mayor parte de los casos identificados”

Estamos asistiendo a un nuevo reality show, en vivo y en directo, con la imprescindible colaboración de las autoridades políticas, sanitarias, los medios de comunicación y “algunos expertos”. Es simplemente de auténtica vergüenza ver cómo de nuevo se banaliza un tema de tremenda gravedad actual, y aún más potencial, como es el de las enfermedades infecciosas tradicionales, emergentes o reemergentes, encuadrándolas en el debate PSOE-PP, que parece que sirve para cualquier cosa. La estupidez se impone por todos los medios al alcance del poder porque obviamente es el estado más útil para reproducir la dominación del Sistema vigente.

En este editorial vamos a abordar muy sintéticamente qué es la listeriosis, así como algunos aspectos del brote epidémico que estamos sufriendo de esa geozoonosis y las conclusiones que se deberían obtener de esta experiencia, cosa que obviamente no va a ocurrir, pues no tienen ninguna intención en ello y una de las expresiones de esto es que ningún medio ni experto, al menos hasta ahora, ha entrado a valorar los aspectos principales de este brote.

La Listeria Monocytogenes es una bacteria que tiene una presencia universal, excepto en el Ártico; tiene una especial afinidad por los climas templados, no por los tropicales. Los límites de temperatura para su desarrollo son entre los 3 y los 42ºC, siendo la ideal entre los 30 y los 37ºC. La vía de entrada principal es la digestiva, aunque hay otras como la aérea, percutánea y, de gran importancia, la transplacentaria y transamniótica. Es una enfermedad endemo-epidémica, por eso aparecen de forma regular casos esporádicos y, en determinadas circunstancias, brotes epidémicos. Que estén documentados no ha habido en el mundo occidental en las últimas décadas un brote de extensión similar al que padecemos, con dos centenares de casos al menos, tres fallecidos y dos abortos inducidos por la enfermedad. Los brotes mayores documentados están por debajo del centenar de casos y relacionados con el consumo de derivados lácteos, como los que ocurrieron fundamentalmente en los EEUU. El brote de la actual epidemia de listeria, con epicentro en Sevilla, tiene una característica que le da especial gravedad: se ha transmitido a través de un alimento sólido, la carne, que muy probablemente no estaba previamente contaminada, sino que esta contaminación se adquirió precisamente en el proceso de elaboración industrial del producto. Lo habitual en otros brotes, los relacionados con derivados de productos lácteos, es que la contaminación sea anterior a la producción industrial para su comercialización.

Todos los datos, como decíamos, parecen indicar que la contaminación por listeria se produce en la propia fábrica, lo cual es de traca. Pero hay un contexto normativo que, de no modificarse, facilita que la historia se pueda repetir en cualquier momento. Es probable que el gerente de la empresa sea un impresentable, pero eso desgraciadamente es algo harto frecuente en nuestro país. La calidad y garantía de los productos alimentarios de producción industrial, y en general, no puede estar depositada en la “bondad” de los gerentes de ese sector de la producción, sino en una normativa de inspección pública, segura y eficaz. Ahí es donde está el meollo de la cuestión. La normativa actual permite externalizar (privatizar) los controles, si la empresa en cuestión así lo solicita, tal es el caso en la empresa Magrudis S.L. Esa normativa está acordada mano a mano entre el PP-PSOE o PSOE-PP, como se prefiera. Ese juego circense sobre si la responsabilidad está en el Ayuntamiento de Sevilla (PSOE) por retrasar dos días las conclusiones, o en la Junta de Andalucía (Trifachito), que por cierto es la que tiene las competencias principales en la materia, es un juego de artificio que solo sirve para ocultar la esencia del problema: el desmantelamiento/privatización del Sistema de Salud Público, en paralelo al mismo proceso de privatización del sistema sanitario en su globalidad.

No es difícil de comprender que una pequeña o gran empresa privada de servicios de “control de higiene y calidad en la producción de alimentos” no va a morder la mano de los que les dan de comer. Aquí tenemos otro gran ejemplo de los “grandes beneficios” de las externalizaciones y privatizaciones. Obviamente los ricos no van a consumir estos productos, para ellos están el solomillo o los chuletones, por lo cuál estas menudencias no les quitan el sueño.

La otra cuestión de gran importancia en el brote, ya veremos hasta dónde alcanza, es el de las marcas blancas. El fondo de esta cuestión también está en que la normativa lo permite; y eso es lo que hay que zanjar. Las marcas blancas, siempre de peor calidad, están concebidas también para la gente con menos recursos, pero eso sí, sin perder de vista los beneficios empresariales. Como vemos, el componente de clase social, tal como ocurrió con el envenenamiento de la colza, está presente en estos fraudes alimentarios.

Hay una reflexión muy necesaria que hacer sobre la importancia de las enfermedades infecciosas en el contexto socioeconómico y ecológico actual, cosa que haremos en el futuro; y cómo esto no puede afrontarse con aplicaciones telefónicas ni con tecnología 5G, aunque llegado el momento puedan tener su utilidad. Tampoco difícilmente se podrán afrontar en el marco del sistema neoliberal e imperialista. Solo con el conocimiento y la conciencia podremos afrontar esos retos. Para ello el esfuerzo y el compromiso es absolutamente imprescindible.

 

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