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Estado español :: 06/03/2010

El ecologismo taurino de la Infanta Elena

Julio Ortega Fraile
Ante las declaraciones ofrecidas por la primogénita de Don Juan Carlos de Borbón en un medio taurino con motivo de la ILP por la abolición en Cataluña.

La UNESCO, en 1980, se pronunció respecto a las corridas de toros en los siguientes términos: "La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura".

En Enero de 2005, la Infanta Elena, afirmaba durante la inauguración de un Foro sobre Energía, Cambio Climático y Desarrollo Sostenible que : "Pocas iniciativas, tan sugestivas y notables como ésta, han obtenido tan amplio apoyo por parte de las instituciones y el conjunto de la sociedad civil. Desde aquí se ha trabajado especialmente a favor de la Carta de la Tierra como marco ético del Desarrollo Sostenible, aprobada en la Asamblea General de la UNESCO". Todo un reconocimiento a este Organismo y a sus postulados.

Un prestigioso medio taurino nos traslada ahora y con motivo de la ILP por la abolición en Cataluña, las declaraciones ofrecidas por la primogénita de Don Juan Carlos de Borbón, de quien ha heredado, al igual que el Príncipe Felipe, su gusto por la lidia y por las cacerías, en contraposición al rechazo que suscita en Doña Sofía y en la Infanta Cristina: "La Infanta Elena da el apoyo de la Casa Real - ¿de todos ellos? - frente a los ataques y la amenaza catalana" – reparen en lo de “amenaza” - cuando coincidiendo con su asistencia a la Corrida de Toros de Vistalegre, ha expresado que: "Los toros forman parte de nuestra cultura, es nuestra cultura. Me gusta venir siempre que puedo y estoy encantada, hay que apoyar lo que es nuestro".

A ver, admito que a mí me da lo mismo que la sangre sea azul o roja, como la del toro y la de los plebeyos, que yo no coincido con el Portavoz del Episcopado Juan Antonio Martínez Camino, en que el Rey sea único y diferente, pues tal planteamiento se me antoja tan incomprensible como el "uno y trino", sólo que en el caso del Monarca es una cuestión mundana, no dependiente de la fe, y nos retrotrae a la divinización de la Corona, un remedo del despotismo, sin ilustrar, que algunos, no sé si ingenuamente, ya creíamos superado.

Si ciertos miembros de la Casa Real pronuncian ayer un discurso ecologista y hoy afirman que la tauromaquia es sana e imprescindible poco estupor me causa, perdí la capacidad de asombro con aquellos que se fueron a cazar osos a Rusia, no sé si anegados en alcohol o no, pero ya que en este País todavía asumen unos cuantos eso de que el poder confiere autoridad moral más allá de cualquier análisis, en otra palabras, que aquí y ahora servilismo y vasallaje siguen vigentes, no puedo menos que sentirme asustado al pensar que en 2010, acáso disfrute de supremacía en un Parlamento la posición de los Feuillants frente a la de los Cordeliers cuando estamos hablando de defender posturas absolutistas. Porque violencia y absolutismo van unidos. Y la tauromaquia, se reconozca o no, es violencia gratuita e injustificable sobre seres indefensos.

 

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