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Pensamiento :: 15/06/2008

Fundamentos, actitudes y comportamientos de una organización criminal: La Iglesia católica

Julio Reyero
Hablar del pasado y el presente de la Iglesia católica (y en general de la mayoría de las religiones) es hablar de la mentira y el crimen. Y ambas cosas están estrechamente ligadas porque las páginas de su historia están llenas de engaños y falsificaciones elaborados para encubrir o maquillar sus robos, violaciones, y asesinatos.

Desde que su alianza con el Imperio romano se hizo efectiva, emplearon todos los medios a su alcance para elaborar una jerarquía con doctrina única y reprimir cualquier disidencia, para lo que se sirvieron del terror psicológico y físico a lo largo de su devenir histórico. No cuesta mucho trabajo acordarse de las Cruzadas, la Inquisición o las guerras que alentaron los Papas en todo el mundo. Pero muchos se preguntan, ¿eso no pertenece a otra época? ¿No se centra hoy su actividad en el campo asistencial fundamentalmente? ¿No es su doctrina una fuente de valores en un mundo consumista e individualista, aunque tenga algún toque "rancio" de vez en cuando? Salvo para los cegados por la fe, son múltiples los ejemplos que muestran su participación en genocidios recientes, sus estafas a los sectores sociales más indefensos y su participación en los mercados especulativos más bochornosos.

Evidentemente el Vaticano no impulsa una sociedad capitalista a pesar de esa participación, y de ahí que de vez en cuando se oiga a su acólitos incluso clamar contra las multinacionales. El problema es que su organización es bastante más antigua y más peligrosa. Es la única teocracia machista consentida en el corazón de Europa. Un régimen que trata de controlar los actos y los pensamientos de todos los seres humanos pues su vocación es la de verdad universal (católica) revelada.

Este régimen camaleónico ha sido imperialista en la época colonial, feudalista en las monarquías absolutas, capitalista hasta nuestros días sin olvidarnos de sus etapas fascista y nazionalsocialista, siempre por asociación interesada, nunca como esencia (más bien la esencia del fascismo se puede decir que es católica). Incluso cuando ha necesitado reconducir la rabia de las clases sociales más bajas ha consentido en su seno engendros como el oxímoron "teología de la liberación", ha creado sindicatos y asociaciones obreras "fantasma" para restar fuerza a aquellas verdaderamente revolucionarias, o directamente ha impulsado movimientos fascistas que a través del racismo, la xenofobia o la homofobia han actuado como narcótico peligrosísimo de la conciencia de clase y de humanidad.

Si echamos un vistazo con cierta profundidad a los conflictos internacionales y a los escándalos económicos y sociales recientes, veremos pronto que la sombra de la sotana sigue siendo asombrosamente alargada.

* Artículo extraído del periódico Tierra y Libertad

 

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